Notas de Prensa

Entrevista de Xavier Sardá a Albert Rivera en EL PERIODICO

19-11-2010 | El Periódico

Albert Rivera: 'He perdido amigos de verdad, como si yo fuese anticatalán'.

Comunicativo · Con él no hay que romper el hielo. Es un conversador apasionado, pero evita hablar como un autómata
Discrepante · Se sabe fuera del discurso político para él dominante y se siente cómodo en Ciutadans. Fuera de órbita, pero esforzado en demostrar que no es un lunático

Son las cuatro de la tarde. Cotejando datos, le pregunto si tiene hijos. Pone cara de póquer y se le escapa que pronto será padre. Sorpresa, sonrisas y buenos deseos.

-Me han dicho que seguramente es niña, pero todavía es algo prematuro. La ecografía a los tres meses y medio es algo incierta.

-¿Cómo será su mundo, peor o mejor que el nuestro?

-Pues será un mundo globalizado. El que quiera poner puertas al campo lo va a tener difícil. Yo creo que será mejor en algunos aspectos pero también más duro en otros.

-Los adolescentes de ahora lo tienen peor que sus padres.

-Bueno, porque hemos vivido como nuevos ricos tanto política como socialmente y, se diga lo que se diga, no volveremos a funcionar como antes. Pero si se ponen sobre la mesa cuestiones que consideramos esenciales, si somos capaces de levantarnos como un país serio, pueden llegar a vivir mejor que nosotros.

-Es cierto que llegamos al mundo desnudos, pero ¿por qué el vídeo con ciudadanos en pelotas?-Salimos del armario político. Ciutadans dice cosas que mucha gente piensa y no se atreve a decir. En Catalunya decir que eres catalán y también español es tabú.

-Han criticado el hecho de que en el espot aparezca un menor.-Como en tantos anuncios. Yo creo que lo que realmente les preocupa es que haya sido uno de los 20 vídeos más vistos en el mundo. Ha tenido 550.000 entradas en una semana.

-Pero usted no sale desnudo.

-Yo voy vestido porque nos hemos vestido trabajando durante cuatro años en el Parlament. Salimos desnudos como partido político nuevo, y ahora en activo, pero con la fuerza de esa desnudez sin compromisos.

-Usted juega a un cierto radicalismo pero estudió derecho en Esade, que es una fábrica de ejecutivos serios.-Yo no quería ir a una universidad privada. Mis padres son comerciantes y me agobiaba la presión de aprobar o suspender con lo caro que era. Además, quería hacer deporte, quería viajar... vivir al mismo tiempo que estudiaba. Pero bueno, acepté y la verdad es que no me fue mal. He conocido la escuela pública, la escuela concertada y la universidad privada. Lamento que todavía haya diferencias tan notables.

-¿Se volvió usted pijo?

-Yo me he puesto una condición, que es no cambiar pese a las circunstancias. Cuando trabajaba en La Caixa y empecé a dedicarme a la política, mi pareja me lo decía: «Albert, no cambies, ¿eh?». Odio el clasismo. Hay gente en Barcelona que no baja de la Diagonal.

-El otro día alguien me dijo: «Lástima que Albert esté en un partido como Ciutadans, porque cada vez lo hace mejor».-Pues yo creo que estoy en el mejor partido para disfrutar. En Ciutadans, uno participa en todo, diseña la campaña, tiene libertad para decir lo que piensa... Es como si fuera una empresa familiar. Eres candidato, cierto, pero también te toca remangarte cuando es necesario. Además, soy consciente de que soy un privilegiado y me da igual trabajar 12 o 18 horas.

-¿Qué diferencia hay entre Ciutadans y el PP?

-Primero, que nuestro partido es un partido progresista. De hecho, en cuestiones de orden ideológico y social hemos votado en muchas ocasiones con el tripartito. Y luego, que los miembros de Ciutadans no queremos ser del club.

-¿Qué club?

-En Catalunya tenemos un sistema político demasiado endogámico y una partitocracia en la que se ha establecido un núcleo duro del nacionalismo. Hay una serie de familias, de partidos políticos y de medios de comunicación que se pliegan a unos intereses concretos. También existen entidades civiles que van a toque de pito de la subvención... A eso nos referimos cuando hablamos del club. Y el PP quiere ser del club.

-Ya, pero con cada recurso que ustedes interponen se genera más nacionalismo catalán. Es como si les saliese el tiro por la culata.-Sí, pero... Para poner solo un ejemplo, cuando Martin Luther King pedía los derechos civiles, también había gente que se revolvía todavía más en el racismo. Le habrían podido decir que fomentaba a los enemigos de la libertad.

-A Martin Luther King lo mataron.-Ya... Ni tampoco nosotros somos Martin Luther King, pero entiéndame, era un ejemplo.

[En las conversaciones, los temas se hilvanan con la legitimidad de la charla y, en cambio, al transcribir las entrevistas, algún giro puede resultar supuestamente efectista. Pero así vino...]

-¿Ha recibido amenazas?

