Opinión

El cambio

25-03-2015 | ABC

Tras 33 años de gobierno ininterrumpido el partido de los ERE y del desvío de fondos finalistas para la formación de trabajadores es de nuevo el más votado en Andalucía

La presidenta en funciones de la Junta de Andalucía parece contenta tras el éxito electoral aparente obtenido por su candidatura el 22 de marzo. Había sustituido al aforado Griñán en septiembre de 2013 y finiquitó el acuerdo con IU que le permitía gobernar pese a que el PP había sido el partido más votado en las elecciones de 2012. El anticipo electoral buscaba probablemente aprovechar la debilidad popular e impedir en lo posible el auge de las nuevas fuerzas emergentes en las encuestas electorales.

Pese a la importante pérdida de votos, su partido ha mantenido el mismo número de escaños y ha superado por medio millón de sufragios al anterior ganador. Motivo para el optimismo ya que Mariano Rajoy había anunciado su voluntad de que gobernara siempre la candidatura más votada. Tras 33 años de gobierno ininterrumpido el partido de los ERE y del desvío de fondos finalistas para la formación de trabajadores es de nuevo el más votado en Andalucía. Si a eso le añadimos que la simple abstención del PP en la investidura le puede dar la presidencia de la Junta, la alegría de la presidenta sustituta estaría justificada.
El nuevo Parlamento de Andalucía tiene más colorido y más pluralidad. La aritmética parlamentaria ofrece alternativas diversas que incluso permiten una investidura en primera vuelta. Si esto sucediera, todo seguiría igual.

El anuncio de Ciudadanos de que en ningún caso apoyará la investidura de la candidata socialista puede dar un giro sustancial a las expectativas de la presidenta saliente. Los populares se han visto forzados a anunciar a los cuatro vientos su voto negativo en primera y, si procede, segunda vuelta.
Si el anuncio se confirma finalmente, Susana Díaz no tiene ningún motivo para la alegría. Puede que obtenga la abstención de Podemos y de IU. Sería suficiente en segunda vuelta. Pero no obtendrá la abstención de Ciudadanos, salvo que suelte el lastre que representan sus antecesores en el cargo. Está en su mano y el desenlace, por lo que a nosotros respecta, pasa por iniciar el cambio.
 

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