Sala de premsa

Albert Rivera: 'No me gusta el federalismo asimétrico'

12-03-2015 | El País

El líder de Ciudadanos dice que no se pueden invocar derechos históricos para obtener réditos políticos

 

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha reclamado este miércoles en Barcelona una “revisión técnica” de la Constitución para avanzar hacia un Estado federal que sea pactada por amplias mayorías y que pueda durar 30 o 40 años. En su opinión, solo se podrá avanzar en ese sentido con una lealtad institucional mutua que “ahora no existe”, entre el Gobierno y las comunidades autónomas.

“No me gusta el confederalismo ni el federalismo asimétrico”, dijo Rivera, quien alertó de que “no se puedan invocar derechos históricos para sacar réditos políticos”. En su opinión, “los derechos los tienen los ciudadanos, no los territorios” y se declaró contrario al derecho de autodeterminación porque “no existe, ni para Cataluña, ni para el País Vasco ni para Madrid”.

Rivera expuso su propuesta de reforma federal durante un coloquio organizado por la asociación Federalistes d’Esquerres, al que asistió también el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y Albert Miralles, de EUiA. Podemos rechazó participar en el acto, mientras que Unió Democràtica e Iniciativa per Catalunya habían anunciado su presencia pero finalmente se excusaron.

El coloquio sirvió para constatar una amplia coincidencia entre Rivera e Iceta sobre la necesidad de que exista un gran consenso sobre reforma constitucional. Les diferenció, eso sí, el alcance de la reforma, su concepción de Cataluña y las definiciones, pues para el líder del PSC España es “una nación de naciones”, como aseguraba el ponente constitucional Jordi Solé Tura.

El previsible crecimiento de Ciudadanos consiste, entre otros factores, en hacerse con una parte del electorado socialista, principalmente en el área metropolitana de Barcelona, y el discurso de Rivera se centró en ese segmento, que rechaza el nacionalismo.

El líder de Ciudadanos propuso que la reforma constitucional tome como referencia para su debate un informe de 2005 redactado por el Consejo de Estado que presidía entonces Francisco Rubio Llorente y que explicaba cómo debía realizarse la reforma

Rivera considera que el sistema autonómico español ya responde a un modelo federal y recordó que hay mecanismos de desarrollo autonómico que aún no se han puesto en marcha, como el de la responsabilidad fiscal. En su opinión, la reforma constitucional requiere “amplias mayorías” porque es eso lo que las hace estables en la inmensa mayoría de países.

Entre los asistentes al coloquio estaban el constitucionalista Francesc de Carreras, así como, a título personal, el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo, miembro del Consejo Ciudadano de Podemos y que lamentó la ausencia de este partido en el debate. Meses atrás se celebró otro similar en Madrid y sí acudieron representantes de esta fuerza política.

El proceso de reforma constitucional, dijo Rivera, ha de hacerse sin los grupos políticos “que quieren destruir el país”, en alusión a Convergència y Esquerra Republicana, sino con los que abogan por “un proyecto común de España para que funcione y sea un proyecto atractivo y renovado”. La reforma constitucional debería servir en su opinión, para cerrar el modelo autonómico y definir cuales son las autonomías, cosa que no pasa ahora.

Miquel Iceta, por su parte, insistió en que en España “falta cultura federal”, y que, por ello, en ocasiones se asocia esa idea con la discriminación, incluso con la segregación cuando no es cierto. El líder del PSC cargó contra la “hostilidad” del Gobierno del PP para abrir ese proceso negociador y dijo que, se haga la reforma que se haga, deberá votarse en Cataluña y en el conjunto de España. Para el líder del PSC “hay cosas que no funcionan” y una de ella es la lealtad institucional. “O hay corresponsabilidad entre Gobiernos o no saldremos adelante”, advirtió.

El representante de EUiA, el referente catalán de Izquierda Unida, reivindicó el derecho de autodeterminación y recordó que, cuando se aprobó la Constitución en 1978, los sindicalistas de Comisiones Obreras se volcaron en su defensa.

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