Opinión

Obsesiones

10-09-2015 | El Confidencial

Por todos es sabido que cierta parte de la izquierda más radical se distingue por lucir su tradicional ojeriza por el patrono/ empresario/ inversor/ explotador

Ninguno crecemos sin ciertos efectos secundarios y cada uno de nosotros tiene sus viejas y legítimas obsesiones. De hecho, yo también tengo las mías propias. Lo malo es cuando las obsesiones se convierten en una piedra en el camino de otros. Por todos es sabido que cierta parte de la izquierda más radical se distingue por lucir su tradicional ojeriza por el patrono/ empresario/ inversor/ explotador. Ser rico es malo, patrono es sinónimo de explotador y, como hasta la mismísima Bruja Avería repetía a toda una generación de niños, “¡viva el mal, viva el capital!”. Como es por todos sabido, el empresario se levanta todas las mañanas barajando distintas fórmulas para martirizar a sus empleados, de forma cómplice los mercados se ufanan en jugar al parchís con vidas humanas, y aquello de la cuenta de resultados es una mera anécdota al lado de todo lo anterior.

En Madrid, a todos nos vienen rápidamente a la cabeza el nombre de determinadas empresas que podemos citar como grandes paradigmas del capitalismo, grandes superficies que atienden las ansias consumistas de los ciudadanos. Que atienden tanto los quiero y los puedo como, los hoy más que nunca, quiero y no puedo.

Pero hoy en Madrid, más que nunca, se demuestra que no es oro todo lo que reluce. No es de extrañar que en los últimos años, y de manera generalizada, las antaño pobladas plantillas de las que estas empresas sacaban pecho, se hayan visto mermadas hasta la extenuación. Los ERE, los ERTE, los cierres de empresas, las reducciones salariales masivas, los descuelgues de convenios colectivos, los concursos de acreedores... se han convertido en el pan nuestro de cada día. Y no es el pan del que han tenido que comer únicamente las pequeñas y medianas empresas y los autónomos. No se me ocurre ni un solo antiguo bastión del consumismo que no haya acudido a algunas de estas fórmulas, asfixiado por las deudas o la cuenta de resultados. Miles de trabajadores despedidos y locales vacíos después. Las antiguas obsesiones pueden llegar a nublar la visión de las indecentes colas de paro de hoy. 

Últimamente repito mucho que Madrid ya no es una tierra de oportunidades. Pero creo no equivocarme cuando hago referencia a las alergias que en algunos provocan la visión de las potentes luces, los dorados, la saturación de productos y el perfecto maquillaje de la dependienta de turno. Vamos, todo aquello que tiene pinta de ser “lujo” y, al parecer, origen de todos los males.
No seré yo quien diga que no hay que controlar a las empresas, el trato que dan a sus trabajadores, las condiciones de contratación y, por supuesto, su forma de rendir cuentas al fisco. De hecho, no es para mí nuevo criticar los tramposos tejemanejes de alguna de estas mercantiles. Pero lo que no se puede obviar, en ningún momento, es su papel como generadoras de empleo y revitalizadoras de una economía maltrecha. No se puede poner el foco en segarles la hierba debajo de los pies, en inventar formas de complicar su día a día y perjudicar su cuenta de resultados.

Últimamente repito mucho que Madrid ya no es una tierra de oportunidades. Pero creo no equivocarme cuando hago referencia a las alergias que en algunos provocan la visión de las potentes luces, los dorados, la saturación de productos y el perfecto maquillaje de la dependienta de turno. Vamos, todo aquello que tiene pinta de ser “lujo” y, al parecer, origen de todos los males.
No seré yo quien diga que no hay que controlar a las empresas, el trato que dan a sus trabajadores, las condiciones de contratación y, por supuesto, su forma de rendir cuentas al fisco. De hecho, no es para mí nuevo criticar los tramposos tejemanejes de alguna de estas mercantiles. Pero lo que no se puede obviar, en ningún momento, es su papel como generadoras de empleo y revitalizadoras de una economía maltrecha. No se puede poner el foco en segarles la hierba debajo de los pies, en inventar formas de complicar su día a día y perjudicar su cuenta de resultados.

 

 

 

 

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