Notas de Prensa

Koldo Blanco: 'Cuestión de autoestima'

11-04-2009 | C's

La autoestima no depende de la conservación indiscriminada de todo resto del pasado, por muy poco compatible que sea con las necesidades presentes. La ciudad es, o debería ser, un lugar habitable.

 

Conservar los restos del pasado refuerza la identidad y la autoestima de la gente; es lo que vino a decir Itziar González, regidora del distrito histórico Ciutat Vella de Barcelona, durante la audiencia del pasado 7 de abril. Como toda verdad a medias, esta afirmación es falsa. Y si no que se lo pregunten a los vecinos de la plaza de la Villa de Madrid, cuya autoestima debe estar por los suelos tras la nefasta intervención del Ayuntamiento que ha convertido la plaza en un agujero intransitable donde se amontonan los restos de tumbas romanas de nulo valor artístico y cuya visualización por su interés histórico (la necrópolis de Barcino) tiene mejores soluciones. Este lugar, que podría ser un espacio urbano modélico por sus dimensiones y el diseño de sus edificios, se ha convertido en un nuevo enclave nocturno de prostitución y vanta de drogas. Y es que la autoestima no depende de la conservación indiscriminada de todo resto del pasado, por muy poco compatible que sea con las necesidades presentes. La ciudad es, o debería ser sobre todo, un lugar habitable. Lo que contribuye a elevar el aprecio de la gente por su ciudad es que los servicios de la urbe funcionen y que los espacios públicos sean cómodos, limpios, amables y seguros.

Sin duda, el de la seguridad es el problema que más preocupa a los vecinos del centro histórico. C’s pidió a los concejales de distrito vigilancia permanente en determinados lugares en los que se producen habitualmente robos y agresiones. Otros participantes insistieron en el mismo tema. La respuesta de la regidora fue que el Ayuntamiento se ocuparía de ello, “como hace habitualmente”. Lo que quiere decir, desde luego, que no habrá vigilancia permanente, ni voluntad política de poner fin al grave problema de la inseguridad en las calles.

La insensibilidad municipal en el tema de la seguridad es manifiesta y ha llegado a extremos ridículos. Recientemente, vecinos de la calle de Plegamans instalaron cámaras de vigilancia falsas para disuadir a las bandas de delincuentes. Pues bien, el Ayuntamiento no sólo ha renunciado a defender los derechos de estos ciudadanos, sino que los sancionó con una multa de 6.000 euros por afear el paisaje urbano con las pequeñas cámaras. No resulta fácil estimar una ciudad que se preocupa más de las piedras que de las personas.

Pero la falta de control no se limita al tema de la seguridad. Ocurre también en relación a las molestias ocasionadas por las obras, las actividades irregulares de locales públicos y los alquileres turísticos. En Barcelona, unas obras pueden durar meses incumpliendo normativas sobre ruidos y hay locales que llevan años funcionando sin licencia, aunque su actividad ocasione molestias a los residentes. En general, las Ordenanzas Municipales no se respetan porque el Ayuntamiento no cumple con sus obligaciones de inspección y control. Y cuando trata de hacerlo, a menudo comete desatinos como en el caso de Plegamans.

Lo más extraño es que ni siquiera los partidos de la oposición reclamen al gobierno municipal que actúe con contundencia. Ello también fue puesto de relieve por una ciudadana que intervino en la audiencia. El silencio de los partidos los hace cómplices y deja a los ciudadanos indefensos ante la inactividad de la Administración.

Una última cuestión que C’s planteó a los regidores en la audiencia del distrito fue la retirada de la placa de homenaje a un terrorista de la calle del Peu de la Creu. Esta pregunta no fue contestada, por lo que volveremos a plantearla hasta que se nos dé una respuesta satisfactoria, que no puede ser otra que la retirada de una inscripción que hace apología del terrorismo y ofende a todos los ciudadanos. Si de verdad preocupa al Ayuntamiento su autoestima, debería comenzar por retirar esta placa.

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