01-10-2009 | La Razón

El futuro de la España que ha dejado de construir y la gran aportación de nuestro paso por la cumbre europlanetaria va a ser el apartamento ecológico. A Beatriz Corredor se le ve muy ilusionada.

 

Confieso que me enternece el caso de la ministra Beatriz Corredor intentando buscar en Europa el estrellato que no encuentra en España y dando noticias tan rimbombantes como que «la rehabilitación de casas antiguas en domicilios ecológicos será la gran prioridad de la Presidencia española de la Unión Europea». Y es que a quién se le puede ocurrir sino a un sádico darle a esa buena mujer una cartera literalmente vacía como la de Vivienda en un momento en el que los pisos de protección oficial son ya una materia transferida a las comunidades autónomas y en el que a la crisis económica mundial se añade la específicamente nacional de la caída del ladrillo. Hasta ahora le hemos estado dando mucha canchita a Bibiana y a su Departamento inservible de nombre utópico, pero si hay un monumento oficial a la oquedad, un ministerio-basura, es el de la Vivienda. Desde que tomó posesión de su cargo, o sea desde hace un año y medio, Beatriz Corredor no había conseguido un solo titular de prensa. No había logrado chupar cámara ni para hablar siquiera de la crisis en el sector de la construcción. Y ahora a uno le conmueve verla metida en esa hiperactividad mediática que no se sabe muy bien hacia qué conduce; verla asomar la cabecita con esa oportunidad que la mujer ha visto en Estrasburgo para poner en marcha un plan de lanzamiento de eco-edificios en un tiempo en el que nadie compra ni vende un azulejo. A Beatriz Corredor se le ve una ilusión de quinceañera enamorada estos días con su idea bendita de aumentar la oferta en un sector donde no hay demanda. A Beatriz se le ve feliz y eso es lo que importa. Yo es que creo que después de un año y medio contando esos carteles de «se vende» de los que están pobladas todas las calles de España, ésta pobre se ilusiona con dos de pipas.

 La verdad es que no se entiende que en una época de recesión en la que el Gobierno tanto insiste en esa cantinela del «cambio de modelo productivo» se cierren ministerios como el de Agricultura, o sea de algo que producimos, ni tampoco que, a cambio, se inventen ministerios-kleenex (el de Igualdad, el de Innovación…) en vez de cerrarse los que han perdido su sentido gracias a la descentralización autonómica y al momento económico. Corbacho se queja de que no tiene trabajo en el de Trabajo y el que ahora le ha caído en suerte a la pobre Corredor ya corría la misma suerte en tiempos de la Apretujillo, que se empeñaba en dignificar la infravivienda cuando en España había un millón de pisos vacíos a la venta. Por cierto, ¿qué se hizo de aquellos habitáculos de quince metros que eran la encarnación del paraíso socialista en la Tierra? ¿Se están ahora vendiendo a euro con la crisis? Beatriz Corredor parece más lista y, después de un año y medio de silencio sepulcral, se le hace la boca agua de pensar que alguien la escucha. Beatriz no para, va y viene, juega a las casitas y se entrevista con los comisarios europeos Andris Piebalgs y Pawel Samecki para hablarles de energías renovables y de la luz solar. El futuro de la España que ha dejado de construir y la gran aportación de nuestro paso por la cumbre europlanetaria va a ser el apartamento ecológico. Yo creo que hay que comprenderla. Aunque sea laicista, también es de Dios. Está aprovechando su tirón mediático.