Notas de Prensa

Triste balance a mitad de camino

07-07-2013 | C's

Echamos la vista atrás y sin darnos cuenta hemos pasado ya el ecuador de la legislatura municipal

 Sin darnos cuenta, digo, porque el tiempo ha pasado volando. Y más rápido y fugaz nos parece cuando los cambios que hemos visto en nuestra ciudad son apenas perceptibles y, si lo son, lo han sido más bien para mal.

 
Así, si repasamos lo que apuntaba el programa de CIU a principios de 2011 y lo contrastamos con la realidad nos encontramos en que lo que se prometió y lo que se ha hecho se parece, como se suele decir, como un huevo a una castaña.
 
Los barrios periféricos siguen sin tener las infraestructuras prometidas: ni están ni se las espera. Para muestra un botón: el famoso soterramiento de las líneas de alta tensión en Valldoreix, como no podía ser de otra forma, se ha atrasado respecto al compromiso que adquirió el equipo de gobierno de que estaría listo para este agosto. Amplias zonas de La Floresta seguirán, un año más, sin alcantarillado y con caminos sin asfaltar mientras se priorizan inversiones millonarias de peatonalización rechazadas por la mayoría de los vecinos o se invierten en Smart Cities cuyo único fin es el de servir de aparador a las política “moderna” de los convergentes.
 
La gestión municipal de la vivienda protegida, PROMUSA, es cada día más raquítica y más surrealista y no responde a las necesidades actuales de la población solicitante que, una legislatura más, deberá buscar vivienda fuera de nuestro municipio ante unos precios por encima de mercado que priman beneficios económicos sobre el bienestar de sus ciudadanos. Los avances sociales han sido nulos si entendemos por sociales todo aquello que repercute en la totalidad de la sociedad y no en unos pocos elegidos.
 
Seguimos viviendo de prestado; Sant Cugat es estadísticamente uno de los municipios más ricos de España y, sin embargo, figura entre los ayuntamientos más endeudados de la península. La situación, lejos de mejorar y a pesar de los cambios de personal, continúa reproduciendo los errores y carencias de la legislatura anterior. No es suficiente cambiar las fichas, hay que tomar decisiones estructurales y, para eso, es necesario carecer de clientelismo y contar con gente experimentada cuyos méritos vayan más allá que el llevar desde la tierna infancia militando en un partido político y cuyos curriculums no desconozcan el significado de 'nómina' fuera del paraguas de los partidos políticos.
 
Nuestro gobierno municipal ha emprendido, como su casa madre, una huída hacia adelante. Todas las carencias y falta de ideas del equipo de gobierno se esconden bajo la bandera, que no la de todos los catalanes, y los recursos que deberían invertirse en las acciones inherentes al municipio o para pagar los más de 70 millones de euros de deuda, se utilizan en sufragar asociaciones y acciones de dudosa aportación colectiva cuyo fin es el de fraccionar la sociedad y destruir la multiculturalidad de la que Sant Cugat, precisamente por el perfil de su población, debería ser abanderado.
 
Necesitamos un gobierno municipal que tome medidas, que optimice los recursos y afronte los problemas de los ciudadanos desde fuera del victimismo y sin escusas de mal pagador mientras lo que se nos ofrece desde el consistorio es un 'aló presidente', un aquí te pillo y aquí te mato.
 
Mucho me temo que nuestra señora alcaldesa se pasa más tiempo haciéndose fotos, entrevistas con los medios públicos y concertados o participando a actos que nada tienen que ver con el cargo para la que fue elegida, que tomando decisiones importantes en su despacho. 
 
Desde Ciutadans seguiremos esperando a que llegue alguien alejado del populismo, con una sólida experiencia como gestor, independiente del clientelismo político y con ganas de cambiar las cosas para bien. 'Confiar y esperar' como decía el Conde de Montecristo cuando estaba en prisión. Confiando y esperando en que la lluvia fina del cambio, del rebelarse, del ser capaz de mirar a los números adversos en vez de ocultarlos en el cajón, de utilizar la inteligencia en pro del bien común: esa lluvia fina, en definitiva, esperemos que acabe calando.

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