Notas de Prensa

Francesc de Carreras: ¡Que no lo gestione!

20-06-2009 | La Vanguardia

La gestión de grandes infraestructuras en Cataluña (AVE, nuevo aeropuerto) han sido gestionadas por el Estado. La Generalitat ha provocado, en cambio, grandes frustraciones (Estatut, financiación).

 

Durante esta semana la actualidad catalana se ha centrado en la inauguración de la nueva terminal del aeropuerto de El Prat, de hecho un nuevo aeropuerto. Parece que el edificio de Ricardo Bofill es magnífico – ya lo fue la ampliación de 1992, también obra suya – e incluso todo funciona a la perfección y hasta los aviones son puntuales. Estupendo, no estábamos acostumbrados.

El nuevo aeropuerto está financiado y construido por el Estado, dado que entra dentro de sus competencias. Tras superar las dificultades del terreno, sobre todo las de tipo medioambiental, la obra cogió ritmo y se ha terminado finalmente en el plazo previsto. ¡Felicidades! Pero tamaño éxito debería hacernos meditar.

En efecto, gobernar consiste en solucionar problemas reales, no en plantear falsas expectativas sobre problemas ficticios e irresolubles que sólo desperdician energías, tiempo y dinero para acabar, al fin, generando frustración. Efectivamente, Barcelona necesitaba ampliar su aeropuerto dado el enorme aumento de pasajeros y mercancías de los últimos años. Era un problema real y resoluble, al fin solucionado. Pero anotemos el dato: el responsable es el Estado, no la Generalitat.

Como también el Estado es responsable del AVE, que al fin llegó hasta Barcelona pero que ve interrumpido su camino hacia Francia porque las autoridades catalanas dejaron pasar muchos años hasta decidir si debía discurrir por Sant Cugat, por el centro de la ciudad o por el litoral. Si no fuera por esta incapacidad de tomar decisiones, hace años que el AVE ya habría llegado a la frontera francesa. De hecho – con la salvedad de su paso por Girona, vaya casualidad – el trazado hasta la frontera está prácticamente terminado.

Todo ello no puede ser una simple coincidencia. Algo pasa para que las obras públicas – e imagino que muchas cosas más - en las que intervienen nuestras autoridades autonómicas se eternicen, si es que empiezan. El cuarto cinturón y la conexión eléctrica con Francia ya son un vergonzoso tópico. De los plazos incumplidos de la línea 9 del metro de Barcelona ya casi ni se habla. En cambio, los medios de comunicación se deleitan morbosamente con las dos grandes desgracias que, por lo visto, están a punto de sucedernos: el Tribunal Constitucional dictará una sentencia “recortando” el Estatut y la Generalitat no tendrá la financiación que “se merece”. Hasta los verbos que se utilizan para tan tristes sucesos son cursis  e inapropiados, sin sentido alguno. Dos empeños inútiles, mal planteados y que sólo han servido para generar frustración.

Somos víctimas del Estado, sin duda. España no nos quiere. Bien. Pero, si así fuera, somos aún más victimas de la Generalitat. Mientras uno construye un gran aeropuerto, la otra apenas construye estaciones de metro. Se intuye una campaña para que la Generalitat gestione el aeropuerto. Por favor, ¡nooo!.

Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)

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