20-06-2016 | La Vanguardia

Entrevista a Albert Rivera en La Vanguardia

 

Albert Rivera llegó al ecuador de la campaña del 20-D mostrando claros signos de fatiga y nerviosismo por la presión de las expectativas que se habían generado en torno a Ciudadanos. Seis meses después parece otro: relajado, sonriente... Está convencido de que su proyecto de centro ha venido para quedarse y ser decisivo. ¿Cómo? Por ahora no ve otra solución que un gran pacto a tres con PP y PSOE que inicie la reforma del sistema político del 1977. Pero esta nueva etapa, que debe dar respuesta también a la cuestión catalana, no cree que pueda ser liderada por Mariano Rajoy.

 

La UCD de Suárez se dividió estando aún en el gobierno. El CDS fue sólo su triste apéndice... ¿Qué le hace pensar que es posible el centro en España?

La Transición se hizo básicamente desde el centro. Con la UCD pactando a su derecha e izquierda. En España el centro sociológico siempre ha existido y tanto Felipe González como José María Aznar construyeron sus mayorías seduciendo a parte de ese electorado. Hoy la diferencia es que el centro está movilizado y representando en un partido como C’s. Pero si el 26-J los extremos se imponen al centro, España seguirá bloqueada y con riesgo de que la sociedad se polarice.

 

¿Para usted el centro qué es? Puede ser entendido como la manera de evitar posicionarse con claridad.

No es fácil estar en el centro, recibes los ataques de la izquierda y de la derecha. Para nosotros el centro es no tener que escoger entre igualdad o libertad, derechos sociales o economía de mercado. Es ser profundamente regeneracionista sin arrasar con el pasado.

 

Ni voto favorable, ni abstención. ¿Su veto a Rajoy ya es una cuestión más personal que política?

No. Tengo mejor concepto de Rajoy del que tenía antes del 20-D. Nuestra relación es cordial, aunque parezca lo contrario por la situación política del país. Reconozco que no lo tenía fácil al llegar al Gobierno. Ha hecho cosas bien.

 

¿Entonces?

El PP se equivoca si piensa que los millones de personas que votan a C’s no quieren un cambio profundo del país. Si no queremos que avance el populismo y España se convierta en un país ingobernable y polarizado debemos empezar una nueva etapa con un nuevo gobierno y presidente que estén libres de la sospecha de corrupción.

 

¿Ansía una gran coalición?

Estamos dispuestos a sentarnos a negociar con PP y PSOE un gobierno plural, amplio y transversal. Pero sólo si es para cambiar las cosas. De lo contrario, que no llamen a C’s.

 

Un gobierno en el que quiere estar usted...

Tras el 20-D hemos aprendido que en momentos excepcionales como los que vive España hay que implicarse. Creo, además, que la función de C’s puede ser decisiva. PP y PSOE ni se hablan y sólo han sido capaces de llegar a acuerdos para tapar la corrupción, para no cambiar la ley electoral, politizar la justicia, no reformar el Senado...

 

¿Cuáles son las primeras medidas que debería poner en marcha ese nuevo gobierno?

C’s propone aumentar el permiso de maternidad y paternidad de 16 a 26 semanas; educación gratuita de cero a tres años, libros de texto gratuitos. También pedimos que los autónomos no paguen cuota por debajo del salario mínimo.

 

¿Contempla la participación de independientes en el nuevo Ejecutivo?

Sí. La sociedad española tiene mucho talento y puede estar liderando las reformas necesarias. Si el problema para llegar a un acuerdo entre partidos es el reparto de sillones y cargos a lo mejor una persona y un equipo de consenso pueden ejecutar y llevar a cabo la agenda reformista. No podemos ir a unas terceras elecciones. Pido sentido de Estado.

 

¿Descarta a Podemos de ese diálogo? Cuando les tacha de populistas parece repetir justo lo que usted critica de PSOE y PP, esa imposibilidad de acuerdo...

Puedo dialogar dentro de la Constitución, no para liquidarla. Puedo dialogar sobre impuestos, sanidad, educación, pero no estar en la lógica de los bandos, del “tu eres la casta y yo soy el bueno” como hace Iglesias. El choque de Podemos no es con C’s sino con el modelo social y constitucional de España. Quieren hacer una enmienda a la totalidad, yo quiero enmendar lo que no ha funcionado.

