Cs en los Medios

Albert Rivera: 'No somos un partido de clases'

21-03-2015 | El Huffington Post

Aquel niño que pasó sus primeros años de vida jugando en la Barceloneta no se imaginaba que camino de los 36 se convertiría en un actor clave en el año electoral más ajetreado y apasionante

 

Aquel niño que pasó sus primeros años de vida jugando en la Barceloneta no se imaginaba que camino de los 36 se convertiría en un actor clave en el año electoral más ajetreado y apasionante que recuerda España. Albert Rivera ha emergido en apenas unos meses como un referente político y se ha convertido junto a Pablo Iglesias (Podemos) en la mayor amenaza al bipartidismo desde 1978.

Licenciado en Derecho en Esade, apuntaba ya maneras desde aquellos días estudiantiles en los que ganó la liga universitaria de debate a nivel nacional. Entonces, le marcó el discurso del catedrático Francesc de Carreras, que años más tarde impulsaría la plataforma de Ciudadanos. En el verano de 2006 se fundaba en Cataluña el partido naranja y un jovencísimo Rivera (Barcelona, 1979) se hacía con el cargo de presidente.

Pasada casi una década, C’s tiene ya casi 18.000 afiliados a nivel nacional, que abonan una cuota mensual de diez euros, y unos 100.000 simpatizantes registrados. Este año es el del gran salto a toda España y, según las encuestas, llegan muy fuertes. Rivera, que votaba antes a PP, PSC y CiU, lucha por abrir una nueva vía en la política española mientras escucha a Joaquín Sabina y Loquillo y disfruta con los libros de John Carlin. En su cabeza retumba esta frase de Víctor Hugo: “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”.


¿Cómo lleva el ascenso en las encuestas y ser el líder del partido de moda junto a Podemos?

Con mucha humildad, ilusión y prudencia. Llevamos percibiendo desde hace dos o tres años el cambio que se está produciendo en España, una nueva etapa política en el país. Y otros no quieren verlo. Ahora hay que conocer cómo se mide eso en las elecciones de mayo. El mejor consejo que le puedo dar a mis compañeros es el de humildad, ganas e ilusión.

 

Mucha gente en toda España se está interesando ahora por Ciudadanos y tiene dudas sobre su ideología. ¿Son de derechas? ¿De izquierdas? ¿Centro-derecha? ¿Centro-izquierda?

Te diría que casi ninguna de estas cosas. Nosotros ya estamos definidos, lo que pasa es que en España hay gente que le cuesta entender que hay una tercera vía que no es roja ni azul. En Europa hace décadas que existe un grupo que se llama demócrata-liberal, donde estamos nosotros en el Parlamento Europeo, que es una combinación de economía de mercado y de sociedad del bienestar. Estoy convencido de que hay una inmensa mayoría de españoles que se sitúa en ese equilibrio entre igualdad y libertad.

 

¿Y personalmente cómo se definiría?

Una persona liberal en el sentido político más que económico, creo en las libertades individuales, en la economía de mercado y en la sociedad de bienestar. Soy una persona que siempre, por mis estudios y formación, he reivindicado la justicia, tanto práctica como social. Me molestan las injusticias. Además, soy una persona sensible socialmente porque vengo de una familia trabajadora de clase media, que no ha heredado riqueza, mis padres son autónomos y no tienen grandes estudios. Una familia hecha a sí misma.

 

Su partido está experimentando un gran crecimiento. ¿Teme que se integren oportunistas? ¿Conoce a todos los líderes regionales y provinciales?

No conozco a todos los militantes y voy conociendo a los coordinadores autonómicos y a algunos provinciales poco a poco. Estamos poniendo todas las cortapisas que podemos porque uno no puede conocer la vida y milagros de todo el mundo, ni siquiera en tu familia. Imagínate en un partido político. El mejor control que se nos ocurre primero es el mecanismo de primarias para que no haya caciques de turno. El segundo filtro es que a todas las personas les hacemos firmar una carta ética con unos valores. Y, tercero, hemos incluido en los estatutos una cosa que no ha hecho ningún partido en España y que consiste en que los imputados por corrupción política son incompatibles con las listas y cargos de Ciudadanos.

 

¿Teme que las encuestas sean una burbuja y no se traduzcan luego en votos o está convencido de que van a ser la cuarta fuerza del país?

