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Constitución y estado federal

19-07-2010 | C's

La Constitución permite el desarrollo federal del Estado Autonómico, lo que no cabe en la Constitución es la autodestrucción del Estado, mediante la secesión, o mediante una confederación imposible.

 

La Constitución permite el desarrollo federal del Estado Autonómico, lo que no cabe en la Constitución es la autodestrucción del Estado, ya sea mediante la secesión, ya sea por la vía de admitir una confederación imposible.
 
Considero el federalismo como la más adecuada formula institucional de acomodación de la pluralidad en democracias justas y viables. Todo ello por: 1) ser el federalismo un proceso basado en la negociación y el acuerdo, entre los diferentes actores en presencia; 2) implicar unidad y diversidad: un proyecto de convivencia común desde el pluralismo cultural y la diversidad, tanto en el conjunto del Estado como en el interior de las nacionalidades o regiones; 3) articular de modo indisoluble autogobierno y gobierno compartido: altos niveles de autogobierno se combinan, así, con la implicación de las nacionalidades y regiones en las decisiones centrales, mediante órganos de participación y deliberación multilaterales; 4) lo cual se traduce, en fin, en un proyecto de solidaridad e igualdad interterritorial, que fundamenta la cohesión social y la igualdad, manteniendo ciertas diferencias.
 
En el Estado autonómico o federal, igualdad no es, no puede ser, uniformidad. La  igualdad como viene dejando claro, sentencia tras sentencia el Tribunal Constitucional, es una igualdad sustancial o básica del estatus de ciudadanía en todas las autonomías. Establecer esa igualdad básica es la función del Gobierno central en un estado autonómico, por eso el artículo 149-1-1º de la Constitución proclama que el Estado debe velar por el establecimiento de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes constitucionales sin depender de su ubicación territorial. Y esa igualdad de derechos y deberes no se circunscribe a los derechos fundamentales, se refiere también a los prestacionales recogiendo ese carácter global del Estado social de derecho.
 
Sin embargo, el Estado Federal exige unidad, parte de la unidad y no se entiende sin la unidad. Mal favor le hacen al federalismo quienes consciente o inconscientemente plantean soluciones abiertamente confedérales que niegan la unidad superior. Todos deben saber que la federación existe sólo si existe unidad (la guerra de secesión en EEUU fue una guerra para preservar la unión contra la confederación). El Estado Federal exige lealtad federal que consolida la unión, y funciona en la medida en que las leyes federales se sobreponen a las leyes de las partes federadas.  Una lealtad que no practican los nacionalismos catalán, vasco o gallego y que no practicarán con independencia que el Estado sea federal o confederal. Quienes como el PSC, PSOE, o incluso el PP, estén dispuestos a negociar con ellos el modelo de Estado para facilitar “su encaje y no provocar su desafección” se equivocan una vez más. Su objetivo, ya sea mediante la táctica soberanista, ya sea mediante la demanda directa de la independencia, es la secesión y el posterior pannacionalismo catalán y vasco, es decir, la expansión territorial mediante la reivindicación de anexión de las demás Comunidades Autónomas que ellos llaman “els països catalans” o “Euskal Herria”.
 
Lamentablemente el PSOE de Zapatero y el PSC  de Montilla incapaces de establecer un dique y una corriente contraria al nacionalismo y el independentismo se han dejado arrastrar por ellos. El nacionalismo y el independentismo catalán, incluso en su versión  más moderada, siempre ha tenido una aspiración (hoy compartida por el PSC): configurar la relación Cataluña - resto de España como una relación bilateral, es decir, de igual a igual, de nación a nación, en la que todas las cuestiones que surjan entre ambas se resuelvan en virtud de pacto. En otras palabras, una aspiración de naturaleza confederal o bilateral; incompatible con la fórmula federal, según la cual existen algunas cuestiones en las que el interés general de todas las comunidades federadas (fijado por la mayoría) ha de prevalecer sobre el particular de cualquiera de ellas.
 
El socialismo español se encuentra ante la enorme responsabilidad de avanzar en la España de los ciudadanos fijada en la Constitución, separando la condición de ciudadanos de la condición de perteneciente a un grupo cultural o lingüístico; o bien, sucumbir a la idea de una España nación de naciones. De avanzar en el establecimiento de un marco común para todos, basado en la igualdad de derechos y deberes, en la igualdad de oportunidades y en la posibilidad real de participación en la vida pública y social de todas las personas y grupos con independencia de su identidad cultural, religiosa o lingüística; o bien, sumergirnos en una España plurinacional, donde la nacionalidad sea una obsesión y donde el ciudadano sea un oscuro objeto de deseo, porque su alma es la principal competencia que se disputan los diversos nacionalismos y donde los poderes públicos tengan como principal tarea la de perpetuar los rasgos nacionalmente diferenciadores.
 
Antonio Espinosa, Secretario de Acción Política de C’s

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