Opinión

Ganemos el futuro de Europa

02-10-2021 | El Mundo

La Unión Europea vive un momento decisivo y afronta muchos retos y amenazas.

El proyecto comunitario europeo es una maravillosa historia de éxito colectivo. Hace ya más de 60 años se sembró la semilla de esta gran idea, esta magnífica herramienta económica, política y social que ha permitido convertir un continente de guerra y sangre en uno de paz y libertad. Podemos estar muy orgullosos del trabajo realizado por generaciones anteriores a la nuestra para que viviéramos en una Europa mejor. Gracias a su inteligencia, generosidad y trabajo, hemos disfrutado del mayor periodo de prosperidad de la historia del continente. Descubrieron que colaborar era mejor que enfrentarse, que nos unen muchas más cosas de las que nos separan e hicieron una labor impagable, avanzando a lo largo de décadas no exentas de dificultades, hasta forjar la alianza supranacional de la que hoy gozamos.

Los españoles somos muy conscientes de la importancia que la UE ha tenido en la transformación de nuestro país. Su ayuda ha sido crucial para consolidar la democracia, posibilitar el despegue económico y ejecutar, en definitiva, un impresionante proceso de modernización del país en tiempo récord. Le debemos mucho a Europa, como también Europa le debe mucho a la aportación española al proyecto común. Juntos somos más fuertes y mejores.

Ahora, 64 años después de los Tratados de Roma y 29 años después de Maastricht, Europa vive un momento decisivo. Son muchos los retos y amenazas que tenemos en un mundo cambiante y convulso, donde China y EEUU se disputan la supremacía económica y tecnológica y donde la UE sigue siendo una gran potencia de mercado, pese al handicap que supone disponer solo del 7% de la población mundial y cada vez más envejecida. A los desafíos geopolíticos se unen los económicos -incluidos los derivados del Brexit y su impacto en nuestros intereses aduaneros y en el mercado único-, los sociales, la lucha contra el cambio climático, la digitalización y un largo etcétera. Destacando entre ellos, naturalmente, el de la reconstrucción de todo lo devastado por la pandemia del coronavirus.

Para superar este último reto, la UE nos ha proporcionado ya las dos mejores herramientas: la vacunación y los fondos de reconstrucción. Una vez más, ha estado a la altura. ¿Se imaginan lo que hubiera supuesto para España hacer frente a una crisis así fuera de la UE? ¿Lo que nos hubiera costado acceder a las vacunas y ayudar a las familias, autónomos y pymes a sobrevivir? Por no hablar de lo imposible de diseñar un plan de reconstrucción ni remotamente parecido a la oportunidad que suponen los fondos de reconstrucción.

Pero es clave que seamos conscientes de que los retos de futuro son muchos más y de que el proyecto europeo necesita seguir consolidándose para conservar su esplendor. Es como una planta a la que hay que regar, podar y cuidar a diario. Además, no faltan precisamente enemigos de la UE, dentro y fuera de ella, deseando celebrar su fracaso y trabajando para conseguirlo. Los nacionalismos de todo pelaje contra los que precisamente se levantó el proyecto europeo y los populismos contrarios a los valores fundadores de la UE -solidaridad, igualdad, unión, libertad- no descansan en su labor de erosión de todo lo que compartimos.

Por otra parte, no hay que ocultar que muchos europeos, en especial los jóvenes, se preguntan hoy si la UE podrá dar respuesta a sus problemas y desafíos. Si será capaz de ofrecerles un futuro de oportunidades en un mundo radicalmente distinto al que vio nacer al proyecto. Los liberales no tenemos ninguna duda de la respuesta a esa legítima pregunta: sí. La UE no solo puede dar esa alternativa a las nuevas generaciones y al conjunto de la población, sino que es la única capaz de darles la mejor posible. El camino europeo es el de la esperanza, la ilusión y las oportunidades. Pero para poder recorrerlo juntos hay que hacer reformas, relanzar el proyecto y defenderlo con toda firmeza ante quienes quieren destruirlo.

