Sala de Premsa

Trampas al solitario

05-08-2013 | Catalunya Press

Para el binomio Mas-Junqueras la prioridad es mantener el tono de deslealtad institucional, ahondar la fractura política y social en Cataluña y seguir, sin pudor, haciendo trampas al solitario

En los albores de la IX Legislatura del Parlamento de Cataluña, el día en que se constituía la cámara autonómica catalana tras las elecciones del 28 de noviembre de 2010, un grupo reducido transitaba por el Parque de la Ciudadela en dirección al arsenal militar que actualmente acoge al legislativo catalán. Este reducido grupo incluía a los cuatro parlamentarios de la efímera Solidaridad Catalana por la Independencia (SI), entre ellos el ahora concejal Joan Laporta y el ex miembro del Consejo General del Poder Judicial Alfonso López Tena. Ese día de puesta de largo miraban al recinto parlamentario al tiempo que el primero exclamaba: “Lo que hay que hacer con este Parlamento de juguete es derruirlo”. Su aprecio por la institución estaba al nivel del estribillo que cantaron sin pudor a lo largo de la legislatura: “España nos roba”.

 
Afortunadamente SI fue literalmente barrida en las últimas elecciones autonómicas, las anticipadas por Artur Mas al 25 de noviembre de 2012. Sin embargo, tanto el estribillo como el desprecio institucional intrínseco parecen haber cuajado en buena parte de los grupos parlamentarios que actualmente componen la cámara autonómica, incluida CiU, la federación antaño nacionalista y hoy claramente separatista que parecía depositaria del sentido común en la política catalana.
Artur Mas gobierna en minoría, rehén de su apuesta de máximos por la travesía a Ítaca, cautivo del núcleo duro de CDC –el artífice de otra frase de calado: Catalonia is not Spain– y de un falso líder de la oposición parlamentaria que le suelta soga mientras le exige que haga pedagogía de la extrema culpabilidad de un genérico Madrid en todo lo que pueda afectar negativamente a la economía catalana. ¿Qué les voy a decir que no sepan? Si no se paga a las farmacias, la culpa es de Madrid; si quien no recibe el pago de sus servicios son las entidades del tercer sector, la culpa es de Madrid; si hay que hacer un ERE en la hipertrofiada CCMA, la culpa es de Madrid; si el Gobierno de la Generalitat se limita a prorrogar los presupuestos del pasado año, con sus sustanciosos recortes, sin pasar el tamiz democrático del debate parlamentario, no lo duden, la culpa está en el centro de la meseta.
 
En plena canícula Cataluña sigue sin presupuestos y pendientes de la decisión que pueda tomar el gobierno de Mas el primer martes de mes, el próximo 6 de agosto. El Gobierno de España ha fijado el techo de déficit para la comunidad autónoma catalana en el 1,58%, medio punto por encima del autorizado a otra de las principales comunidades aportadoras a la caja común, precisamente la de Madrid. Tras la relajación del objetivo autorizado por la Unión Europea para el conjunto de España, el Gobierno de Rajoy ha autorizado objetivos de déficit asimétricos para varias autonomías. Si la correspondiente aplicación presupuestaria se ciñe a priorizar las necesidades reales y los recortes inciden en lo superfluo, manteniendo los servicios básicos fundamentales para salvaguardar el estado del bienestar, nada que objetar. De hecho, este objetivo fijado para Cataluña supera ligeramente el 1,5% que explicitó como necesario y deseable el propio Gobierno de la Generalitat al prorrogar los presupuestos de 2012, en la reunión del Consejo Ejecutivo del pasado 27 de diciembre, víspera de los Santos Inocentes.
 
Puede que no sea más que eso, una inocentada. Lo que valía en diciembre –cuando tocaba elaborar los presupuestos 2013 tras la debacle electoral de CiU– es ahora insuficiente e inasumible. La cantinela es la misma: España nos roba. El Parlamento de Cataluña sigue siendo una institución meramente ornamental, de juguete. Para el binomio Mas – Junqueras la prioridad es mantener el tono de deslealtad institucional, ahondar la fractura política y social en Cataluña y seguir, sin pudor, haciendo trampas al solitario.
 
 
 

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