Si tengo que guiarme por parámetros, las encuestas son importantes porque estudian lo que pasa en la sociedad. Pero es que tengo más. Ciudadanos está llegando a los 18.000 afiliados -hace dos meses teníamos 12.000 y hace un año 2.000- y tenemos 100.000 simpatizantes. Es gente con ganas, a diferencia de los partidos viejos que tienen a la gente desmovilizada. Eso nos da además una independencia económica importante porque pagan diez euros al mes cada uno y somos el único partido que en 2014 presentó superávit. Me cuadra lo que veo en los sondeos. En algunos rankings sobre redes sociales estamos superando incluso a Podemos y se nos quedan pequeños los sitios de nuestros actos.


¿Qué le parece el fenómeno de Podemos? ¿Qué tienen en común y qué les diferencia?

Los dos somos partidos que nacen de la sociedad civil. La segunda similitud es que compartimos el diagnóstico: es innegable que en España la corrupción y un capitalismo de cuatro amiguetes han descompuesto las reglas de juego y se han aprovechado.

Pero discrepamos en las soluciones porque Podemos propone volver a mitad del siglo XX, al intervencionismo de los precios públicos, al monopolio público, a las tarifas públicas, a meter más políticos en la banca y en los medios de comunicación. En eso somos antagónicos, porque si alguien se ha cargado las cajas de ahorro han sido los políticos, los sindicatos y las patronales. Creemos que hay que darle más protagonismo a la sociedad civil y a los profesionales.

Nosotros también creemos que la Constitución Española, a pesar de que se puede reformar en algunos aspectos, es nuestro marco de convivencia, mientras que ellos dicen que es una mordaza y papel mojado. No creemos en un poder constituyente nuevo. Y, finalmente, está el tema de Europa y del euro. Ellos cuestionan si vale la pena estar en la UE y tener la moneda común y nosotros decimos que vale la pena y que hay que apostar por una mayor integración europea.


El PP ha pasado a atacarles directamente, incluso les ha lanzado críticas la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. ¿Cómo lleva las acusaciones de ‘Naranjito’?

Con mucho sentido del humor. [Risas] No nos lo podemos tomar de otra forma. Nos podrán robar con el caso Bárcenas o los ERE, pero no nos van a robar el sentido del humor. Dicen que no ofende quien quiere, sino el que puede. El PP no ha podido. Me parece muy bien que nos llamen ‘Naranjito’ porque nuestro color es el naranja y es una mascota que representa a muchos españoles. Tuve que aguantar durante muchos años a los separatistas insultándome y llamándome español como si fuera un insulto y ahora al PP llamándome catalán, que es la tierra donde he nacido y el lugar de donde soy a mucha honra.

Este tipo de ataques son boomerangs que acaban dándoles en la boca. La mayoría de españoles no está en eso y quiere convivir en una España unida pero diversa. Nadie tiene ninguna duda de que Ciudadanos ha defendido la unidad de España salvo el PP o gente del PSOE que se ponen nerviosos porque vamos a entrar en muchos parlamentos y ayuntamientos de España. Ahora no nos van a dar lecciones de españolidad a los que hemos estado defiendo precisamente la unidad de todos.


Con este panorama electoral parece que van a ser necesarios los pactos después de las elecciones. ¿Con quién está dispuesto a pactar?

Estoy dispuesto a pactar cosas, no sillas ni cheques en blanco. La prepotencia de las mayorías absolutas se ha acabado y vamos a ir hacia un país dialogante, lo que es bueno. Es curioso que algunos intenten generar miedo con eso, solo tienen miedo los que van a perder la prepotencia o las sillas. A nivel general vamos a tener que cambiar el chip. Mi equipo y yo vamos a hacer pedagogía para que en España se entienda que uno puede pactar una reforma de la ley electoral tanto con Podemos como con el PP. Hay mucho cacareo político y se intenta buscar el miedo y las vísceras, pero en el fondo sabemos que claro que habrá que llegar a acuerdos. Otras cosas son los cheques en blanco. En eso no vamos a entrar, no hemos venido por las sillas. Se trata de influir en positivo y va a haber una nueva forma de ver política al día siguiente de entrar en los parlamentos.

