Opinión

¿Es verdad que los españoles no queremos tener hijos?

13-05-2023 | 20minutos

Los españoles no somos los europeos que menos niños queremos tener. Somos los que más dificultades sufrimos para poder conciliar.

¿Es verdad que los españoles no queremos tener hijos? Si uno atiende a nuestros datos de natalidad podría llegar a esa conclusión. Tenemos la segunda peor tasa de natalidad de Europa, la media de hijos por mujer ha languidecido hasta el 1,19 y las españolas somos las europeas que más retrasamos la maternidad. Basta un vistazo a la pirámide poblacional, cuya forma se acerca peligrosamente a la de una seta, para comprobar el envejecimiento de la población.

Sin embargo, los datos reflejan otra realidad que hace aún más duras estas cifras. La mitad de las españolas asegura que querría haber sido madre 5 años antes. La mayoría, al ser preguntadas, asegura querer tener al menos 2 hijos, y casi 1 de 4 mujeres que ha superado la edad reproductiva óptima querría haber tenido más descendencia. Parece claro: los españoles desean tener más hijos, pero no pueden.

No es de extrañar si tenemos en cuenta que la maternidad lleva aparejada en un 90% de los casos renuncias en la vida laboral o la familia, y en el 50%, una pérdida salarial. El 75% de las mujeres se siente culpable por no pasar más tiempo con sus hijos. Las madres trabajadoras sabemos que los grandes problemas de las familias a veces son cosas sencillas: ¿Con quién dejo a mi hijo cuando está malo y no puede ir al colegio? ¿Qué hago desde las tres de la tarde cuando salen de la guardería hasta que yo salgo del trabajo a las siete? ¿Cuántos campamentos de verano necesito pagar para cubrir el mes de julio? ¿Cómo lo hace una familia que no cuente con la ayuda de los abuelos?

La falta de nacimientos no sólo es el drama presente de tener a millones de españoles renunciando a sus proyectos vitales, sino una amenaza al futuro de un país que necesita que nazcan niños para asegurar el crecimiento económico, el sistema de pensiones y, en definitiva, para tener a quien legar un país mejor.

La negativa del Gobierno a relajar la presión fiscal o su afición al despilfarro han agravado el abandono a las familias y a la clase media, convirtiéndolas en financiadoras de un bienestar del que apenas se benefician. Sin embargo, este fracaso de país no empieza con Pedro Sánchez. Desde 2008, los nacimientos en España han caído más de un 35%, mientras que la inversión de nuestro país en políticas de familia es de las más bajas de Europa de manera sistemática: con gobiernos del PSOE y con gobiernos del PP.

El bipartidismo comparte también el vicio de lanzarse a prometer en campaña lo que incumple cuando gobierna. Hay que dar un golpe de timón: ayudar a los españoles a costear los gastos derivados de su paternidad y maternidad no es un capricho que se satisface en una subasta electoralista sino una herramienta para sacar a España de su pozo demográfico.

Como partido reformista, CS es consciente hace años de la dimensión de este reto. De hecho, es sorprendente que hayamos sido los únicos en llevar a la tribuna de oradores del Congreso, donde deberían abordarse los grandes problemas de España, la pirámide poblacional. Llevamos tiempo trabajando en un ambicioso paquete de reformas que no se limita al reparto de dinero como promesa electoralista, siempre acotado a determinadas rentas, que acaba cronificando la imposibilidad de prosperar a muchas familias. 

Abogamos por la cobertura de gastos a las escuelas infantiles, extraescolares y comedor, por la apuesta paulatina por jornadas laborales flexibles y, por supuesto, por beneficios fiscales a familias, como la o 10 puntos menos de IRPF como alivio directo a la carga de las familias con dos hijos; y a empresas, asegurando que no paguen cotizaciones por sus empleados con un hijo menor de 3 años o dos menores 12.

'A por el segundo hijo' es precisamente el nombre de la última medida de este paquete. Tener dos hijos no puede ser sinónimo de una hazaña. Por eso, hemos planteado una red de protección universal a todas las familias hasta que el segundo hijo cumpla los 12 años, con prestaciones, bonificaciones y desgravaciones fiscales para aligerar la crianza del menor. A diferencia de la lluvia de millones y los cheques-bebé, esta medida, junto al resto de mejoras para las familias, constituyen un plan a largo plazo. Una auténtica revolución por la natalidad.

Porque, los datos lo prueban, los españoles no somos los europeos que menos niños queremos tener. Somos los que más dificultades sufrimos para poder conciliar. Pocas decisiones más inteligentes puede haber para el futuro de un país que ayudar a sus ciudadanos a cumplir su deseo de ser padres.

 

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