Opinión

El escudo liberal

12-02-2020 | El Español

"Ciudadanos sigue en pie y dando un ejemplo de responsabilidad política, inédito en nuestro país".

La tendencia humana a construir trincheras es demencial. Los hombres cavamos un hoyo en el suelo creyendo que los muros artificiales construidos en ese hueco nos protegerán del dolor. Lo curioso es que la propia esencia de esta construcción es generar dolor.

Hoy en España, volviendo como vuelven una y otra vez los pantalones de campana, vuelven los extremismos ideológicos y la polarización de una población que parece haber olvidado todo el dolor que antaño generó tal tesitura.

Extrema derecha contra extrema izquierda, pero vestida de llamativos colores que intentan anular, o al menos disimular, su rancia y vetusta naturaleza. Y lo peor no es la existencia y el “éxito” de estas caducas ideas, lo realmente repulsivo es la complicidad de unas fuerzas políticas acostumbradas a gobernar y con escasos escrúpulos a la hora de acceder al poder a cualquier precio.

La derecha y la izquierda usan descaradamente a los dos partidos situados en los extremos. Los socialistas reconvertidos a comunistas e independentistas de repente usan a Vox como el malo malísimo cuyo único freno es… adivinen: ellos mismos, los sociocomunistas. Los conservadores usan a los comunistas como el Joker contra el que sólo puede luchar un Batman… adivinen cuál: el PP 'voxificado'. Siendo así, es evidente que Vox y Podemos son lo mismo, son además de pura demagogia, la perfecta coartada.

Mientras la polarización ideológica se muestra en nuestra cotidianidad en frentes bien definidos y manifiestamente hostiles entre sí, existen otros que defienden otra vetusta, y no menos destructiva ideología: los nacionalismos. Estos nacionalismos siguen teniendo los adeptos de siempre, no crecen, sólo mantienen a unas élites con el fruto del trueque que siguen practicando cada vez que las urnas les dan mucho más de lo que merecen.

Cierto es también que existe una esperanza, y no es menos cierto que cuando todos gritan, nadie escucha al que quiere hablar, y esa ha sido la situación que ha llevado al único partido de centro liberal a un resultado electoral que ni por programa, ni por equipo merecía. Y así las cosas, Ciudadanos sigue en pie y dando un ejemplo de responsabilidad política, inédito en nuestro país.

Albert Rivera dimite y abandona la política junto a otros dirigentes del partido responsabilizándose del resultado electoral. Difícil de imaginar en políticos de otros partidos, que además han hecho de la política su única forma de supervivencia.

Y es por el centro por donde viene la reconciliación, la tranquilidad necesaria para abordar los problemas y generar soluciones, soluciones que son incapaces de ofrecer los de los extremos y quienes les usan. La existencia de Ciudadanos es la propia esencia del pueblo español, que, aunque hoy se halle abrumado por los gritos de los demagogos, tiene una conciencia democrática moderada mayoritaria.

Y lo cierto es que los únicos representantes del centro liberal moderado son los que hoy tienen 10 escaños y usan como faro a la que pudiera, y debiera, ser la primera presidenta del Gobierno de nuestra Democracia: Inés Arrimadas.

 

Lee el artículo en El Español

Volver