Notas de Prensa

Papel mojado

23-01-2014 | cugat.cat

La carta de Mas es, en realidad, una acción en clave interna, claramente encaminada a mantener tensionados y enardecidos a sus seguidores, y evitar que pierdan la fe en el proceso.

Cuando Artur Mas escribió la famosa carta a los veintisiete mandatarios europeos estaba pensando en clave interna. Si realmente lo hubiera hecho en clave externa, se hubiera percatado de que estaba haciendo el ridículo. Y, como decía Tarradellas, en política se puede hacer de todo, menos el ridículo.
La famosa carta no está recibiendo la respuesta ansiada por Mas. Barroso ha dicho que es un asunto interno español, y vuelve a recordar que Cataluña quedaría fuera de la UE en caso de independencia. De las grandes potencias europeas, Alemania, Inglaterra y Francia sólo llega silencio. Parece que a los nacionalistas hay que repetirles las cosas varias veces para que se den por enterados. Y, en ocasiones, ni con esas.
 

Por mucho que el secretari de Asuntos Exteriores de la Generalitat, Roger Albinyana, asegure que "algunos países" europeos ya han respondido a la carta, parece poco creíble si no se publican las respuestas. Si tales respuestas hubieran sido positivas para “el procés", las hubieran hecho públicas inmediatamente, y estarían jactándose de su éxito diplomático y de los apoyos y complicidades que suscitan en el extranjero. Mientras, desde Bruselas, la portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde, recuerda que es un asunto interno español y que Cataluña saldría inmediatamente de la UE. Haría bien Mas en dejar de intentar internacionalizar "el conflicto" puesto que sólo consigue perjudicar y ridiculizarnos a todos los catalanes.
 

La carta es, en realidad, una acción en clave interna, claramente encaminada a mantener tensionados y enardecidos a sus seguidores, y evitar que pierdan la fe en el proceso. Como las cadenas humanas y las declaraciones solemnes pero jurídicamente inanes, la cartita es otro brindis al sol que no sirve absolutamente para nada que no sea generar ilusión y entusiasmo infantiles entre los fieles a la causa. Un infantilismo alimentado incesantemente por los voceros del régimen a base de falsedades y medias verdades, como el famoso caso de las mentiras de la sentencia del Tribunal de la Haya sobre Kosovo a la que aludió Pilar Rahola y otros desinformadores profesionales.
 

Estamos llegando al punto crítico en el que el globo independentista comienza a pincharse y perder aire. El PSC recula ahora por miedo a desaparecer del mapa político. Europa deja claro que esta aventura es un asunto estrictamente español y nos deja fuera de la UE en caso de independencia. Ni un referéndum ilegal ni una declaración unilateral de independencia nos pueden llevar a ningún lugar que no sea miseria, aislamiento y autarquía. Los políticos nacionalistas, con Mas a la cabeza, son conscientes del engaño colectivo al que han sometido a sus fieles, y todas sus acciones son ahora una huida hacia adelante para ganar tiempo.
 

El nacionalismo catalán es un delirio colectivo, y necesita de repetidos espejismos y falsedades interesadas para alimentarse y medrar, pero ahora se está llegando a un punto muerto, un callejón sin salida. Una situación que les puede estallar en las manos, que tiene una difícil gestión y solución. Por eso, el más grave problema al que tendrán que enfrentarse Mas y el resto de dirigentes nacionalistas será gestionar la frustración colectiva que se va a generar entre sus parroquianos cuando se den cuenta del engaño masivo al que han sido sometidos por unos políticos cínicos, corruptos y sin escrúpulos
 

Volver