Notas de Prensa

Francesc de Carreras: 'Ni gobierno, ni oposición'

05-09-2009 | La Vanguardia

Dicen los expertos que en España la economía no repunta, que es la excepción europea al incipiente optimismo general. Y la política va mal: ni funciona el Gobierno, ni funciona la oposición.

 

Dicen que la economía va a mejor, aunque no hay que fiarse. Hace un año, cuando se hundió el Lehman Brothers, parecía que ya habíamos traspasado todos los límites y pronto estaríamos abocados a la más grande de las miserias. “¡Peor que en el 29!”, era la frase más socorrida. Ahora se dice que no había para tanto o que las medidas tomadas han surtido efecto. Creo que fue Keynes quién denominó a la economía “ciencia lúgubre”. Más acertado hubiera sido llamarla “ciencia incierta”. Así nos lo ha parecido durante este año a muchos profanos.

Dicen los expertos que en España la economía no repunta, que es la excepción europea al incipiente optimismo general. Por los datos conocidos, es más que probable. Pero lo seguro es que la política va mal: ni funciona el Gobierno, ni funciona la oposición. Esta es la sensación generalizada, acentuada en estos meses de verano, y basada en sólidas razones. El futuro se contempla, pues, bloqueado, sin salida a corto y medio plazo. Lo que ocupa a los partidos políticos no es lo que preocupa a los ciudadanos ni responde al interés general. A los ciudadanos les preocupa la economía, el paro, la crisis. A los partidos, sólo les preocupa conservar el poder o alcanzarlo. En definitiva, ganar las próximas elecciones. Que previsiblemente se celebrarán ¡el año 2012! Imposible esperar tanto.

El Gobierno sólo genera desconfianza y confusión. Lo muestran las encuestas y se hace palpable en las noticias de cada día. La política económica está dictada por los pequeños partidos parlamentarios cuyos votos necesita el Gobierno para seguir en el poder. No hay plan alguno para encarrilar la maltrecha economía española. Un día se les ocurre una medida, al día siguiente se rectifica, la ministra de Economía se contradice con el ministro de Trabajo, al final acaba decidiendo el portavoz parlamentario que es quien hace el recuento de votos para tirar adelante. Ningún proyecto claro, coherente, argumentado, técnicamente fiable. Sólo medidas aisladas que generan más gasto, más déficit, más deuda, que algún día habrá que pagar.

Tampoco el primer partido de la oposición propone soluciones: se limita a descalificar las medidas del Gobierno. Lo único visible en  el PP son sus feroces e inacabables luchas internas y un perceptible aroma de corrupción. ¿Hay alguien que mande ahí? En lugar de ofrecer un programa en positivo sólo se les ha ocurrido este verano acusar al Gobierno de graves delitos sin prueba alguna. Un partido así no es creíble y si lo que espera es que el Gobierno caerá como fruta madura se puede quedar en su puerta sin ver pasar al cadáver del adversario. El PSOE tiene más posibles aliados parlamentarios que el PP y, al fin y al cabo, Zapatero es más joven, guapo y simpático que Rajoy, razones nada desdeñables ya que inclinan el voto de muchos electores.

Francesc de Carreras Serra, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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