Opinión

PP, PSOE y sus subidas del IRPF: cómo subir los impuestos para recaudar menos

31-08-2018 | El Confidencial

Subir los últimos tipos de la tarifa, los denominados marginales, solo distorsiona y apenas proporciona recaudación.

La finalidad fundamental de una eventual subida de impuestos debe ser obtener más recaudación, y no menos, para financiar el gasto público. Por otra parte, hay que asumir que cualquier subida de impuestos, recaude lo que recaude, genera distorsiones en la actividad económica y, también, más fraude fiscal y economía sumergida. Todas estas son cuestiones elementales que tanto el PSOE como Podemos han olvidado en la disparatada carrera veraniega de subidas de impuestos: diésel, grandes y no tan grandes empresas (que ya comentamos hace unas semanas en El Confidencial), impuestos a los clientes bancarios...

 
Aun así, hay una regla todavía más básica y que dicta el sentido común cuando se habla de subir impuestos: contrastar los datos. El PSOE anunció anteayer que cedía a las exigencias de Podemos y aceptaba, sí, subir el IRPF, algo que hasta entonces consideraba una línea roja imposible de traspasar. Eso sí: la propuesta del PSOE limita la subida impositiva exclusivamente a los que ganen más de 150.000 euros. 'A priori', podría parecer una idea simple: que el despilfarro y el aumento de gasto solo lo financien los 'ricos'. Sin embargo, toda la teoría de la Hacienda Pública señala lo contrario: subir los últimos tipos de la tarifa, los denominados marginales, solo distorsiona y apenas proporciona recaudación. En un impuesto masivo como el IRPF, la recaudación se obtiene de los primeros tipos del impuesto, por los que pasan todos los contribuyentes.
 
Pero, independientemente de la teoría y del sentido común, el PSOE ha decidido cumplir el programa de Podemos. Aunque alguien ya hizo lo que ahora pretende la izquierda radical: el PP, en 2012, con mayoría absoluta, decidió dar cumplimiento al programa de máximos de Izquierda Unida, con la mayor subida del IRPF desde la creación del impuesto, en la reforma Fernández-Ordóñez.
 
El principal problema con los impuestos del PP no es, como señala Pablo Casado, su actual presidente, un problema de programas electorales de rebajas fiscales, sino de cumplimiento de los programas. Es decir, un problema de credibilidad. En ese primer subidón de impuestos, se elevaron el IBI y el IRPF. Se subieron los tipos de todos los tramos del IRPF. En concreto, a los que ganaban más de 150.000 euros se les subieron entre seis y siete puntos. Con ese nuevo nivel de tipos impositivos, con unos ingresos de entre 120.000 y 300.000 euros se pagaba un 51% y, a partir de ahí, un 52%.
 
Lo que un contribuyente tiene que pagar por un impuesto se denomina en técnica tributaria cuota líquida. Por ejemplo, si a un contribuyente se le retienen 15.000 euros y luego se le devuelven 1.000, entonces su cuota líquida, lo que ha pagado por IRPF, son 14.000 euros. Si en lugar de a devolver le salieran 1.000 euros a ingresar, entonces su cuota líquida, lo que el Estado le recauda, serían 16.000. Estos datos aparecen en las casillas 720 y 721 de la declaración de IRPF (cuotas líquidas estatal y autonómica), y la Agencia Tributaria las suma y las publica en la estadística de declarantes.
 
En 2012, el subidón fiscal del PP en los tramos a partir de 150.000 euros no recaudó absolutamente nada, de hecho, atención, se perdió recaudación. En 2011, el total de cuotas líquidas, la recaudación real del IRPF de contribuyentes que ganaron más de 150.000 euros fue de 7.917.917.394 euros. Sin embargo, después del subidón de Montoro, en 2012, en ese tramo solo se recaudaron 7.899.595.636 euros. Después de subir entre seis y siete puntos en los últimos tramos, más las subidas de los tramos inferiores, los declarantes más ricos del IRPF aportaron 18.321.758 euros menos. El IRPF incrementó su recaudación en 2012 respecto del año anterior, pero de forma menos equitativa y progresiva, porque los mayores declarantes pagaron menos. De hecho, si solo se hubiesen subido los últimos tipos de la tarifa, la recaudación del IRPF hubiese descendido en lugar de haber aumentado.
 
Esto pasó porque 'desaparecieron' misteriosamente contribuyentes en los dos últimos tramos, especialmente el último, de los que más ganaban, que eran un 18% menos en 2012 respecto de 2011, tras la subida de impuestos del PP. Desgraciadamente, los contribuyentes con más renta pueden elegir cómo cobrarla. A veces, esto es legal, y otras, como la interposición artificial y fraudulenta de sociedades (de la que a lo mejor les suenan casos de dirigentes y altos cargos del PP, el PSOE o Podemos) es ilegal. Además del fraude, unos niveles impositivos muy elevados, incluso superiores al 50%, no solo se perciben como injustos sino que perjudican la eficiencia y el crecimiento económico.
 
En definitiva: todo esto no es ideología ni tampoco estimaciones, son simplemente los datos oficiales de la Agencia Tributaria que recogen lo que pasó con una subida de impuestos del PP, que ahora quieren copiar el PSOE y Podemos. Es bueno recordar lo que pasó entonces: como no se fueron cumpliendo las previsiones recaudatorias, el PP volvió a incumplir sus promesas y acabó subiendo más impuestos, incluyendo de paso la mayor subida del IVA de la historia. Ahora, mucho me temo que si esta política de subidas indiscriminadas de impuestos del PSOE y Podemos sale adelante, acabaremos igual. Por eso, Ciudadanos se opondrá, no solo porque conseguimos una sustancial rebaja de impuestos a los que menos ganan sino, especialmente, porque en política fiscal es muy cierta la regla que se atribuye a Albert Einstein: “No podemos esperar distintos resultados si siempre hacemos las mismas cosas”.
 
España necesita reducir el gasto superfluo y las duplicidades, y dedicar más recursos y no menos (como han hecho el PP y el PSOE) a la lucha contra el fraude. Lo que no necesitamos es insistir en recetas fracasadas como subir el IRPF, sociedades, el diésel... a los contribuyentes que ya los pagan para abandonar toda disciplina fiscal. Es un camino a ninguna parte, y los españoles, como mínimo, se merecen decidir, en las urnas, si esto es lo que quieren.
 

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