Iritzia

El pacto por las infraestructuras y la movilidad que España necesita

28-01-2020 | El Economista

La diputada de Cs por Valencia denuncia que nuestro país no puede basar su planificación estratégica ni sus conexiones ferroviarias en el capricho de los partidos nacionalistas.

En la vorágine de la investidura muchas fueron las concesiones a los partidos nacionalistas y populistas que han facilitado que Pedro Sánchez siga en Moncloa. Las más sonadas, la transferencia de tráfico a Navarra con el PNV o la constitución de una mesa de gobiernos a ERC.

Pero sorprende la naturalidad con la que nuestros gobiernos han normalizado que en España el desarrollo de infraestructuras sea fruto de un mercadeo de votos a cambio de una investidura, y nada más. En plenas Navidades, el PSOE nos obligó a asistir a un espectáculo deleznable en el que la construcción de líneas ferroviarias de alta velocidad o autopistas no atendía a razones técnicas, sino que de nuevo desempeñaba un papel clave en la negociación política.

El Partido Regionalista Cántabro parecía haber asegurado por fin el AVE a Cantabria a cambio de su apoyo en la investidura de Pedro Sánchez. Pero igual que Sánchez concedió esa infraestructura a los cántabros, con la misma facilidad se la quitó. El cambio de opinión de Miguel Ángel Revilla ya ha provocado el retraso de la presentación de ofertas para la contratación de la plataforma entre Amusco y Osorno. El resultado: serán los políticos y sus intereses partidistas quienes decidirán si conviene o no que los cántabros tengan su tan ansiado AVE.

Además, tenemos a Teruel Existe, de momento el gran ganador de esta coalición en lo que a infraestructuras se refiere. Los turolenses tienen el compromiso del Gobierno para construir una autovía que no parece que se vaya a aprobar fácilmente. Dicha infraestructura cuenta con la negativa del Ministerio para la Transición Ecológica por su impacto medioambiental. Hecho que, sin embargo, no ha frenado a Sánchez, porque la utilidad política de este compromiso para el ya presidente supera significativamente los costes medioambientales de este gobierno supuestamente envuelto en la bandera de la sostenibilidad.

Todo apunta a que el Gobierno Sánchez-Iglesias aún tiene algunas infraestructuras más que intercambiar con sus socios y que probablemente descubriremos en los próximos presupuestos. Cataluña se postula a ser una de las comunidades más beneficiadas en el reparto, no tanto por sus evidentes necesidades de inversión como por la presión ejercida por ERC y el inhabilitado Quim Torra.

En resumen, la historia del nunca acabar, donde la política lo impregna todo y pone por delante del bienestar de los ciudadanos el mercadeo.

De forma reiterativa la inversión en infraestructuras en nuestro país ha sido utilizada por los decisores políticos como una vía de estímulo de la economía a corto plazo, con un fuerte cariz personalista y partidista. Una forma de actuar pensando en réditos políticos que resulta insostenible en cuanto a resultados obtenidos y servicios prestados a medio y largo plazo en detrimento de otras infraestructuras más rentables y con un mayor impacto para el bienestar social. Además, en muchos casos, la promoción de estas obras ha primado sobre la gestión eficiente de las infraestructuras existentes y su mantenimiento, afectando a su explotación, a la calidad del servicio y, en algunos casos, incluso a la seguridad.

Desde Ciudadanos reivindicamos un gran Pacto de Estado por las Infraestructuras y la Movilidad que despolitice las inversiones en infraestructuras y se comprometa con la eficiencia y la sostenibilidad. Tenemos que garantizarlo con un nivel de consenso y profundidad que asegure una duración superior a una legislatura y que asegure que los criterios de valoración objetiva, estudio de la rentabilidad socio-económica, análisis coste-beneficio, programación y priorización son los ejes centrales de la nueva política de infraestructuras y movilidad en nuestro país.

Un gran Pacto que asegure también la estabilidad de la inversión pública en infraestructuras de forma que no dependamos tanto del momento del ciclo económico, sino que incluso durante periodos de recesión económica se garantice la eficiencia de la red de infraestructuras. Nuestros ciudadanos y empresas no deben pagar la falta de planificación y el cortoplacismo de los gobiernos presentes y pasados.

Este gran Pacto por las Infraestructuras y la Movilidad garantizaría la solvencia económica de las inversiones en infraestructuras, así como la seguridad técnica y jurídica del proceso, con transparencia e independencia, siempre alrededor de cinco objetivos fundamentales:

1. Vertebración de los territorios. Infraestructuras que unan y conecten mejor España, las personas y sus territorios, lejos de un modelo excesivamente radial de infraestructuras.

2. Favorecer el comercio, las exportaciones y la competitividad, enlazando puertos, aeropuertos, personas y empresas, que facilite la libre circulación de mercancías a precios más competitivos.

3. Incentivar el turismo nacional e internacional. Un diseño óptimo de las redes de transporte nacional y aquellas que nos conectan con el exterior es fundamental para un sector que es uno de los mayores creadores de empleo y que ha situado a España al frente de las potencias turísticas del mundo.

4. Apuesta por el medio ambiente y la lucha contra la contaminación proporcionando una alternativa más sostenible al transporte de mercancías y pasajeros por carretera.

5. Amplio consenso social y económico. Existe una clara y mayoritaria demanda social y empresarial que pide unas infraestructuras que nos hagan más competitivos y que mejoren la eficiencia en los desplazamientos de los ciudadanos entre las ciudades y con el medio rural.

Cuando en Ciudadanos advertimos de que España no puede depender de quienes no piensan en el interés general sino solo en su trozo del pastel, lo hacemos por cuestiones como esta: un país como el nuestro, de las principales economías de la eurozona, no puede basar su planificación estratégica ni sus conexiones ferroviarias en el capricho de los partidos nacionalistas ni en la supervivencia del Gobierno de turno. España se merece más.

 

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