Notas de Prensa

Carta de Albert Rivera: 'Victorias del odio'

21-10-2009 | Avui

Respuesta de Albert Rivera al artículo del Sr. López Bofill en la que calificaba a los miembros de Ciudadanos como 'sombras del régimen anterior'.

 

El Sr. López Bofill consideraba el lunes que los ciudadanos que llegaron a Cataluña durante la segunda mitad del s. XX de otras partes de España lo hacían enviados por Franco con la finalidad de "españolizar" Cataluña, y me describía como sucesor arquetipo de aquellos ciudadanos. Tenía razón en algo: mi madre, de 1959, vino de Málaga a los 12 años, mi padre nació en Barcelona en 1952. No sé donde nacieron sus padres, abuelos o bisabuelos, ni quiero saberlo, pero no creo que el Sr. López, con un apellido tan histórico y común a las Castillas, sea descendiente directo de Wifredo el Velloso ni de Martín el Humano. Lo que obvia el Sr. López es que mis parientes, como millones de ciudadanos, no llegaron aquí por orden militar, simplemente decidieron cambiar de ciudad en busca de trabajo y prosperidad. Y lo que seguro que no le encaja es que muchos de los nietos o hijos de aquellos, lejos de renegar de nuestros orígenes, los respetamos y les hacemos complementarios de nuestra catalanidad. Entiendo que no es su caso, ya que hace de la confrontación su bandera, y del odio a todo lo que suene a español, como su apellido, su negocio. Lo que realmente no sabe es que Franco y él comparten victoria: el dictador ha hecho confundir el nacionalismo español y sus ideas arcaicas con España, al igual que los nacionalistas catalanes como el Sr. López han hecho confundir su ideología retrógrada con Cataluña. En ambos casos los que hemos saliendo perdiendo somos los ciudadanos que respetamos la pluralidad y las libertades sea cual sea el lugar donde vivimos.

Albert Rivera, Presidente de Ciudadanos (C's)

NOTICIA PUBLICADA TAMBIÉN EN: La Voz de Barcelona, Avui.

ANEXO:

SOMBRAS DEL RÉGIMEN ANTERIOR EN LAS JÓVENES HORNADAS DE CATALANES

Victorias de Franco (1)

Hèctor López Bofill / Profesor de derecho de la UPF

La Cataluña actual es el resultado de una guerra ganada por el nacionalismo español genocida y bárbaro y de cuarenta años de consolidación de las políticas de aquel régimen. Sólo en la próxima década empezaremos a ver el resultado de la llamada Transición y de la democracia, y si su influencia ha sido suficientemente poderosa o no para desmantelar las victorias de Franco. A medida que los nacidos en los últimos años de la dictadura y en los primeros de los gobiernos democráticos empiecen a ocupar los puestos de liderazgo político, económico y cultural nos encontraremos en condiciones de calibrar si la derrota de Cataluña a partir de 1939 fue completa o si aún había alguna posibilidad de resurgimiento, y si las instituciones y la dinámica social catalana desde 1980 han actuado en un sentido de construcción nacional o se han limitado a velar un país agónico.

LAS PERSPECTIVAS, DE MOMENTO, no son muy halagüeñas: el carácter acomodaticio, perezoso, funcionarial, miedoso, ignorante, entregado a la enajenación de los medios de comunicación españoles, automarginado de la cultura y la lengua del país y devoto del nicho que proporciona la condición de ser cola de merluza hispánico hace estragos entre las jóvenes hornadas de catalanes.

HAY QUE TENER EN CUENTA, ASÍ, que el primer político catalán nacido después de 1970 que se presentó de candidato a la Presidencia de la Generalitat para un partido con representación parlamentaria fue Albert Rivera, el arquetipo del que Franco hubiera deseado como sucesor de aquellos que el dictador envió para españolizar Cataluña y continuar con la tarea asimilacionista.

EL SEGUNDO CANDIDATO NACIDO DESPUÉS DE 1970 será Joan Herrera, que no tiene otro mérito curricular que el de haber ido escalando posiciones dentro de la maquinaria de su partido, protegido durante su vida adulta por el cojín de prebendas asociadas a la silla parlamentaria, y que ya lo ha dejado bien claro cuando se le ha preguntado sobre cuál será su posición con el tema de la soberanía: "Mi prioridad es la cohesión social". De aventuras, pues, pocas. Como si la cohesión social tuviera que peligrar por poner una urna, cuando antes la cosa se tambalea porque alguien te envía falangistas o ejerce alguna forma de violencia de baja o de alta intensidad.

