Opinión

Resistiremos

23-03-2020 | El Mundo

Vamos a estar un mes encerrados en casa, pero no podemos ni bajar la guardia, ni caer en el desánimo.

Ayer, en el séptimo día de confinamiento, nos enteramos de que el Gobierno va a ampliar quince días más el Estado de Alarma, con lo que nuestro aislamiento se extenderá más allá de la Semana Santa.

Yo he trasladado mi despacho a casa y desde aquí teletrabajo, como miles de madrileños y de españoles que lo están haciendo desde sus hogares. Sin embargo, hay otros que no pueden como los médicos, enfermeras, anestesistas, celadores, transportistas, cajeras, limpiadores y también los trabajadores de las residencias de mayores. Muchos de ellos, me consta, sin el material necesario pero con un esfuerzo sobrehumano que hace que Madrid no se pare. Y a ellos nuevamente les digo: Gracias.

En esta nueva situación que nos ha tocado vivir, intento buscar siempre el lado positivo a las cosas. Desde hace siete días, puedo compartir más tiempo con mi mujer, Paula, y con mi hijo, Guille. Echamos de menos pasear y jugar en el parque, es cierto. Disfrutar del aire libre, de paseos con Claudio, nuestro perro. Pero es lo que toca.

En casa jugamos con Guille, compartimos lecturas, abrazos, cuentos y tratamos de hacerle la vida lo más normal posible. Extraña a su profesora y a sus compañeros de clase pero, pese a su corta edad, sabe que ahí fuera hay un virus malo del que tenemos que protegernos y por eso no podemos salir.

Esa es nuestra rutina diaria ante este huracán silencioso que tantas vidas está segando y tanto dolor causa a miles de personas.

Vamos a estar un mes encerrados en casa, pero no podemos ni bajar la guardia, ni caer en el desánimo. No podremos visitar a nuestros padres, ni besar a nuestros abuelos, ni compartir un aperitivo con nuestros amigos, pero todos sabemos que estamos haciendo lo correcto.

Podemos y debemos esforzarnos para ofrecer a los demás nuestra mejor versión. Acompañar, escuchar, apoyar, mostrar a los nuestros que mantenemos el ánimo es también nuestra responsabilidad, quizá sea nuestra mayor responsabilidad.

A todos nos ha cambiado la vida estos días de confinamiento y nos la va a cambiar mucho más en los próximos días. Porque vendrán días más duros. Aunque, a la larga, nos hagan más fuertes. Debemos adaptarnos a la nueva rutina que nos toca vivir. Cuanto antes lo hagamos, más útiles podremos ser a la sociedad.

Cada jornada, por videoconferencia, hablo con decenas de personas que están dando lo mejor de sí frente al virus. Expertos, profesionales de todos los sectores, madrileños que saben -que sabemos- que todo nuestro esfuerzo tiene un propósito.

Cada vez que siento algo de cansancio, pienso en nuestros médicos y me obligo a trabajar con más fuerza. Todos les debemos todo.

Por la noche, a eso de los ocho, nos queda la emoción de cada día, a la que nos unimos desde casa: el "aplauso solidario" y unánime hacia todos los profesionales sanitarios. El segundo día salí a aplaudir desde la ventana de mi despacho y mis vecinos amenizaron los aplausos con una canción que desde entonces pongo todos los días en mi casa: resistiré.

Porque sí, vamos a resistir. Y en este aplauso simbolizamos la gratitud hacia todas las personas que se dejan la piel a diario para que la vida continúe. La piel e incluso, algunos, la vida.

Juntos y unidos los españoles vamos a salir de esta pandemia, de este virus que desgraciadamente se está llevando muchas vidas por delante. Probablemente nos tocará llorar a algún ser querido al que desgraciadamente no vamos a poder velar. No hay mayor tristeza que no poder hacerlo. Lo sé y se me parte el alma cada vez que lo pienso.

Por eso quiero pediros que estemos más unidos que nunca en estas tres semanas que nos quedan de aislamiento. Os puedo asegurar que vamos a ganar la batalla a este virus y lo vamos a hacer entre todos.

 

Ignacio Aguado es vicepresidente de la Comunidad de Madrid y portavoz de Gobierno.

 

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