Sala de Prensa

La demagogia y los complejos

14-05-2011 | La Vanguardia

Con lo fácil que es explicar la realidad, al modo del gerente de la UAB: o se cuadran rápidamente las cuentas o se pasa a engrosar el pelotón de los torpes junto a Irlanda, Grecia y Portugal.

  

Acabo de recibir un e-mail del gerente de mi universidad, la Autònoma de Barcelona, en la que me comunica que este año percibirá de la Generalitat 33 millones de euros menos de los previstos en su presupuesto. Según el gerente, ello es debido “a las restricciones presupuestarias  de las finanzas públicas  derivadas de la política de consolidación fiscal de los gobiernos estatal y autonómico”. Advierte, además, que en los próximos años los gastos deberán ajustarse a las condiciones singulares determinadas por la crisis económica. 

La Universitat Autònoma, pues, deja de ingresar 33 millones que hipotéticamente había previsto recibir de la Generalitat y se muestra comprensiva con la situación dadas las difíciles circunstancias del momento. Una actitud razonable que contrasta con la demagógica exigencia del Govern de la Generalitat respecto al adelanto del importe del fondo de competitividad.  

Ciertamente dicho fondo, cuyo importe exacto no puede todavía calcularse - y, por tanto, la tan aireada cifra de 1.450 millones es una pura hipótesis montada sobre bases inciertas – es una deuda que el Estado tiene legalmente contraída con la Generalitat y también con otras comunidades. Ahora bien, en modo alguno existe un deber legal de adelantar su importe. Si en años anteriores este adelanto se había llevado a cabo era debido a que las finanzas del Estado tenían margen suficiente o, cuando menos, alegremente así se creía. Hoy, como sabemos, la situación es muy distinta: las finanzas mundiales escrutan con su mirada el elevado nivel del déficit español y el panorama está para pocas bromas. 
 
Pero a CiU le da igual, va a la suya, estamos en elecciones. Y nada digamos del interesado apoyo del PP a Convergencia en el Congreso respecto a este asunto, una muestra de falta de rigor y de seriedad, de oportunismo y demagogia, para nada la imagen de partido serio, de partido de gobierno. 
 
Por último, la contradictoria posición del PSC ha mostrado a un partido sin criterio y sin rumbo. Primero, el portavoz Nadal dice que en este asunto apoyará a CiU y los senadores del PSC votan una moción reclamando el adelanto del fondo de competitividad. En cambio, los 25 diputados del PSC en el Congreso depositan su voto poco después en sentido contrario. Una vez más, el complejo de ser acusados de anticatalanes les hace caer en el ridículo. Con lo fácil que es explicar la realidad, al modo del gerente de la UAB: o se cuadran rápidamente las cuentas o se pasa a engrosar el pelotón de los torpes junto a Irlanda, Grecia y Portugal. 
 
Entretenidos nos tienen todos por su demagogia y sus complejos.  
 
Francesc de Carreras Serra, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona (U.A.B.).

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