Notas de Prensa

Las cuitas del Presidente

01-12-2014 | La Voz Libre

El desafío está servido y de nada sirve mirar para otro lado o esperar a que la tormenta amaine

España se enfrenta al mayor desafío institucional y democrático desde el 23 de febrero de 1981. Tras casi 36 años de vigencia de la Constitución que nos devolvió la libertad, en una de las comunidades autónomas en que mejor se recibió el vigente ordenamiento democrático se levanta la voz populista y mesiánica de la oligarquía. Una voz que pretende ser hegemónica y que aspira a romper, unilateralmente, el estado social y democrático de Derecho que nos hemos dado y que es de todos. Una oligarquía dominante que ha utilizado las ventajas de la descentralización política y administrativa para tejer una densa red clientelar y que ha institucionalizado la corrupción, oculta bajo cualquier alfombra que los agentes policiales, los fiscales o los jueces quieran o puedan levantar.

El desafío está servido y de nada sirve mirar para otro lado o esperar a que la tormenta amaine. La oligarquía catalana dominante, la que pisa alfombra roja de forma cotidiana, ha decidido que es el momento de romper nuestro ordenamiento constitucional y de acabar con la soberanía nacional, forzándola y fraccionándola a su antojo conforme a su interés particular. Amparándose en el poder que le otorgan las leyes democráticas vigentes caminan la senda de la sedición, despreciando las leyes y erosionando los pilares de la democracia. De forma burda y torticera, proclaman la supuesta preeminencia de la "voluntad popular" que autoproclaman mayoritaria para inocular en el subconsciente colectivo de sus prosélitos un concepto aclamativo de democracia, que están dispuestos a reforzar vehiculándola en una "lista única". En nombre del concepto más corrupto y falso de la democracia, pretenden blindar su continuidad en el poder y forzar la ruptura unilateral de un estado que es miembro de una de las organizaciones de mayor calidad democrática del mundo.

Porque esa es la triste realidad de lo que está pasando en Cataluña. El máximo representante ordinario del Estado -social y democrático de Derecho- en Cataluña, utiliza un concepto farsario y perverso de la democracia proclamando mayorías inexistentes y excluyentes para atacar los pilares de la verdadera democracia. La que otorga la representación en las instituciones democráticas de la voluntad popular, expresada en las urnas de conformidad con las leyes. Artur Mas y cuantos le dan incondicional apoyo pervierten la democracia con un posicionamiento populista y antidemocrático. Lo hacen planteando la falsa dicotomía entre legitimidad democrática, la que definen como ejercer el voto aunque sea en las condiciones bananeras planteadas para el 9N, frente a la legitimidad legal, negando un hecho fundamental e incontestable: la legalidad vigente en España tiene una profunda base democrática, homologable a cualquier ordenamiento democrático de nuestro entorno.

Mariano Rajoy ha visitado Cataluña tras la representación de la parodia participativa del pasado 9 de noviembre. El yerático presidente ha tardado en reaccionar. Una vez más, lo hace tarde y, como mucho, regular. Reconoce que durante demasiado tiempo se ha explicado mal. Y pierde la primera oportunidad asistiendo a un mitin del Partido Popular Catalán en Barcelona. Viene a ejercer de presidente de su partido aunque debería hacerlo estríctamente como presidente del Gobierno de España. Un gobierno que, bajo su presidencia, ha sido incapaz de enderezar el rumbo errático y populista del gobierno autonómico, con el que ha estado intentando contemporizar durante más de dos años. Siguiendo precisamente la estrategia pactista y de pasteleo que permitió al timonel del viaje a Ítaca aprobar, en minoría, los presupuestos de 2011 y 2012.

Tal vez desde La Moncloa se ven las cosas diferentes. O quizás es que la dirección popular está muy pendiente del resultado de encuestas y sondeos que no les son especialmente gratos. Si es esa la cuestión, es para estar preocupados. Porque quien gobierna en España tiene que anteponer siempre el interés general, la unidad, la fortaleza, la libertad, la justicia, la solidaridad, la igualdad, la pluralidad política y el estado del bienestar, al interés partidista y coyuntural. Esas y no otras debieran ser las cuitas del Presidente.  

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