Notas de Prensa

La Europa que necesitamos

25-05-2014 | El Mundo

Necesitamos una UE fuerte y unida, más cohesionada en lo político, que inicie un proceso de reforma que nos permita mutar de la Europa de los mercados a la de los ciudadanos

El próximo domingo 25 de mayo, cuando a las 11 de la noche cierren los últimos colegios electorales en Italia, conoceremos los resultados de unas elecciones europeas que, como avisan las encuestas, habrán pasado desapercibidas para buena parte de los españoles. Cuando finalice el escrutinio y se anuncie la composición del nuevo Parlamento Europeo comprobaremos la incidencia definitiva del euroescepticismo y de los nuevos nacionalismos. A tenor de los sondeos, en España será testimonial la presencia de euroescépticos y los tres principales grupos parlamentarios europeos seguirán siendo los que representan las ideologías que han conformado la Europa actual: conservadores, socialdemócratas y liberales.

Conservadores y socialdemócratas han predominado en la mayoría de los estados miembros y vienen repartiéndose el gobierno de la UE legislatura tras legislatura. Pero su dilata experiencia de gobierno ha sido incapaz de evitar que sigamos inmersos en una crisis económica y financiera que dura demasiado. Las fórmulas aplicadas no han tenido el éxito esperado y se han impuesto los criterios de los estados más poderosos frente a los deseos y los intereses de los ciudadanos de otros estados, que han soportado directamente los estragos y las consecuencias de la crisis.

La virulencia de la crisis deriva también de la falta de cohesión política que dificultó la toma de decisiones desde el primer momento. Pero las soluciones aplicadas han penalizado especialmente a los países que, como es el caso de España, tenían una mayor afectación estructural y que han sufrido la tutela económica de la troika europea conformada por la CE, el BCE y el FMI. Una tutela que ha primado el interés de algunos estados miembros al tiempo que ha penalizado los derechos de buena parte de los ciudadanos europeos, especialmente los de aquéllos que más han padecido las consecuencias de la crisis.

La falta de cohesión política, sin una verdadera política común, consensuada y que armonice los intereses de todos los estados miembros y del conjunto de los ciudadanos europeos, ha generado también problemas distintos a la propia crisis económica pero no por ello menos importantes. A título de ejemplo citaré dos: Por un lado el drama cotidiano que se vive en la frontera sur de Europa, donde especialmente Italia y España se ven afectadas por un continuo aluvión de personas extracomunitarias en busca de un futuro que no tienen dada la precariedad política y económica de sus países de origen. Por otro, el cierre en falso de la crisis de Ucrania, potenciada por la mala lectura geoestratégica desde la UE y que, a día de hoy, mantiene un significativo riesgo de escalada que puede afectar muy gravemente la paz y la estabilidad en el este de Europa.

Necesitamos una UE fuerte y unida, más cohesionada en lo político, que inicie un proceso de reforma que nos permita mutar de la Europa de los mercados a la de los ciudadanos. Una UE en la que no predomine el interés de Alemania, Francia, Holanda o el Reino Unido, sino en la que prime la igualdad entre ciudadanos europeos, con una solidaridad efectiva que propicie el desarrollo homogéneo tanto en lo económico como en lo social. Una Europa que sea un proyecto común de todos y para todos los ciudadanos europeos. La Unión Europea que nos garantice no sólo la paz sino también el desarrollo, la prosperidad y la justicia social en las mejores condiciones para todos.

 

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