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Entrevista a Félix Ovejero

28-02-2008 | Mahó

Félix Ovejero, uno de los inspiradores de Ciudadanos, considera que el hecho de compartir una identidad no otorga soberanía ya que esto supondría un constante chantaje a la democracia.

Pep Mir - Maó

Ciudadanos. Partido de la Ciudadanía concurre por primera vez a unas elecciones generales. Uno de sus impulsores e inspiradores es Félix Ovejero, doctor de Metodología de las Ciencias Sociales y profesor de la Universidad de Barcelona, que ayer fue el protagonista del Foro ICM. Se trata de un reconocido escritor, pensador y articulista.

Su conferencia se titula "Nacionalismo y pensamiento progresista". ¿Cuál es la relación entre ambos?

Son opuestos. Si el progresismo se configura como una herencia de la Ilustración, de la idea de ciudadanía según la cual todos los ciudadanos son iguales en libertades y derechos, el nacionalismo se asienta en la idea de que hay unos ciudadanos que participan de una identidad especial, que en algún sentido son mejores que los otros. De aquí cuando se llama anticatalán al rival político, como queriéndolo excluir.

¿El nacionalismo es conservador?

Sí, es constitutivamente conservador. Consiste en cimentar la convivencia política en la tiranía de los orígenes.

¿Es ilegítimo que un grupo de personas quiera vivir bajo una misma identidad en condiciones de igualdad con las otras?

Pero es que el nacionalismo no es que uno quiera vivir bajo una identidad, sino que quiere que el conjunto de la comunidad política viva bajo la identidad que él atribuye al conjunto. Cada uno tiene su identidad, que por lo general es reconstruida. Los nacionalistas existen antes que la nación, inventan la nación, se inventan un mito. En lugar de cimentarla en derechos, libertades, justicia...

¿Y esto es igual en todas partes?

Sí, en lo esencial es lo mismo.

¿Cómo hay que organizarse? ¿El sistema de estados se da por bueno?

Sólo con la idea republicana en el sentido francés, con un conjunto de ciudadanos que se comprometen mutuamente a una serie de derechos y libertades, sin otras exigencias de identidades culturales. Sólo con el sometimiento a una ley que es el resultado de un proceso democrático, y a partir de aquí no hay nadie por delante de nadie. Sin requisitos de identidad.

¿Ve bien el proyecto europeísta?

Sí, siempre que no se trate de inventarse también una hipotética identidad, por ejemplo relacionada con el cristianismo. Hay que sopesarlo desde la racionalidad y la igualdad de los ciudadanos.

Ha empezado la campaña. ¿Uno de los objetivos para Ciudadanos es que se les vea como algo más que antinacionalistas?

Recuperar el núcleo antinacionalista es volver al sentido inaugural de la comunidad política. Y esto es un mensaje progresista, de centro-izquierda o izquierda. Sin distinciones por rasgos arbitrarios como la identidad cultural. Algo como el sentido común es un proyecto compatible con todos. Y Ciudadanos es algo más, pero ésta es una batalla tan urgente y tan atosigante que es la que está en la agenda política de una forma más inmediata.

Y simplificando más, a veces la batalla se limita a la lengua, ¿no?

Lo que sucede es que el nacionalismo construye una mitología según la cual la lengua proporciona una identidad, y éste es el sentimiento de la comuni dad política, y la comunidad política se vuelve soberana porque participa de esta identidad. Esto es insostenible, porque participar de una identidad no te da soberanía política. Las mujeres tienen un sentimiento de identidad reconocible. Y no por esto son una unidad de decisión política. Por otra parte, las dos ciudades de España con más identidad mirando los apellidos son Lugo y Huesca, y Barcelona es la segunda ciudad más española, es la síntesis de las gentes que han llegada de mil sitios. García es el apellido más común en todas las comarcas de Cataluña. Entonces, ¿qué es la identidad?

¿Un referéndum sobre la independencia aclararía las cosas?

Y si un barrio de ricos quiere jugar aparte si no se hacen las cosas como ellos quieren, ¿qué? Esto sería un permanente chantaje a la democracia. La democracia es que todos nos sometemos a las leyes discutidas democráticamente. Y una vez hecho el referéndum en Cataluña, la mayoría de ciudadanos de Barcelona querría ir con España. ¿Entonces hacemos otro? El que pierde también puede pedir el derecho a la autodeterminación. Si la adscripción es voluntaria...

Volviendo a la campaña. ¿Más bipolarizada que nunca?

A pesar de que el mensaje de Ciudadanos es el más cabal, no podemos ignorar que el mercado político tiene barreras de entrada. Hay que tener recursos para estar presente. Se depende mucho del marqueting. El proyecto de Ciudadanos se va a un terreno común que PP y PSOE deberían buscar, y ojalá lo buscaran entre ellos. Ciudadanos estaría encantado de desaparecer si lo hicieran.

¿Quien prefiere que gane?

Cualquiera que esté dispuesto a suscribir este proyecto, que quiera participar de un pacto nacional en cuestiones básicas como la política antiterrorista y la estructura del estado. Aunque tampoco soy portavoz de Ciudadanos. Sólo soy fundador y simpatizante.

¿Qué opina del primer debate?

Los proyectos económicos no se diferencian mucho. La intervención de Solbes no muy favorable a bajar los impuestos no casa mucho con las ofertas electorales realizadas hasta ahora por su partido. Son etiquetas para su clientela.

Pero las etiquetas funcionan.

Las etiquetas arrastran. La izquierda se ha convertido en una serie de tópicos sin sustancia.

Y mucho voto fiel.

Más en el PP, que no quiere agitar mucho porque hay un activo de izquierdas que está escéptico y no quiere participar.

Es comprensible la abstención

Mientras no haya un partido como nosotros consolidado, que tense al PSOE hacia una vocación no nacionalista, se puede entender que haya quien no quiera votar. Ciudadanos cubre este hueco, pero su proyección en estos momentos es la que es.

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