Notas de Prensa

La transición ciudadana

03-02-2013 | El Mundo

Esta crisis política, social, económica y de valores civiles que vive nuestro país es a la vez una oportunidad para que los españoles retomemos las riendas de nuestro futuro

Probablemente en las últimas semanas estamos viviendo en nuestro país el momento político y social más convulso de las últimas décadas. La corrupción que estamos conociendo a través de investigaciones policiales, judiciales o periodísticas están dejando sin aliento e indignada a la inmensa mayoría de la ciudadanía española. 

 
Pero esta corrupción que afecta a los principales partidos impulsores o herederos de la transición política no es solo coyuntural ni fruto de un acumulado casual de presuntos o confesos ladrones en cada organización, sino un problema estructural del actual sistema de partidos: un sistema  'atado y bien atado',  opaco, oligárquico y cerrado que a la práctica ampara y propicia la corrupción, y sobre todo evita el rendimiento de cuentas directo con los ciudadanos, permitiendo omisiones o acciones  ejecutivas y legislativas que sólo piensan en el interés de los partidos en detrimento del interés general sin que ello pase demasiada factura debido al propio sistema electoral.
 
Es urgente tomar medidas contra la corrupción, pero enmarcadas en una reforma general de mayor calado, en un reinicio del sistema político español, 35 años después de la reforma política que se inició con el 'harakiri' de los representantes de las Cortes franquistas. Ha llegado el momento de poner punto y final a esta etapa de luces y sombras donde la democracia se ha depositado de facto en la cúpula de los partidos, para abrir una nueva etapa que forje una democracia para ciudadanos mayores de edad , donde el epicentro de la vida pública se sitúe en la relación entre los ciudadanos y sus representantes públicos, dejando en un segundo plano a las direcciones de los partidos políticos, que deben dejar de ser agencias de colocación y maquinarias electorales costosas, burocráticas y  con tendencia a la mediocridad.
 
Decía Víctor Hugo que no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo. Pues hoy en España no hay nada más poderoso que la idea de hacer una transición ciudadana que pase página de la España de rojos y azules, de la España tribal de identidades excluyentes y de la España de los partidos que lo han controlado todo, y conseguir la España de los ciudadanos, una nación donde asumamos el poder y la responsabilidad los ciudadanos para decidir que queremos para nuestro futuro y el de nuestros hijos.
 
Esa transición ciudadana debe ser nuestra pacífica y democrática revolución española del siglo XXI, basada en la reforma del sistema desde el estado de derecho para fortalecer nuestra democracia. Hay que cortar los tentáculos de la partitocracia sobre el poder judicial, los funcionarios, los medios de comunicación, los supervisores del poder financiero, el propio poder financiero, los consejos de administración de las empresas cotizadas, los sindicatos y patronales entre muchas otras medidas. Y para ello habrá que desmontar el actual modelo de partidos cambiando la ley electoral y la ley de financiación de partidos  para establecer entre otros cambios elecciones primarias por ley en todas las organizaciones políticas, listas abiertas para que los ciudadanos escojan directamente a sus representantes y la publicación de cuentas, patrimonios y donaciones de todos los partidos políticos y cargos públicos.
 
No será fácil, pero es el momento de esta transición ciudadana, porque esta crisis política, social, económica y de valores civiles que vive nuestro país es a la vez una oportunidad para que los españoles retomemos las riendas de nuestro futuro y un reto para todos aquellos que hemos entrado en la vida pública para cambiar las cosas y no para que las cosas nos cambien a nosotros. 
 

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