Opinión

No hay lugar para la ira

16-06-2015 | ABC

El mapa institucional ha cambiado significativamente tras los comicios del 24M y seguirá cambiando en los próximos días y semanas

El mapa institucional ha cambiado significativamente tras los comicios del 24M y seguirá cambiando en los próximos días y semanas. Acabamos de asistir a la constitución de los nuevos consistorios y está pendiente el cierre de las negociaciones que alumbren los distintos gobiernos autonómicos. El otrora azul dominante ha perdido fuerza como consecuencia de la importante merma de apoyos electorales. Tampoco el rojo resplandece, por la pérdida notoria de votos sufrida.

Puede discutirse la oportunidad de los acuerdos que están conformando el nuevo mapa. Considerarlos o no oportunos depende con frecuencia del cristal, rojo o azul, con que se mira. El anhelo de cambio, si no mayoritario cuando menos significativo, ha tenido mucho que ver con el resultado electoral. Está por ver dónde y hasta qué punto se produce ese cambio por muchos esperado.

 
Los dos partidos mayoritarios han leído el resultado siguiendo los postulados de la vieja política, sin tener en cuenta la percepción creciente de que el cambio necesario es mucho más que apartar a unos para que se pongan otros. En su intento de minimizar daños se han mantenido fieles al escenario habitual, entendiendo pactos y acuerdos como instrumentos para mantener cuotas de poder. Especialmente el PSOE que, una vez más, ha mostrado su incoherencia y ha buscado muletas capaces de dejarle cojo de por vida.
 
En ese escenario, Ciudadanos ha querido propiciar el cambio desde la sensatez siguiendo tres ejes fundamentales: regeneración democrática, recuperación económica y cohesión social. Anteponiendo la coherencia y la gobernabilidad, en defensa del interés general, por delante del mero interés partidista.
Algunos lo entienden e incluso lo aplauden. Los hay que ven apropiado un acuerdo en Andalucía pero reniegan del equivalente en Madrid. O viceversa. Otros, nuevos con ideas viejas, muestran su intolerancia reaccionaria frente al Ayuntamiento de la capital. Pero la mayoría sabe que nuestro sistema democrático está consolidado. Y que tenemos que defender la igualdad, la solidaridad, la justicia y la libertad. No hay lugar para la ira.
 

Volver