-Sí, amenazas verbales, por escrito... Hay una condena de dos años de prisión que no se han llegado a cumplir porque en ese caso concreto no había antecedentes previos. Eran personas de las juventudes de Esquerra que me enviaron una carta en la que me daban tres meses para dejar la política o me mataban. Mi mujer abrió el sobre y dentro había una fotografía en la que yo salía con una bala en la frente. Realmente, en ese momento sentí más indignación que miedo. Sentí indignación por el hecho de que alguien te quiera obligar a dejar la política. Es minoritario, pero me pregunto cómo gente tan joven puede sentir tanto odio.

-¿Por qué lo sienten?-Yo creo que las escuelas y muchas veces también los medios de comunicación crean un ambiente hostil. Si yo tengo un reportaje en TV-3 que se titula Adéu, Espanya?, y que lo ponen dos veces, se genera un marco mental y político. Quien gana el marco mental gana la batalla. Y lo mismo sucede con el mapa del tiempo de TV-3, que lo ves y te preguntas: «¿Pero esto qué es, un imperio o un mapa de la comunidad autónoma?». Es como lo de 1714, que muchos jóvenes aún creen que era una guerra de Catalunya contra España y en realidad no fue eso...

-¿Ha perdido amigos?

-Sí... Albert Boadella ya me lo decía. La mitad de su agenda quedó totalmente inutilizada cuando se creó Ciutadans. Hay gente que no puede entender que pienses de forma diferente. En estos años he perdido amigos de los de verdad a los que les cuesta asumir no solo lo que digo, sino también lo que dicen que digo. Como si yo fuese anticatalán. Te ponen un etiqueta y dices ¡pero si hemos estudiado juntos! Todas aquellas cenas, las copas y el buen rollo... Incluso hemos ido de vacaciones por ahí... Pues nada. Como si tus amigos no pudiesen tener opiniones políticas distintas de las tuyas.

-Pero Boadella se hace un poco el paranoico. No sé si lo es....-No, mire, eso lo dice usted. Quizá en algún momento su error ha sido hablar de Catalunya como si fuera un todo. Hay varias formas de entender este país. No se puede generalizar y decir que se está en contra de toda Catalunya.

-Boadella es un poco hipocondriaco. ¿Usted también?-No, creo que no. Hasta que no me duele mucho algo... Pero me da miedo la muerte, eso sí.

-¿Cree en Dios?

-No, no creo en Dios. Me parece que fue Luis Buñuel quien dijo: «Me gustaría creer porque es mas cómodo». Pero cuando uno no cree, no puedes forzar la máquina.

-No sé si Dios existe, pero usted salió a hombros de la plaza Monumental de Barcelona sin llegar a torear, que es casi un milagro.-Sí, la primera vez que voy a los toros... ¡y salgo por la puerta grande! Fue surrealista y a la vez emotivo. Yo no soy taurino, pero fue justo después de la prohibición. No fui a la plaza porque me gusten los toros, sino porque estaba en contra de la prohibición. El torero Serafín Marín me brindó un toro ¡y lo indultaron! Al acabar la corrida, me subieron a hombros... y a la calle.

-A otra cosa... ¿José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy? ¿Quién quiere que gane las próximas elecciones generales?-Es una pregunta difícil, porque en mi opinión sería bueno que el PSOE se renovase y que cambiase a su líder, pero por otra parte me preocupa bastante que hoy por hoy la única alternativa sea Rajoy y un PP que no sabe a qué está jugando.

-Elija.

-No puedo elegir... No votaré a ninguno de los dos, ni a Zapatero ni a Rajoy.

-Imagine que se celebra un referendo y gana la opción independentista. ¿Qué pasaría?

-Pues para mí este país dejaría de valer la pena. Un país que es capaz de levantar fronteras en pleno siglo XXI me parece que es difícilmente sostenible, y no hablo solo desde el punto de vista económico. La verdad, me costaría seguir viviendo en Catalunya y en España. Yo siempre he creído en lo de unir esfuerzos.

-Muchos españoles no hacen el más mínimo esfuerzo para comprender a Catalunya.-Es como una pareja, un matrimonio o una familia... Cuando hay incomunicación, es por ambas partes, no solo por una. Muchas veces he discutido defendiendo a Catalunya ante actitudes cerradas. Considero que la lealtad institucional es importantísima. Me siento como un bombero apagando incendios provocados por los intransigentes de aquí y de allí. Es curioso, pero en Catalunya hay gente que te trata desde la superioridad moral. Te saludan y te dicen de buenas a primeras: «Bueno, lo haces bien, pero yo no pienso como tú». Te saludan alejándose de ti al primer instante. Entonces es cuando me convenzo de que yo tampoco pienso como ellos. En Madrid también hay gente que parece categorizar y criticar a todos los catalanes por igual.

-¿Y por qué le duele España?

-Los lazos sentimentales son muy importantes, pero también me duele en lo económico y en cuanto a la pertenencia a la Unión Europea. Me duele porque creo que España es un país que se ha modernizado y que ha avanzado en los últimos 30 años lo que no había logrado avanzar en muchos siglos.

Enlace al vídeo de la entrevista.

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