TODO ESTO PARA NO HABLAR DE CARME CHACÓN (nacida en 1971), que remata el pacto entre el socialismo y los poderes fácticos procedentes del franquismo forjado durante la Transición dirigiendo este ejército que algunos militares estiman idóneo para salvaguardar la integridad territorial española según dicta el artículo 8 de la Constitución.

EN CUANTO AL MUNDO EMPRESARIAL tenemos que la gran operación del capital catalán de los últimos tiempos ha sido la compra de Spanair, dirigida por el joven y dinámico Ferran Soriano, que, pese a la supuesta fidelidad al país, sigue enjaulado por la misma lógica que ha subordinado desde hace décadas la clase empresarial catalana: la de confiar en el mercado español como fundamento de los proyectos expansivos. Sólo el sedimento de españolidad depositado por los cuarenta años de franquismo permite explicar que, en los tiempos de la unidad de mercado europea y la caída de los aranceles impulsada desde la Organización Mundial del Comercio, aunque se estructuren los proyectos empresariales catalanes pensando con preferencia en el mercado español, el único mercado, por otra parte, en que los productos catalanes se pueden boicotear por ser catalanes. Amenazas de este tipo son, muy probablemente, las que deben haber pesado en el trasfondo del rechazo al cambio de nombre de Spanair por parte de Soriano y de su equipo, descartando una marca que exprese la inequívoca catalanidad de la empresa. En vez de arriesgar y de promover un negocio que penetre en otros contextos nacionales y culturales, preferimos guarecernos en la pequeña parte que nos promete España, ni que sean conscientes del varapalo que siempre nos pueden propiciar cuando los vuelva a inundar la fiebre de la catalanofobia. Esta dinámica, heredada del feroz régimen nacionalista español, es la que nos ha llevado a la decadencia y la que nos seguirá hundiendo.

PERO SIN DUDA LA NOTICIA ESTRELLA de las últimas semanas en este sentido son las reticencias a utilizar la marca Caixa Catalunya para la entidad resultante de la fusión entre la actual caja con esta denominación y Caixa Tarragona y Caixa Manresa. El argumento continúa tirando del mismo hilo siniestro: la preferencia por abrir oficinas en territorio español y la incompatibilidad de extenderse en España con la marca Catalunya. Otra vez, pues, tropezando con el mismo error (o con la misma impotencia): la dependencia del negocio español, las reacciones airadas mesetarias cada vez que en Cataluña planteamos un paso adelante en la emancipación nacional, y los poderes económicos catalanes otra vez atados de manos y pies, amedrentados para no perder cuota de mercado mientras aprietan la sociedad y la clase política para que no vayan más allá. ¿No es ésta la historia del proceso estatutario que ahora nuestro poder financiero se empeña en repetir? ¿Es que no hay mercados europeos o globales para propulsar nuestros proyectos empresariales, que todavía hemos de aspirar a abrir oficinas en Ciudad Real o el Paseo de la Castellana?

CLARO QUE SI ANTES insinuábamos las sombras que todavía se extienden del régimen anterior en el imaginario de los que ya no lo vivieron, qué decir de las generaciones que lo vivieron y que son responsables, entre otros, de las decisiones sobre las fusiones de las cajas catalanas? Estos prohombres se limitan a reproducir los gestos que han dominado en Cataluña desde que los nacionales entraron por la Diagonal de Barcelona el 26 de enero de 1939, el servilismo hacia los poderes que entonces se construyeron o consolidar al amparo del régimen y que todavía siguen teniendo un peso hegemónico en el paisaje económico y social catalán. De ellos hablaremos en los próximos artículos. Pero de momento, ruego que el lector me deje formular preguntas como la siguiente: ¿dónde estaba y para quien trabajaba, por ejemplo, Narcís Serra, presidente de Caixa Catalunya, ex ministro de Defensa español y ex vicepresidente del gobierno español, mientras Franco declaraba el estado de excepción en 1969?
 

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