Notas de Prensa

Un socio del Barça planta cara al nacionalismo

18-09-2013 | La Voz Libre

Parece increíble, pero cierto, que en una capital mundial como Barcelona permitamos enaltecer las banderas anticonstitucionales y prohibamos aquellas que representan a todos demócratas de este país

Hace tiempo que en Cataluña la normalidad se convierte en noticia y aunque el vergel mediático emplea sus esfuerzos en poner grapas a la realidad, todavía hay algunos que se atreven a plantarse, aunque muchas veces esas hazañas no salgan en las portadas de ningún diario.

El último escándalo silencioso se produjo el pasado 10 de septiembre durante la final de la Supercopa de España de futbol sala que enfrentaba al FC Barcelona Alusport y aEl Pozo de Murcia. Una competición imprescindible para los que nos apasiona, el que siempre he dicho que es el génesis del fútbol, porque del sala han salido los más grandes futbolistas y a los que nos gusta jugar, desde nuestras humildes tribunas, sabemos diferenciar entre quiénes han crecido jugando en el cemento y los que no. Precisamente, en pleno partidazo y alrededor del minuto 13, la atención de la pista se desvió a la grada. Y es que últimamente en Barcelona parece ser más importante lo que ocurre en la tribuna que en el propio terreno de juego. “¿Qué pasa?” ¿Qué pasa?”, preguntaban algunos. Entre el desconcierto y el bullicio, resulta que a unos aficionados del FC Barcelona se les ocurrió la ‘fechoría inmoral’ de animar a su equipo ondeando una bandera de España. En ese momento el partido pasó a un segundo plano e insultos como “Fuera españoles” junto con recuerdos a sus progenitoras, se extendieron por la grada como los eslabones de una cadena. Finalmente el personal de seguridad acudió al ‘lugar del crimen’ e invitó a los ‘alteradores delestablishment’ a abandonar el estadio.

Parece increíble, pero cierto, que en una capital mundial como Barcelona permitamos enaltecer las banderas anticonstitucionales y prohibamos aquellas que representan a todos los demócratas de este país. Recuerdo en mis primeros años en Barcelona que la bandera española, cuando era ondeada por las aficiones rivales, recibía algún que otro pito, más por el equipo al que representaba su portador, que por los colores de la tela. En cambio ahora, el nacionalismo no entiende de sentimientos, de colores y ni siquiera de deporte y es capaz de arremeter contra sus propios compañeros de grada, contra los propios socios, en definitiva, contra los aficionados de un mismo bando.

Precisamente uno de esos socios presentes en el Palau se quedó perplejo ante la escena vivida. Jordi Obón, catalán de 25 años, aficionado al FC Barcelona y socio del mismo, se encontraba aquel día disfrutando del partido cuando le sorprendió aquella repugnante escena. Mientras otros se unían a los insultos o simplemente miraban para otro lado, Jordi no pudo soportar aquel espectáculo y decidió también marcharse. Esa misma noche el exitoso programa futbolero ‘Punto Pelota’ se puso en contacto con él. En su intervención el joven catalán manifestó la tristeza que sentía de que el club de sus amores no fuese capaz de respetar los sentimientos de sus propios aficionados. Tanto fue así, que a la mañana siguiente, Jordi decidió darse de baja como socio del FC Barcelona y enviar, junto con el recibo de devolución de la tasa de socio, una carta dirigida al Presidente Rosell con las siguientes palabras:

“Sr Rosell:

Me dirijo a usted para explicarle mis motivos por los cuales me doy de baja del carnet de Amics de futbol sala.

El pasado día 10 de setiembre de 2013 durante la celebración de la final de la Supercopa de España en la que se enfrentaban el FCB Alusport y el Pozo Murcia, alrededor del minuto 13 de partido, unos aficionados del Barça que portaban una bandera española comenzaron a recibir, por parte de los propios aficionados culés, todo tipo de insultos e increpaciones, a lo que se sumó la reacción inmediata del personal de seguridad expulsándolos del Palau.

Permítame decirle que desde el FCB están ustedes alimentando que los que somos del Barça y nos sentimos catalanes y españoles, no podamos disfrutar tranquilos de los eventos deportivos de nuestro equipo y que tengamos que exponernos a insultos y marginación. Insisto en que el FC Barcelona con su decisión de involucrarse en temas políticos, como por ejemplo, dejar pasar la cadena humana por el estadio, está perjudicando a aquellos que nos gusta ir al campo a disfrutar del fútbol con libertad. Creo que un club de la entidad e historia del FC Barcelona debería estar por encima de todas estas cosas y mantenerse al margen.

Con escenas tan lamentables y contrarias a la democracia como la vivida el pasado martes y con mucha pena, dejo de colaborar con ustedes económicamente y de formar parte de la familia de socios del Barça. Espero que algún día este club vuelva a ser aquel en el que todos teníamos cabida.

Sin más dilación aprovecho para mandarle un abrazo. Força Barça.

PD: Adjunto mi carnet de abonado”.

No creo que esta carta llegue a las manos de Sandro Rosell y en caso de hacerlo servirá de poco, pero la actitud de Jordi debería ser un ejemplo para todos aquellos que entendemos que la libertad de las personas y el ejercicio de sus derechos están siempre por encima de cualquier cosa. Porque son iguales de antidemócratas los que insultan, como los que ante una actitud así se ponen una venda en los ojos, lo borran de sus conciencias y no lo denuncian. Mientras que el Fair Play se ha esforzado con éxito en otros temas, como el racismo o la agresividad en el juego, también deberíamos tener en cuenta que los que permiten que este deporte especulador de fortunas continúe a flote son los aficionados que abarrotan los estadios y encienden sus televisores. “Utilicemos el deporte como un factor de unión y reconciliación”. Pero parece ser que hay algunos empeñados en contradecir esta bonita cita de Mandela y fomentar su particular apartheid nacionalista.

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