Notas de Prensa

De leyes y salchichas

07-02-2014 | El Diario Montañés

Si finalmente España logra continuar su camino en la historia tras haber conjurado la amenaza separatista, quizá se trate de una prueba de la existencia de Dios

Hace algunos años contó José Manuel Otero Novas que durante las negociaciones constitucionales, siendo él ministro de la Presidencia, recibió una llamada del presidente Suárez a las diez de la noche encargándole que estudiara en qué consistían los fueros vascos para poder presentar al día siguiente una redacción de la Disposición adicional primera alternativa a la presentada por el PNV. Con un par de juristas y algunas secreta-rias, investigó a contrarreloj para poder dejar el dictamen sobre la mesa presidencial a las siete de la mañana. Una noche en blanco para contrarrestar un siglo de elaboración ideológica del nacionalismo vasco. A Bismarck se atribuye la frase de que “con las leyes pasa como con las salchichas: es mejor no saber cómo se hacen”.


Hace unos días el ministro del Interior ha explicado que la razón por la que Rajoy y su gobierno han guardado atronador silencio ante la embestida de la Generalidad era que creían que CiU se fragmentaría antes de proponer seriamente la secesión. Pero con el aval del aparentemente moderado y conciliador Durán a la pregunta del referendo, de repente el gobierno español se ha dado cuenta de que los nacionalistas catalanes van en serio. Y por eso nuestros preclaros gobernantes se disponen a presentar batalla ideológica durante los próximos meses. Una vez más, ignorancia, incapacidad e improvisación. ¿De verdad se creen que con unos meses de declaraciones llegadas demasiado tarde van a contrarrestar un siglo de elaboración ideológica catalanista y cuatro décadas de adoc-trinamiento totalitario consentido por los propios gobiernos de la nación?


También fue el certero Bismarck quien declaró que “estoy convencido de que Es-paña es la nación más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido”.


Es muy probable que esta vez sí lo consigamos. Y si finalmente España logra con-tinuar su camino en la historia tras haber conjurado la amenaza separatista, quizá se trate de una prueba de la existencia de Dios que le hubiera resultado muy útil a santo Tomás de Aquino.
 

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