20-05-2014 | C's

En el fondo está claro que el único voto perdido es aquel que no se da al partido que uno quiere, el único voto útil es aquel que se da a quien cada uno quiere votar

Cuando se inicia una campaña electoral cada formación política presenta su programa y empieza de una forma u otra a explicarlo, pero a medida que se acerca la fecha de la votación el mensaje de los grandes partidos empieza, de manera pertinaz, a intentar amedrentar a los votantes que tienen la tentación de quitarles su confianza para depositarla en otros partidos más nuevos y por tanto más pequeños: es el mensaje que refleja el miedo de esos partidos y la apelación al voto útil, basado en que sólo grandes partidos pueden tener suficiente fuerza para ser eficaces en las instituciones y en que si esos partidos no logran representación ese voto se habrá perdido. 

Son los mensajes del miedo que se declinan en varios puntos:

Miedo a que sus votantes desengañados por los errores y por las traiciones a sus programas busquen en otros partidos la honestidad y coherencia que no encuentran en ellos. Son conscientes de que su mensaje es puramente electoral para captar votos y seguir con su cuota de poder, pero confían en los equipos de marketing comunicativo modulado según las encuestas, pues consideran al votante como una especie de “pardillo” al que es fácil embaucar y convencer en quince días a base de eslóganes de que harán en el futuro lo que no han hecho en el pasado.

Miedo a que “se cuele” alguien sin complejos, sin favores debidos, sin créditos bancarios por pagar, que con la libertad de tener las manos libres (y limpias) diga lo que ellos no se atreven a decir y que tanto temen escuchar. Una persona así podría ponerles en evidencia y hacerles posicionar en temas que prefieren esquivar.

En relación a estas apelaciones de que el voto a un partido pequeño es un voto inútil, un voto perdido, me llamó la atención la alusión que a este respecto hizo Javier Nart, cabeza de lista de Ciudadanos-C’s a estas europeas 2014 en uno de los actos de esta campaña; fue para mí una intervención especialmente aclaradora en que vino a decir que dado que en Europa hay 751 diputados, es lógico preguntarse qué puede hacer uno solo, por ejemplo él mismo, en medio de una cámara con 750 diputados más; que se podría pensar que no sirve de nada, que poco puede hacer, pero en realidad un sólo diputado entre 751 puede marcar la diferencia, y lo expuso con el ejemplo de “las preferentes” en las cuales, según dijo, también le estafaron a él:

Si en un solo Consejo de Administración de una sola Entidad bancaria hubiese habido un solo Consejero que hubiese votado “no” argumentando que ese producto era una estafa, muchos de los otros Consejeros de esa entidad se hubiesen planteado su voto y ese banco o caja no las habría comercializado, pero es que si una sola entidad hubiese decidido no comercializarlas, las demás se lo hubiesen pensado dos veces y no las hubiesen sacado al mercado por el riesgo de que se les acusase de comercializar un producto bancario que sus compañeros habían considerado como una estafa. Es decir un solo Consejero podría haber evitado el desastre de “las preferentes”… pero todos callaron, desde los presuntos profesionales de la banca, pasando por los nombrados por los partidos políticos y acabando por los representantes de los sindicatos…. ni uno sólo levanto la voz, ni uno sólo se atrevió a plantear dudas… por lo menos a día de hoy no se dispone de ninguna Acta de una sola reunión en que así conste.

En el fondo está claro que el único voto perdido es aquel que no se da al partido que uno quiere, el único voto útil es aquel que se da a quien cada uno quiere votar.

Si quieren estar de acuerdo con Uds. mismos durante los 5 años que transcurren entre cada elección al Parlamento Europeo, ejerzan su derecho a voto y no escuchen las voces del miedo: voten a quien Uds. crean merece ser depositario de su confianza: ese es el único voto útil.