Opinión

Modernizar España

30-12-2017 | El País

Los viejos partidos arrastran mochilas con innumerables casos de lo que ha sido un auténtico saqueo del dinero de todos los españoles durante décadas

En su discurso de Nochebuena, el rey Felipe VI habló de la necesidad de mirar sin miedo al futuro para llevar a cabo reformas en España, evitando caer en el inmovilismo y el conformismo. Y justamente esa necesidad reformista que nos permita ganar el futuro a los españoles es la razón de ser de Ciudadanos, que hace más de dos años se convirtió en un proyecto político nacional con esa ambición.

Pero nos guste o no, todas las reformas políticas, democráticas, económicas y sociales hay que fiarlas en buena medida al Gobierno, un ejecutivo conservador, al que le cuesta moverse, que no actúa con visión de futuro, especialmente en todo lo relacionado con la recuperación de la confianza en la vida pública.

Será complicado que en esta legislatura, de transición entre el viejo bipartidismo y el futuro de España, se pongan en marcha las profundas transformaciones que requiere nuestra sociedad. Es cierto que desde Ciudadanos hemos logrado, haciendo una oposición constructiva, darle un cambio de rumbo a la política española con medidas importantes en este primer año de legislatura.

Pero España es un país lleno de talento y con muchas oportunidades que pasan por delante en plena globalización, por eso no podemos conformarnos y tenemos la obligación de seguir liderando los cambios necesarios en el Congreso y exigiendo al Gobierno que los ejecute si no quiere poner fin a la legislatura.

Aunque no voy a hacer una descripción exhaustiva de toda la actividad parlamentaria de nuestro grupo este año, sí quiero poner algunos ejemplos de reformas impulsadas en estos 12 meses. Me siento orgulloso de que la primera ley nacional de Ciudadanos aprobada en las Cortes Generales haya sido la ley de medidas urgentes para los trabajadores autónomos.

También hemos dado un giro de 180 grados a la política fiscal de los gobiernos de Rodriguez Zapatero y Rajoy. Mientras los españoles han visto que tanto socialistas como conservadores han subido los impuestos a la clase media trabajadora en la última década, hemos arrancado al Gobierno un acuerdo para la rebaja del impuesto de la renta a partir de los presupuestos 2018.

También logramos poner en marcha un complemento salarial para que los jóvenes que se forman y trabajan tengan salarios dignos o el incremento en los permisos de paternidad para conseguir una mayor igualdad y conciliación de la vida laboral y familiar.

Hemos conseguido poner fin a la política de recortes presupuestarios en educación, sanidad o dependencia, e incluso hemos conseguido que se incrementen los recursos para estas políticas de bienestar y futuro.

En el plano cultural hemos hecho realidad la vuelta a un IVA reducido a la música, la danza y el teatro , y hemos logrado el compromiso de la rebaja del resto del llamado IVA cultural en los presupuestos de 2018.

La lucha contra la corrupción y por la regeneración democrática es una prioridad para nuestro proyecto y para la mayoría de españoles. Los viejos partidos arrastran mochilas con innumerables casos de lo que ha sido un auténtico saqueo del dinero de todos los españoles durante décadas.

Por eso presentamos a principios de legislatura la Ley integral contra la corrupción, que está a punto de aprobarse, con medidas para proteger a los denunciantes, regular los lobbies, perseguir penalmente el enriquecimiento ilícito o la financiación ilegal.

También hemos abierto en el Congreso una investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP, a pesar de la oposición del partido conservador.

La modernización e independencia de la Justicia, la profesionalización y la independencia de los organismos reguladores, la ley de reforma de la Fiscalía, una nueva ley electoral, la regulación de la gestación subrogada, una nueva financiación autonómica justa y suficiente o la equiparación salarial entre los cuerpos policiales nacionales y las policías autonómicas son también algunas de nuestras prioridades para el nuevo año.

Pero más allá de las reformas aprobadas o impulsadas por Ciudadanos en 2017, este año será recordado como el año en que la democracia española sufrió su crisis más grave desde el golpe de Estado fallido de 1981. El año en que la verdadera sociedad civil de Cataluña -no la que vive del dinero público y está amparada por el poder- se alzó ante el golpe a la democracia que se estaba perpetrando para gritar alto y claro que la mayoría catalanes queremos seguir siendo también españoles y europeos.

Y el año en que, finalmente, el movimiento cívico que iniciamos unos pocos hace más de diez años en Barcelona, Ciutadans, cristalizó en la primera victoria para un partido constitucionalista en unas elecciones autonómicas catalanas.

Para nosotros era fundamental estar a la altura en este momento, porque nacimos para ello también. Pero además de plantar cara al separatismo y dar voz a la Cataluña silenciada, no hemos perdido de vista que a la par lo verdaderamente urgente para vencer al nacionalismo es tener un proyecto de España atractivo, diverso, unido y moderno, con ambición de mejora y vocación de liderazgo en Europa.

La deslealtad de nacionalistas y populistas no puede ser excusa para el inmovilismo de los conservadores de Rajoy ni las ocurrencias de los socialistas de Sánchez. Precisamente porque creemos en nuestro país queremos hacer de él la mejor nación posible. Una nación de ciudadanos libres e iguales donde todos disfrutemos de los mismos derechos, libertades y oportunidades.

España tiene que recuperar y devolver el esfuerzo a la clase media trabajadora; España necesita un nuevo proyecto de unión e igualdad para todos los españoles; España está obligada a abordar de una vez una verdadera revolución educativa y científica; España debe recuperar liderazgo en Europa y presencia en el mundo. Y los españoles claman por la regeneración democrática y política.

Soy consciente que todo ello no se logrará hasta que no tengamos un nuevo gobierno limpio y libre de mochilas, y una mayoría parlamentaria con la ambición de modernizar España y reagrupar a los españoles entorno a un nuevo proyecto nacional. Pero mientras eso no llega, seremos la oposición útil de España y para los españoles. No es momento de preguntarse qué va a hacer España por nosotros , sino qué vamos a hacer nosotros por España.

 

* Lee el artículo en El País

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