Notas de Prensa

Jaume Mestre: 'Gobernando para una edificante ficción'

23-12-2009 | C's

La reivindicación de las vegueries es paradigmática del catalanismo imperante. Proviene del anhelo de recuperar una unidad administrativa medieval, la vegueria.

 

La metáfora del oasis catalán tiene su sentido: es un espejismo. Y es que la política catalana prefiere moverse en la ficción en vez de la realidad, ya que, de hecho, se estructura en torno a la construcción de la ficción de un estado soberano catalán en lo que no deja de ser la descentralización del Estado español. Por eso el Tribunal Constitucional es la institución más odiada del trust catalanista. Le toca el incómodo papel de ir recordando cuál es la realidad jurídica en la que nos encontramos.
 
Esta circunstancia podría pasar como una inocua frivolidad jocosa de nuestros distinguidos próceres de la patria si no fuera que, aparte de descuidar sus cometidos verdaderamente trascendentes para la sufrida ciudadanía, la broma nos sale carilla a los catalanes.
 
Cataluña tiene el dudoso honor de ser la comunidad autónoma más endeudada de la pell de brau: 24.054 milloncetes de nada, el 12.1% del PIB catalán. Por supuesto, los oportunistas de turno lo atribuyen a que Espanya ens roba. Ahora bien, gracias al caso Pretoria y al caso Palau de la Música, ya sabemos quien nos roba en Cataluña. Mientras tanto, el supuesto Partit dels Socialistes de Catalunya para hacer frente al gasto autonómico se está planteando introducir el copago en la sanidad pública.
 
No hace falta decir que a nosotros nos parece mucho más socialista reducir, por ejemplo, ese abigarrado conglomerado pseudo-estatal que se ha ido construyendo en Cataluña que hacer de pago la visita al médico. Hay muchos sitios donde darle a la tijera: Consell de Garanties Estatutàries, Síndic de Greuges, Consell de l’Audiovisual de Catalunya, Consell Nacional de la Cultura i les Arts... Por supuesto, no están por la labor, de hecho, en aplicación del tan querido nuevo estatuto, por encima de eventualidades como la crisis, ahora lo que toca es el desarrollo de las vegueries.
 
La reivindicación de las vegueries es paradigmática del catalanismo imperante. Proviene del anhelo de recuperar una unidad administrativa medieval, la vegueria. Por supuesto, se trata de recuperar el nombre y, sin duda, disfrutar de la ficción de continuidad institucional respecto a la edad media, porque, afortunadamente, cualquier parecido con aquella institución o atisbo de continuidad respecto a ella no puede ser ni fruto de la casualidad.
 
La vegueria no pasará de ser una administración local de cooperación municipal para la prestación de servicios. Efectivamente, lo mismo que las comarcas y las provincias, por lo que, nuevamente, ya estamos creando instituciones innecesarias. Nuestros queridos próceres ya han advertido que lo que tienen previsto es la supresión de la tan española provincia. El único escollo es que al ser una administración estatal, hay que modificar una ley orgánica de nada. Ignoro, aunque lo dudo, si tienen ya un acuerdo al respecto, pero imagino que en lo que se refiere a la actividad de la administración central, el Estado seguirá utilizando la unidad provincial. Por lo que, además, añadimos confusión para rato.
 
Las vegueries, por el momento, parecen prometernos debates apasionantes. Está por ver cuántas tendremos, por el momento la cosa está entre 7 y 9 (el Penedés y la Vall d’Aran quieren la suya) y en Tarragona impera la desazón de si se ha de llamar Camp de Tarragona o Tarragona a secas. Mientras tanto, hay más de 700.000 parados en esta disortada pàtria, pero da igual, la realidad no les impedirá seguir gobernando para su edificante ficción.

Jaume Mestre, es miembro de la Sectorial de Jóvenes de C's

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