Notas de Prensa

EUSKAL DEMOKRATA: ¡fuera la capucha!

22-10-2011 | C's

En cuanto acabó el franquismo los psicópatas se pusieron a matar como posesos.

 
 
Tres asesinos  vestidos de forma grotesca, como hacía el Marques de Villaverde cuando iba de boda, pero en otro estilo, salieron ayer por  la tele para perdonarnos la vida.
 
 Muchas gracias, pedazo de psicópatas (ver nota 1): a las potenciales víctimas siempre les da placer el saber que uno de los suyos no les va a dar un tiro en la nuca por el morro.
 
 Pero no son los psicópatas los que más han perturbado la vida cotidiana de los ciudadanos vasco-navarros: al fin y al cabo, entre 44 millones de españoles y los casi tres millones de vasco-navarros solamente han matado a ochocientos y pico y han herido, tirando por bajo a unos diez mil,…¡Ya sería casualidad que me tocase a mí! En realidad, en el día a día, los que más se inquietaban por distintos motivos eran los partidarios de los psicópatas que te rodeaban en el pueblo, en los amigos  y en la familia.
 
 Estos te controlaban si no eras un cordero sumiso a sus quimeras asesinas. Durante el franquismo no se les veía por ninguna parte. En las manifestaciones contra Franco en el pueblo, siempre éramos los cuatro gatos de siempre: sobre todo currelas comunistas, muchos de los cuales acababan encarcelados por el TOP franquista. Algunos otros perdían el curro en empresas que dirigían gentes como Garaikoetxea.
 
Ahora bien: en cuanto acabó el franquismo los psicópatas se pusieron a matar como posesos, aquellos a los que nunca habíamos visto en las manifestaciones contra Franco aparecieron como setas hablándonos del Movimiento de Liberación Vasco que iba a liberar a Euskadi de la opresión española y que nos llevaría al paraíso socialista euskaldun, Garaikoetxea,  que durante el franquismo había sido un ejecutivo agresivo de la burguesía Navarra, que llamaba a los grises para hacerles entrar en razón a los comunistas que tenía en la empresa, resultó ser del PNV, acabo de presidente de Euskadi, y cuando se peleó con Arzalllus montó otro partido, EA, que ha acabado por servir de vientre de alquiler a Bildu…
 
 Los amigos de los psicópatas impusieron  su mando en plaza, mientras los psicópatas mataban, secuestraban y extorsionaban…En mi pueblo ocuparon todo el tejido social: el cine club, las asociaciones de vecinos, las peñas de fiestas etc. etc…
 
 Y empezaron a pasar cosas como estas que me cuenta Kepa:
 
 “Estaba tan tranquilo tomándome una birra con Iñaki, viejo militante del PCE que había pasado 4 años en la cárcel condenado por el TOP a raíz de una huelga en 1967 y de repente aparecen diez matones ( y alguna matona) al frente de los cuales iba un concejal de Herri Batasuna y nos empezaron a empujar  de la barra hasta sacarnos a la calle. Una vez allí empezaron a darnos de hostias entre gritos en euskera ( Iñaki,que es euskaldun,  me dijo que se notaba que no sabían vascuence) y gritos en castellano como: IROS A ESPAÑA. Todo ello en medio de la indiferencia ( o el miedo)  de las decenas de personas que pasaban por la calle y que reconocían a la perfección al concejal de ¡CULTURA! que estaba dirigiendo la operación. Nadie le denuncio ni mostró un mínimo de solidaridad con nosotros. Estoy seguro que muchos pensaban que éramos unos fachas a los que nos estaban dando nuestro merecido.
 
 A Iñaki le partieron la nariz, a mi solamente me dejaron un ojo morado.
 
 Después de pasar por urgencias le planteé e Iñaki la necesidad de denunciar el hecho en los juzgados, a lo que me contestó: “Qué fácil lo ves todo, como se nota que vives en Barcelona desde hace siete años. Si yo le denuncio a este tipo ahora paso a estar en la lista de los “liquidables” del pueblo y además estoy gestionando con el Ayuntamiento el permiso de ampliación del taller y éste maromo forma parte del gobierno municipal en alianza con el PNV. ¿Quieres que arruine mi vida? Kepa tu estas soltero y vives en Barcelona, yo tengo un hijo y una hija y vivo y trabajo aquí…¿No comprendes que no puedo denunciarle?...En los tiempos de Franco que me tocó vivir, los sesenta y principios de los setenta, podían detenerte, torturarte e incluso condenarte como a mi a cuatro años de cárcel, y además tenía dieciocho años entonces…Ahora estos te pueden matar o arruinar la vida y tengo casi cuarenta años y una familia que sacar adelante”. 
 
