Opinión

La hora de la verdad

09-09-2015 | ABC

Está en manos de los ciudadanos de Cataluña. El cambio sensato es posible. Es la hora de la verdad.

En poco más de dos semanas se celebran elecciones al Parlamento de Cataluña. Imprescindibles tras dos legislaturas frustradas, romas, marcadas por el viaje a ninguna parte pilotado por Artur Mas. En la falaz travesía ha sembrado la división política, mermando la cohesión social que caracterizaba a los catalanes. Hoy el timonel es el abanderado de una facción que aglutina al separatismo con cantos de sirena populistas que dan por hecho lo irrealizable.

Un abanderado que ha buscado la fórmula idónea para no rendir cuentas de su gestión al frente del gobierno de la Generalitat: escaquearse en una lista conjunta y conformar una candidatura que no es más que un espejismo. Puede parecer que gobierno y oposición van de la mano, con destacados miembros de su club de fans. Pero ni uno ha sido gobierno ni mucho menos los otros han sido oposición. Todo queda en casa.
 
La pretensión explícita es conseguir un escaño más para poder romper la baraja. Ni buscan ni quieren otra legitimidad. Se sienten depositarios de un mandato popular que consideran suficiente pero que no resiste la prueba del algodón: lo que pretenden está fuera de un ordenamiento democrático que tiene el reconocimiento, la homologación y el apoyo de las principales democracias del mundo.
 
Otros tenemos objetivos más prosaicos: que tras las elecciones del 27S se recupere el sentido de la realidad en las instituciones democráticas de la Generalitat; que los comicios autonómicos conformen un Parlamento plural que recoja la diversidad de la sociedad catalana y respete los derechos y las libertades, sin vulnerar el ordenamiento democrático que las sustenta; que el futuro gobierno de la Generalitat gobierne; que lo haga para todos, con las manos límpias, y regenere un sistema político que ha sido hegemónico y que, simplemente, apesta.
 
La regeneración sólo se conseguirá con un aumento sensible en la tradicionalmente baja participación. Está en manos de los ciudadanos de Cataluña. El cambio sensato es posible. Es la hora de la verdad.
 

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