Notas de Prensa

'Sí o sí es sí y sí'

15-03-2013 | Diari de Terrasa

Al President no se le entiende ni en catalán ni en castellano, y lo que es peor, no se aclara ni él mismo

Artur Mas quiere que su Ley de Consultas le permita dar otro pasito hacia Ítaca (léase independencia), sin embargo también ha dicho que a ese puerto quiere llegar desde la legalidad. Al President no se le entiende ni en catalán ni en castellano, y lo que es peor, no se aclara ni él mismo. Su ya famosa expresión de “sí o sí” dice ahora versa sobre la posibilidad de hacer la consulta al pueblo de Cataluña a través de la legalidad española o de la catalana, tras las pasadas elecciones autonómicas ese “sí o sí” aclaraba trataba sobre la posibilidad de la independencia de Cataluña en el marco de la legalidad española o la internacional, y hace ya algún tiempo en sede parlamentaria blandió ese “sí o sí” en tono amenazante y en un contexto que sólo se podía interpretar como que Cataluña sería independiente en forma legal o ilegal.

No hace falta echar mano de Wittgenstein para saber que el contexto es fundamental, pero tan importante es también conocer el lenguaje normativo, para ser President no necesita saber nada de eso aunque por eso no sabe lo que dice, como tampoco sabe de economía como se evidencia por el colapso al que está abocando la administración catalana. Su torpeza nos embauca, nos hace pensar que hay alternativas razonables y democráticas a su pretensión de partir en dos Cataluña cuando la realidad es que lo que quiere es imponer un trágala, obviando los verdaderos problemas de unos ciudadanos que no desean líos identitarios sino saber si van a conservar el empleo, si los sacrificios van a ser indefinidos o si cuando se pongan enfermos seguirán siendo bien atendidos en un hospital público.
 
Que no nos engañe el señor Mas con su falsa conjunción disyuntiva, “sí o sí” no nos plantea ninguna dilema, es una afirmación categórica empleada por un independentista con el objetivo de violentar nuestro sistema democrático, es sin embargo una expresión tan española que en boca de alguien que sigue multando por rotular en castellano no deja de resultar paradójica.

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