Le di un fuerte abrazo a Iñaki, se me saltaron las lágrimas, ¡que gran tipo era Iñaki! ¿Qué le podía reprochar por no querer acompañarme a hacer la denuncia? ¡Nada! Al contrario lo admiraba profundamente: un luchador como él zarandeado por una pandilla de matones fumaos. ¡Qué bien vivía yo en Barcelona bien lejos de esta mierda!... Nos despedimos y nos fuimos cada uno a nuestra casa.
 
A los dos días empezaron las fiestas del pueblo. Fui a la ceremonia religiosa de la misa del santo (con gafas de sol para ocultar el moratón del ojo) y me puse cerca del altar  porque me gusta la música que se toca por la orquesta y el coro del pueblo. Estaba justamente detrás de la corporación municipal. Poco más allá a mi derecha estaba el concejal de cultura que me había sacudido. Cuando estaban cantando el credo, el concejal se volvió hacia mí, me señalo discretamente con el dedo índice y acto seguido hizo con la mano el gesto de disparar una pistola. Me dejó helado. A la salida de la misa me emborraché sólo.
 
 Pocos días después de acabadas las fiestas, todavía estaba en el pueblo, ya que me quedaban dos semanas de vacaciones. En el telediario del mediodía dieron la noticia: habían matado a José Luis, el panadero del pueblo de al lado que surtía de pan una de las panaderías del pueblo, a la que yo iba a comprar. Lo había visto muchas veces: era un tipo animoso, había nacido en León pero vivía en el pueblo de al lado desde hace más de treinta años ya que llegó de crío con su padre que vino a trabajar en una fábrica de cojinetes muy conocida. Era muy espabilado y no le costó aprender euskera y como era guapote tenía conquistadas a todas las etxekoandres de los caseríos de la comarca a las que les vendía pan a punta pala y a las que seguro las hacía felices.
 
Unos del CDS de Suarez de Vitoria lo convencieron para que se presentase para concejal. Se presentó pero no salió. ETA cuando reivindicó su asesinato dijo que era un enemigo del pueblo vasco y un fascista español… 
 
En su funeral no se llenó ni mucho menos la iglesia. De nuestro pueblo fuimos seis, y eso que lo conocía todo el mundo,  entre ellos Iñaki con su narizota vendada…No  apareció por allí ninguna de las etxekoandres a las que les había enseñado lo que es disfrutar…”
 
 ¡Cuantas historias como la que me ha contado Kepa me vienen a la cabeza viendo a esos tres psicópatas vestidos de forma tan grotesca como el Marqués de Villaverde en la boda de su hija Carmencita con Alfonso de Borbón, pero en otro estilo!...cientos de miles de historias que dan cuanta del poder de los matones, de la miseria moral de muchos ciudadanos, del comprensible miedo de tantos miles, y del heroísmo de los más valientes.
 
 Parece ser que ya no va a haber más “José Luises”; repito, muchas gracias psicópatas…
 
 Lo que ahora tiene que ocurrir es que no vuelva a haber más “Iñakis” que no pueden denunciar una agresión de un concejal de cultura. No puede volver a ocurrir que la gente mire para otro lado mientras un concejal de cultura acompañado de unos matones y matonas se dedica a agredir a dos antifranquistas llamándoles fascistas…
 
 No puede  volver a pasar ser que no se llene la iglesia en un funeral por el asesinato a cargo de los psicópatas de una panadero amoroso…
 
 ¡Tienen que dejar de ocurrir tantas cosas en mi querido país!
 
 Démócras vascos: FUERA LAS CAPUCHAS!
 
 (1)  El psicópata no es un enfermo. Es plenamente consciente de sus actos y nunca es considerado un atenuante en un juicio. El psicópata puede ser un amoroso padre de familia y un tierno hijo de su mamá. Pero el psicópata tiene un problema irresoluble: desconoce la empatía. Al fanático le ocurre algo parecido. No soy científico pero me da la impresión que detrás de cada fanático hay un psicópata y que todo psicópata es potencialmente un fanático.
 
NOTA 2: Este relato es verídico, los nombres están cambiados, los pueblos no se identifican, pero los hechos son exactos...Vamos a empezar a quitarnos la capucha: el concejal se llama Arkaitz Iruretagoyena...fue purgado por la dirección de Batasuna porque le gustaban demasiado los porros después de ser cuatro años de concejal de cultura de.....¡No digo el pueblo, todavía no me he quitado la capucha del miedo del todo!
 
Jokin Armendariz, Secretario de la Agrupación Digital de C's.

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