Notas de Prensa

Un gobierno para todos

16-10-2013 | La Vanguardia

No es momento de aventuras rupturistas ni conflictos, pero tampoco de decandencia e inmovilismo, ha llegado la hora de preocuparse no solo de lo urgente sino también de lo importante

Lamentablemente el debate político en Cataluña desde hace ya una década sólo gira entorno a la obsesión identitaria y al modelo territorial. Desde el error cometido por el primer tripartito de Pascual Maragall de poner en marcha la redacción de un nuevo estatuto en Cataluña sin los consensos necesarios y desbordando el marco constitucional hasta la deriva abiertamente separatista  que hoy representa el Gobierno de Artur Mas y Junqueras.

 
Para el actual gobierno de Cataluña la solución al paro, la corrupción, la economía y la crisis de los partidos políticos que se muestran como las principales preocupaciones en los estudios sociológicos pasa por separarnos de España y en consecuencia de la Unión Europea. En un discurso populista y efectivo, los políticos separatistas y sus satélites subvencionados camuflados de sociedad civil, ante la ausencia de información, estrategia y cintura política de los sucesivos gobiernos nacionales, han conseguido crear un efecto ilusión con la tierra prometida de la secesión, culpando de los males propios al 'enemigo externo', España y los españoles . 
 
Ante esta situación que se viste falsamente por Artur Mas como un callejón sin salida si no se negocia sobre la ruptura de España, debe existir de una vez por todas una alternativa. Los catalanes necesitamos cuanto antes un gobierno autonómico que se preocupe de gobernar Cataluña en vez de romperla internamente en bandos y enfrentarla al resto de España. Ante situaciones excepcionales, mayorías y acuerdos excepcionales. Y ese futuro gobierno, apoyado en una mayoría parlamentaria responsable, debería tener como objetivos principales la estabilidad política, jurídica y económica para los ciudadanos y las empresas que residen en Cataluña, el progreso económico y social para que Cataluña vuelva a liderar España siendo una tierra de oportunidades, y conseguir una Cataluña de todos dentro de España y de la Unión Europea, donde al margen de ideologías, sentimientos de pertenencia, origen o lengua, quepamos todos y se acabe con los bandos de buenos y malos catalanes en función de la identidad.
 
El reto no es sencillo pero es posible, y además, no nos queda otra si queremos cambiar el rumbo extremista al que nos lleva un presidente como Mas que ha perdido el 'seny'. Y solo será posible tener un gobierno por la convivencia si los ciudadanos que creen en esa Cataluña de todos se moviliza en las siguientes elecciones autonómicas  y los representantes políticos de los partidos que no somos partidarios de la división somos capaces de anteponer lo que nos une de lo que nos separa. Y para ello será necesario un cambio de actitud y el apoyo de los dos principales partidos nacionales que hoy por hoy son PP y PSOE, gobierno nacional y primer partido de la oposición. Los sucesivos gobiernos nacionales pensaron durante décadas que la gobernabilidad en Cataluña siempre debía pasar por opciones nacionalistas a cambio de apoyos en Las Cortes para sus gobiernos. La prueba evidente del fracaso de esa política de reparto de apoyos y apaciguamiento fue el fracaso del proceso de reforma estatutaria apoyado por el PSOE y el gobierno de Rodríguez Zapatero. Y ahora vemos 33 años después de autonomía catalana, como la fórmula no sólo no ha servido para saciar las reivindicaciones de poder político e identidad del nacionalismo sino que les han dado alas.
 
Pero paralelamente al trabajo necesario para tener una futura mayoría social y parlamentaria en Cataluña que apoye a un gobierno de todos, necesitamos un plan estratégico para reformar el proyecto común español, con el principal fin de que los ciudadanos españoles, también los que vivimos en Cataluña, tengamos un proyecto atractivo e ilusionante para las próximas décadas. Necesitamos urgentemente fortalecer y revisar los principales pilares de nuestra democracia. Reformar el obsoleto y opaco sistema de partidos políticos, tener un sistema electoral donde el ciudadano sea el protagonista junto a su representante público y no las cúpulas de los partidos, una efectiva separacion de poderes que no existe, especialmente para garantizar un poder judicial y un Tribunal constitucional independiente, la reforma de las administraciones publicas para darles músculo y quitarles grasa improductiva y ponerlas al servicio de los ciudadanos y las empresas, o un pacto de estado para conseguir un sistema educativo donde se formen buenas personas, buenos ciudadanos y buenos profesionales, deben ser algunos de los principales objetivos del gobierno de la nación y de los partidos de la oposición. Si el PP y el PSOE siguen en el inmovilismo y no entienden que España necesita una nueva etapa política y reformas profundas para satisfacer a la inmensa mayoría de ciudadanos la insatisfacción ciudadana en toda España con instituciones y gobiernos seguirá creciendo y el separatismo seguirá avanzando en un caldo de cultivo perfecto, el de la descomposición de nuestro país.
 
No es momento de aventuras rupturistas ni conflictos, pero tampoco de decandencia e inmovilismo, ha llegado la hora de preocuparse no solo de lo urgente sino también de lo importante. En Ciutadans estaremos a la altura de las circusntancias, anteponiendo lo que nos une a todos los catalanes por encima de lo que nos separa, construyendo mayorias por la convivencia y a la vez proponiendo y exigiendo reformas profundas para toda España, para que todos los españoles nos ilusionemos con un proyecto español moderno, diverso y unido. Porque Catalunya és la nostra terra, España es nuestro país y la Unión Europea nuestro futuro. 
 

Volver