Cs en los Medios

Dos aspirantes

16-02-2015 | El Mundo

Supongo que las misteriosas simpatías no pueden ser decisivas para tomar partido (en estricto sentido)


Supongo que las misteriosas simpatías no pueden ser decisivas para tomar partido (en estricto sentido). Ni el hecho de que un aspirante sea hijo de catalán y andaluza. Ni siquiera que tenga las cosas, personales y comunes, tan claras como procuro yo tenerlas. Ni que, por coincidencia en librerías que las circunstancias pueden transformar en decisiva, el instinto nos aproxime y la confianza nos cierre los ojos.


La política no tiene nada que ver con opiniones cordiales ni con sangre nativa. La simpatía, en su alto sentido, llega a una aproximación que avanza a ciegas... Estoy hablando de Albert Rivera: un muchacho emisor de palabras con naturalidad y buena puntería, estudiadas para que resulten más oportunas y convenientes en función de su fin en unas elecciones... Hace meses recibí un libro suyo titulado Juntos podemos: el futuro está en nuestras manos. Propone una amistad mediata, una aspiración común, una esperanza compartida.

Añade algo al Podemos más seco y discutible de Pablo Iglesias. Entre ambos aspirantes a encabezar la política próxima, hay semejanzas y diferencias. Uno recuerda a un político que nos precedió en este mundo. El otro, a un español representativo: no envanecido, capaz, con pies en nuestro suelo. Y la mirada, abierta y comprensiva... «Dejemos de ser súbditos, para ser verdaderos».


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