Lo que me preocupa es que, a pesar del cacareo en campaña, veo al PP y al PSOE intentando pactar una decadencia bajo mano porque temen que los partidos nuevos podamos trastocarles sus planes y sus leyes con las cartas marcadas. Entre ellos van a intentar pactar para que Ciudadanos y Podemos no tengamos un papel relevante en algunas de las reformas.


¿Pero cree que se puede dar el escenario de una gran coalición entre el PP y el PSOE?

Lo único que mueve a estos partidos ahora es el miedo a perder el poder y las sillas. Llevan treinta años sin pactar reformas como la de la Educación y paradójicamente se podría dar bajo mano, no escrito, un apoyo implícito o permitir que gobiernen entre ellos para mantener ese sistema de partitocracia. Si van a eso, se equivocan porque no están leyendo incluso lo que sus votantes quieren, un cambio en las formas y en el fondo. Esa tentación está ahí, de hecho ya se han publicado algunas informaciones.


¿Se les están acercando los grandes empresarios? ¿Son el partido del IBEX 35?

Me hace mucha gracia eso. Yo siempre he dicho que si el IBEX 35 está detrás de nosotros, está muy escondido. Ni en nuestra cuenta corriente ni en nuestros apoyos se puede visualizar algo así. Son especulaciones que se hacen, aunque es verdad que públicamente se está diciendo que Europa se fija en Ciudadanos y que hay un partido de cambio nuevo que quiere dar estabilidad al país. ¿Cómo voy a renegar de eso, de que los que se fijan en España piensen que Ciudadanos es bueno para el futuro de España en Europa? Me parece muy bien.

Ahora, también reconozco que, igual que hemos estado mucho tiempo sin que nadie se hiciera eco de nuestro trabajo, ahora todo el mundo se fija en nuestra posición y nuestras declaraciones. Como digo siempre, somos nuevos, pero no novatos.

Pero insisto en que no voy a jugar a los enemigos, de 'tú estás con el IBEX 35' y 'tú con los sindicatos'. Lo que tenemos que hacer es tener una política económica que interese a la gente que invierte dinero en este país y, a la vez, que mantenga a una clase trabajadora y media con sueldos dignos. Hacer incompatible eso es del siglo pasado, nadie se puede imaginar una España sin empresas y una España sin trabajadores. No somos un partido de clases, de una clases contra otras. Eso está superado. Somos un partido, sobre todo, para la clase media trabajadora y queremos que vuelva a ser la protagonista del milagro español.


¿Qué cree que va a pasar en Andalucía? Ya han dicho que no van a pactar si no ganan…

Hay que dejar las cosas claras porque la gente está harta de pasteleos, de cambio de cromos. Nosotros queremos estar al servicios de los andaluces y quiero creer que la gente que vota en Andalucía quiere cambiar el proyecto económico-social andaluz para reactivar la economía y generar empleo. Estamos hablando de un Gobierno que luche contra la corrupción y que no tenga tramas paralelas como el caso de los ERE. Una Andalucía que tenga menos gente enchufada. El objetivo es un cambio más profundo y somos más útiles como grupo político que propone cosas desde la oposición y busca mayorías incluso sin ser gobierno en el caso de que no ganemos. Pero está todo abierto.


No ha dicho si va a ser candidato en las elecciones catalanas de septiembre o en las generales, o en las dos. ¿Puede desvelarlo?

No puedo desvelarlo porque no me lo he desvelado ni a mí mismo. Tengo dudas razonables encima de la mesa, todas responden a cuestiones estratégicas, no personalistas -lo que más conviene, cómo podemos sacar mejores resultados, cómo somos más útiles al país-. Tengo parámetros encima de la mesa. Primero es si se consolida el resultado de Ciudadanos en las urnas en mayo. Segundo, las elecciones de Cataluña no están convocadas, solo anunciadas. Hay una especulación sobre si a CiU le va a interesar la fecha del 27 de septiembre si no hay acuerdo con ERC después de las municipales. Y, finalmente, está la fecha en la que Rajoy convoque, pero es lo menos decisivo porque tiene que haber en noviembre o diciembre.

Como personas razonables, no vamos a tomar una decisión sin tener resueltas estas incógnitas. Mi decisión la he pospuesto al verano y en junio me sentaré con mi equipo a estudiar estos parámetros. Antes de las vacaciones de verano haremos primarias. En cualquier caso, puedo asegurar que como he sido candidato en Cataluña y soy el presidente del grupo parlamentario voy a hacer campaña en las autonómicas exactamente igual. Y a nivel nacional, tres cuartas partes de lo mismo. Mi papel va a ser el mismo en las dos campañas.


