Notas de Prensa

Una cadena por la desunión

28-08-2013 | La Voz Libre

Hoy en Cataluña se pueden estirar conceptos como libertad y opresión hasta los límites del ridículo

El nacionalismo en su versión independentista es rico en paradojas. Con la incongruencia romanticista asentada en sus pilares, hoy en Cataluña se pueden estirar conceptos como libertad y opresión hasta los límites del ridículo. La última genialidad de la discordia consiste en unirse para desunirse, una curiosa y particular forma de degradar un concepto tan importante para la sociedad civil como es la unión.

“Enlazados, unidos, recorriendo el país con el fin de hacer realidad el anhelo mayoritario de los catalanes y convertir Cataluña en un nuevo estado de Europa”. Aunque podrían ser palabras de Bécquer o Espronceda, la Asamblea Nacional de Cataluña dispara con este eslogan en su página web lo que ellos entienden como los objetivos de la cadena humana. Perdón, de la vía catalana, ya saben que el nacionalismo tiene la soberbia costumbre de redefinir los conceptos como si de esa forma cambiaran el significado de las cosas. Decía Aristóteles que “una definición es una frase que significa la esencia de una cosa”, pero por más que leo el eslogan no logro encontrar en sus palabras la esencia real de Cataluña y mucho menosla de los catalanes.

Decía que la incongruencia es la tónica de los nacionalismos, pero muchas veces no basta con colocar las palabras desordenando sus significados, sino que es necesaria una muleta histórica que afiance las teorías. Como si no fuese suficiente cambiar la historia de los hechos del 1714 y ensalzar a Casanovas como un súper héroe, la misma página web organizadora del revuelo, ponen como antecedente histórico a la Vía Báltica, esto es,la cadena humana que realizaron en Estonia, Lituania y Letonia en 1989 para reclamar su independencia. Como suele ocurrir, los países seleccionados son siempre ejemplos de democracia y progreso, potencias mundiales caracterizadas por la abundancia y la madurez democrática de sus gobiernos, véase Kosovo. Pero ironías aparte, no sólo me parece una miopía histórica comparar estos dos acontecimientos, sino un insulto para los pueblos balcánicos. Igualar la situación destructiva post-comunista que padecían aquellos ciudadanos con la que se vive en Cataluña es una ofensa a los valores democráticos. Porque jugar al victimismo con la historia real de otros países estableciendo similitudes asimétricas es hacerse trampas al solitario. En fin, habrá que echarse a reír, o peor, a llorar.

Hablar de “unión” dentro del discurso de la desunión no es sólo un juego de palabras, sino una forma más de vaciar el contenido de un término por el que este país ha luchado tanto. Yo entiendo la unión desde el respeto a la pluralidad y con los ciudadanos libres e iguales como eje central. Un concepto que no puede ser utilizado cuando convenga, porque constituye aquello que nos pone en relación con el resto de españoles, aquello que nos hace ser mejores y conformala base de nuestros valores civiles. Valores que todos debemos fertilizar participando activamente en la vida pública más allá de unir las manos sobre una línea invisible. Por eso nunca puede ser un símbolo de unión y cohesión una cadena cuyo objetivo es revestir de acto cívico una manifestación políticaorquestada desde los brazos de la subvención y del Govern.Y aunque Mas no se presente, su socio Junqueras (ERC) sí irá, porque según él: “Cataluña se lo juega todo”. Espero que en ese “todo” no olvide los problemas reales de la Comunidad que él ‘dirige’ y que tantos dolores de cabeza nos producen a los catalanes. Con esa devoción por la participación que demuestra el señor Junqueras en sus palabras, me imagino que este verano habrá releído a Voltaire, ya saben, por aquello de: “Para encadenar al pueblo es preciso aparentar que se llevan las mismas cadenas que él”.  

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