Notas de Prensa

Eudald Carbonell, el Homo Ridiculensis

12-08-2010 | C's

No me extraña el ridículo que ha hecho recientemente Eudald Carbonell en televisión, confundiendo el grafitti de unos niños con los restos de un histórico grabado brigadista internacional

 

La semana pasada me reí con las desventuras de Joan Puig, el ex-diputado de ERC que suplantó la personalidad de alguien del PP en la consulta de la Diagonal barcelonesa. Esta semana las risas vienen de la mano del paleontólogo independentista Eudald Carbonell, cuyo equipo a sueldo del CSIC (Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España) halló los restos del Homo Antecessor en Atapuerca.
 
Carbonell, pese a trabajar en excavaciones financiadas con dinero público (incluido el que aportan los contribuyentes madrileños), en una entrevista que concedió a finales del año pasado al diario El Mundo utilizaba el concepto "interdependencia continental" y lo utilizaba para defender su apoyo a las consultas ilegales independentistas. Es decir, según su teoría, primero hay que desmembrar el país, o sea España, para en un futuro volver a unirlo, no sólo entre sí, sino con el resto de países europeos. Como no lograba entender el razonamiento de este "ilustre" científico decidí consultar a otro historiador y antropólogo, no fuese que la razón de mi falta de entendimiento fuese provocada por mi ignorancia en estas materias, y la contestación a mi consulta fue la que yo imaginé desde un principio: No sé, es un galimatías, una parida como otra cualquiera para hacerse el interesante. Eudald siempre ha sido un cantamañanas con afán de notoriedad. Es la versión paleontológica de los famosillos de prensa rosa.
 
En aquella entrevista, el profesor que acudía a la universidad con salakov, chaleco de bolsillos y pantalón corto de explorador, se erigía portavoz del pueblo catalán y osaba afirmar que los catalanes queremos un referéndum vinculante, no queremos ser tutelados, queremos la voluntad popular expresada. Este es el camino hacia la interdependencia continental. ¡Agüita nen! que dirían en mi barrio. Es como si se hubiese mimetizado con aquellos restos de especímenes anteriores al Homo Sapiens que descubrió, habiendo reducido su capacidad cognitiva. 
 
Reconozco que por frikazo me resultó muy curioso el personaje e indagué en su trayectoria como profesor de prehistoria. Cuentan algunos de sus alumnos que durante el tiempo que lo tuvieron como profesor ni se dignó a pisar el aula, enviando a un lacayo a impartir clase en su lugar durante todo el curso. Lo primero que les dijeron es que a ellos (al lacayo y a él) eso de la prehistoria no les iba (y yo me pregunto: entonces ¿para qué daban clases de ella?), que ellos darían clase sobre evolución humana. Era una asignatura de primero y tenía mucho prestigio, acababan de concederle el Premio Príncipe de Asturias y la verdad es que teníamos bastante ilusión, pero no tardaron no ya en decepcionarnos, sino en resultarnos aborrecibles. Durante todo el primer semestre se dedicaron a debatir la idea de infinito de los Presocráticos. Algo grotesco. Encima los debates eran de un nivel vergonzosamente bajo. Resultaron ser unas clases para desconectar, un verdadero coñazo vacío y pretencioso. El neolítico se lo ventilaron en menos de una clase con un desprecio enorme, me contaba un ex-alumno. Para acabar de rematar el surrealismo de la asignatura, el trabajo de curso, recordemos que era Prehistoria (o, ya puestos, evolución humana), se centró en una investigación sobre... ¡el reciclaje! justificándose en que era para que los alumnos aplicaran el método científico y tal... es decir, la típica parida para parecer muy modernos y originales, pero muy impropia de una carrera universitaria. Luego, las prácticas pretendían que fueran a lo mayéutico, es decir el método socrático, preguntándonos nuestra opinión, sobre ¡tecnología lítica! Huelga decir que la mayéutica sólo tiene sentido con cuestiones morales y paridas del estilo. Recuerdo que los alumnos nos revelamos y tácitamente decidimos no responder a las preguntas estúpidas del estilo "Para vosotros ¿cómo se tiene que hacer una lasca?". Creo que no he visto nunca en mi vida una pandilla de memos pretenciosos de ese calibre.- Con lo bonito que hubiese sido que nos llevaran a un yacimiento... pero claro, era más cómodo y fácil perder una hora en la azotea de la facultad haciendo ver q partíamos las piedras del terrado... He de reconocer que aquellas clases de prehistoria fueron un factor importantísimo en la desmoralización que experimenté con la carrera. ¡Con la ilusión con la que me matriculé! 
 
Después de este sorprendente relato pedagógico no me extraña el ridículo que ha hecho recientemente Eudald Carbonell en televisión, confundiendo el grafitti de unos niños con los restos de un histórico grabado brigadista internacional. Resulta que el pasado junio, el programa Sota Terra de TV3 se desplazó a Corbera de Ebro para rastrear los vestigios de la famosa Batalla del Ebro. En el programa, el propio Carbonell se atreve a afirmar que es su equipo quien encuentra la cueva y los restos de un grabado que reza: Owen y Yannik. Incluso dice que es de un brigadista internacional que luchó por la democracia. Tras este hallazgo el programa de televisión pone en marcha su mecanismo de investigación, todo muy científico, y encuentra a un tal Owen que estuvo luchando en la batalla del Ebro. No contentos con ello, traen a su hijo desde América para enseñarle el grabado que supuestamente hizo su padre.
 
Pues bien, después de todo este dramón que montaron los de la tele, esta semana ha aparecido Daniel Tallón, el dueño de los terrenos donde se halla la cueva-refugio, y la historia que cuenta es bien diferente. Resulta que Owen y Yannick son sus sobrinos de 7 y 10 años, hijos de su hermano y una chica de origen dominicano. Los niños grabaron sus nombres hace pocos años ya que la cueva la limpió la familia Tallón, y no el programa Sota Terra, tal y como afirmaba Eudald Carbonell. Además, Tallón les ha denunciado por excavar y filmar en sus tierras sin permiso. No deja de ser curioso que TV3 todavía no ha dicho ni pío al respecto.
 
Y es que en esta vida, como dice mi abuela, no se puede ser un caradura, porque aunque seas un caradura con mucha suerte, esta última al final siempre se acaba.
 
Noemí de la Calle, coordinadora de la Agrupación de C's en Hospitalet de Llobregat

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