¿Se ha rebajado el soufflé independentista tras el 9-N?

El 9-N supuso un fracaso porque hicieron su conteo y reconocen que hay 1,6 millones de independentistas. Es muy respetable, pero no es la abrumadora mayoría de catalanes como decían (representan entre el 25 y el 28% del censo de Cataluña). Es un primer toque de atención.

Lo segundo ha sido que la corrupción en Convergencia, con el caso Pujol, también afecta a los que lideran el proceso independentista. Artur Mas tiene poca autoridad moral para hablar de ‘España nos roba’ y de transparencia. Y, finalmente, hay un factor nacional e internacional con todo el debate de cambio político en España, de las reformas, de los nuevos partidos, a lo que hay que sumar el debate de Europa, el euro, Grecia y la lucha contra el terrorismo internacional. Esto ha tapado el debate local. Cuando alguien habla de independencia, mucha gente le mira y piensa que el mundo va en la dirección contraria. Se está quedando como un debate obsoleto.


¿El matrimonio con UPyD es imposible ya?

Soy muy prudente en la vida en general y es muy difícil pronunciar el ‘nunca, nunca, nunca’. Yo lo he intentado, incluso con un debate interno en mi partido. Después de siete años intentándolo, de una última oferta casi de fusión y de su 'no', yo creo que ya todo eso es pasado.


Todos los partidos de la oposición, menos el suyo, han firmado un pacto en el que se comprometen a derogar el decreto del Gobierno que excluyó del sistema sanitario a los extranjeros irregulares. ¿Por qué no lo suscribieron?

Primero, nadie nos llamó. Si nos hubieran llamado, hubiéramos puesto condiciones. Estamos a favor de la sanidad universal para todos los ciudadanos españoles y de los inmigrantes con permiso de residencia. Lo que también estamos a favor es de lo mismo que han hecho Alemania, Reino Unido, Holanda y todos los países de Europa, que es dar una serie de catálogo de servicios a todas las personas incluso sin papeles. Estoy hablando de niños, embarazadas, aquellos que tienen enfermedades contagiosas, urgencias… un catálogo de servicios gratuito y universal incluso para quien no cumple la ley. Pero, evidentemente, la tarjeta sanitaria general que tienen los residentes no puede ser exactamente el catálogo de servicios que ofrece la OMS.


En España se ha jugado a la demagogia y la salida fácil. Todo el mundo sabe que es imposible de aplicar a la vez que la ley de Extranjería.


Ciudadanos ha fichado para su programa económico a Luis Garicano y Manuel Conthe. ¿Cuáles van a ser sus principales medidas? ¿Van a bajar los impuestos? ¿De qué van a hacer bandera?

No es que esquive el debate, pero el 25 de marzo presentamos nuestro proyecto de I+D+i y el 21 de abril presentamos en Madrid el proyecto fiscal. Pero puedo dar alguna pincelada. A nuestro juicio, tenemos un 25-30% de población que tiene una carga impositiva muy alta, una clase media-trabajadora que vía IRPF y vía IVA está soportando un peso tremendo. Pero recaudamos poco porque por arriba, tanto en el ámbito societario y las Sicavs, se están escapando muchos de pagar impuestos. Finalmente, en las reformas abordaremos el fraude fiscal. El problema de España es que tenemos tipos altos para las clases medias y se recauda poco porque hay mucha evasión por arriba. Queremos aliviar la espalda del trabajador medio español.


En este ejercicio de transparencia que vive la política, diga cuánto cobra al mes y si recibe un sueldo del partido.

Mi salario son unos 4.500 euros al mes netos, como presidente del grupo parlamentario. Un 10%, por estatutos, va a mi partido y no tengo doble salario porque en Ciudadanos no puedes tener dos sueldos a la vez. Y considero que estoy muy bien pagado.


¿Cuál sería la primera medida que tomaría si fuera presidente del Gobierno?

Reunir a todos los líderes de la oposición, explicar el plan que tengo para gobernar y decir que no vamos a ser enemigos, sino aliados. La ley electoral, la educación y las reformas del poder judicial y de la administración pública no las pienso aprobar solo.

 

Lee la entrevista en el Huffington Post

 

Volver