 

Pero algo ha cambiado entre Iglesias y usted, en sus cara a cara previos al 20-D había cierta sintonía generacional, casi colegueo...

Han pasado cosas. Iglesias ha demostrado su intransigencia y ha bloqueado con Rajoy España. Su único objetivo es adelantar al PSOE.

 

Usted reivindica su pacto con Sánchez, al tiempo que pide al PSOE que aclare si quiere aliarse con Podemos. ¿Ya no se fía?

La excepción del PSOE fue ese acuerdo firmado con nosotros, mire sus apoyos a Podemos en Madrid y Barcelona. Sánchez tiene que aclarar antes del 26-J si su proyecto es pactar con Iglesias o sumar con C’s y otros partidos como el PP temas de Estado y generar una mayoría transversal.

 

Catalunya vuelve a ser la gran ausente en el debate entre candidatos. ¿Le sorprende?

Sí. Abordar la cuestión catalana debe ser una prioridad. Tener una comunidad donde un 35% de la población piensa que la solución es romper el país indica que algo se ha hecho mal. Todos. Tanto los que plantean la ruptura como solución milagrosa como los que no han sido capaces de ofrecer un proyecto común atractivo.

 

¿Y qué propone?

No se pueden dejar pudrir los problemas sobre la mesa como ha hecho Rajoy, como tampoco para defender los intereses de Catalunya hay que buscar el conflicto con Madrid. Hace falta escuchar mucho, diálogo, pedagogía y también respeto a la ley . Hay que reformar la Constitución, mejorar la financiación para que las comunidades tengan más recursos, impulsar infraestructuras como el eje ferroviario del Mediterráneo. Estoy convencido de que así conseguiremos que muchos catalanes se reenganchen al proyecto común español.

 

Iglesias asegura que una consulta daría 25 años de tranquilidad...

Que Podemos piense que ofreciendo una consulta secesionista se acabó el problema es el mismo error que hace Rajoy cuando dice que basta con hacer cumplir la ley. Urge reformar el proyecto común y seducir.

 

¿Federalismo?

Una España descentralizada, coordinada y que haya lealtad institucional. Me gusta el modelo federal alemán. Defiende su unidad pero dando autonomías a los länder; comparten una caja común desde la corresponsabilidad fiscal.

 

Catalunya está sin presupuestos y pendientes de la moción de confianza a Puigdemont, ¿Cuál va a ser el papel de C’s?

Si Puigdemont, Mas y CDC reconocen que la vía separatista ha fracasado y vuelven al marco del Estatut, estamos dispuestos a hablar de economía, sanidad, educación, reivindicar conjuntamente infraestructuras y unas nueva financiación. Ojalá fuera posible. Yo reivindico ese catalanismo político de Tarradellas, Solé Tura o Roca, dialogante y capaz de llegar a acuerdos con Suárez y González.

 

Más allá de la campaña, ¿el asesinato de la diputada británica Jo Cox es un aviso de que algo estamos haciendo mal?

Me ha impresionado. Empujar a la sociedad a los extremos, alimentar los miedos y la venganza, tiene un coste para la democracia. Me preocupa esa polarización buscada. El de enfrente no puede ser presentado como el enemigo, es tu adversario y tu compatriota. Como dice el rey Felipe, los españoles ya no somos enemigos entre nosotros...

 

No ayuda tampoco que el discurso político sea cada más sentimental y menos racional...

Sí, pero tampoco podemos renunciar en una campaña a apelar a sentimientos positivos y que refuerzan la convivencia, como la unión, la solidaridad, la libertad, los valores civiles... Frente a los que apelan al odio, la discriminación, las diferencias...

 

Acabemos, pues, está entrevista destacando algo positivo de Rajoy.

Es una persona cordial y con la que se puede hablar.

 

¿Sánchez?

Es combativo pese a las dificultades con las que se ha topado.

 

¿Iglesias?

Listo, astuto, hábil.

 

¿Rivera?

Una persona con convicciones.

 

 

* Lee la entrevista en La Vanguardia