Ni los populistas con sus recetas mágicas -en realidad, viejas políticas fracasadas- ni los nacionalistas con sus dogmas identitarios son solución a nada. Europa sigue siendo la solución. En este sentido, se ha organizado la Conference On The Future Of Europe, un innovador foro de debate y discusión público para que entre todos diseñemos las prioridades y propuestas que nos sirvan para construir un futuro común. Como no podía ser de otra forma, los liberales estamos especialmente implicados en la iniciativa. Y ya hemos puesto en marcha una cadena de encuentros en diferentes países de la Unión para poder hablar de todo esto con nuestros ciudadanos.

Porque creemos que en esta tarea tenemos que implicarnos todos. Desplegando una mirada abierta al mundo, asumiendo las dificultades que hay que superar y debatiendo desde el realismo, la madurez y la responsabilidad. Como dijo Jean Monnet, «nosotros no coligamos Estados, nosotros unimos a las personas».

A los liberales españoles nos hace mucha ilusión que la siguiente parada de esos encuentros vaya a tener lugar mañana en la capital de España, en la sede de Ciudadanos, y junto a grandes referentes del liberalismo europeo. Sabemos que tenemos una responsabilidad muy grande en la nueva etapa que afronta la Unión Europea y estamos dispuestos a asumirla. Exigimos mucho a nuestros ciudadanos y nos exigimos todavía más a nosotros mismos.

Será, además, una oportunidad de celebrar el gran resultado que nuestros colegas del FDP alemán han logrado en las elecciones del domingo pasado. Tras pasar por momentos de mucha dificultad, algo consustancial a todo proyecto liberal, han consolidado una posición fuerte en el Bundestag y tienen muy cerca la posibilidad de decidir el próximo Gobierno de la primera potencia económica de Europa. Una estupenda noticia para todos los que creemos en la UE, que es lo mismo que creer en la libertad.

No es la única buena noticia que han dejado esas elecciones. La caída de los partidos extremistas de ambos bandos -Die Linke y AfD- es otro signo de esperanza. Se demuestra que cuando hay acuerdos de Estado y alianzas entre las fuerzas centrales y democráticas para ofrecer soluciones a los problemas reales de los ciudadanos, los extremos se quedan sin caldo de cultivo para su peligrosa demagogia. Es la misma tónica que se da en las instituciones europeas, donde liberales, conservadores y socialdemócratas acordamos juntos las directrices de la Unión. No permitimos que nacionalistas y populistas, de ningún extremo, tengan la batuta de absolutamente nada.

Nuestra familia política es decisiva en la gobernanza europea. Y, dentro de ella, es muy destacado el papel de Cs. Garantizamos no solo la defensa de los valores europeos y las ideas liberales, sino que en el grupo que decide las mayorías en el Parlamento Europeo estén siempre muy presentes los intereses de los españoles.

Ojalá algún día podamos celebrar también en España que se impone el sentido de Estado, que se abren paso los grandes acuerdos nacionales y que aprobamos reformas de país en materia de pensiones, natalidad, mercado laboral, educación o protección del medio ambiente. Si en Europa trabajamos juntos los partidos que creemos en Europa, en España debemos hacerlo los partidos que creemos en España.

Desde Cs seguiremos impulsando esa línea. Somos los representantes de España en la decisiva familia del liberalismo europeo y los representantes del liberalismo en la política española. En nuestro ADN está la defensa de la democracia y la lucha por la libertad. Continuaremos utilizando nuestra fuerza al servicio de los valores que forjaron el proyecto europeo y de todos vosotros. Para que ganemos el futuro juntos y podamos seguir disfrutando de esta extraordinaria creación del ser humano que es la Unión Europea.

 

* Inés Arrimadas es presidenta de Ciudadanos y Maite Pagazaurtundúa es eurodiputada de Ciudadanos y miembro de la Conferencia sobre el Futuro de Europa. 

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