Opinión

Puigdemont en las guerras de Putin

02-11-2023 | El Mundo

Los informes del Parlamento Europeo indican los contactos estrechos y regulares entre funcionarios rusos y representantes de un grupo de secesionistas catalanes en España.

No hace falta leer al historiador Timothy Snyder para ser capaces de identificar la obsesión de Putin contra las democracias liberales europeas.

Como ex agente durante la Guerra Fría, al que la caída del Muro pilló en Alemania del Este, Vladimir Putin logró reinventarse y construir un sistema de poder iliberal en Rusia con muchos colegas. No es, por tanto, extraño que identificara de forma precoz las nuevas posibilidades de las redes sociales y de los algoritmos. Algoritmos entrenados para la fidelización de usuarios -y, en consecuencia, para alimentar sesgos específicos como terraplanistas o perfiles anticientíficos-. Y, desde luego, no resulta extraño que se hayan servido masivamente de los perfiles y las comunidades para la posterior polinización masiva de la polarización en el mundo occidental. Les falló Ucrania, pero eso daría para otro artículo.

La atribución de injerencias o ciberataques es materia complicada, pero al menos cuatro nacionales rusos -Alexey Valeryevich Minin, Aleksei Sergeyvich Morenets, Evgenii Mikhaylovich Serebriakov y Oleg Mikhaylovich Sotnikov- y el Centro Principal de Tecnologías Especiales (GTsST) del Mando Principal del Estado Mayor de la Defensa de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GU/GRU) recibieron medidas sancionadoras por ciberataques aprobadas en la Unión Europea el 30 de julio de 2020.

La Comisión especial del Parlamento Europeo sobre injerencias extranjeras en todos los procesos democráticos de la Unión Europea, en particular, sobre la desinformación, celebró una gran cantidad de sesiones, desde su comienzo en septiembre de 2020, en las que Rusia destacó claramente como agente de injerencia y desinformación de forma directa, a través de sus países amigos o utilizando agencias como el Grupo Wagner. En concreto, el año pasado hubo dos sesiones con expertos en las que se trató la injerencia rusa en Cataluña en apoyo a la estrategia secesionista e ilegal de Carles Puigdemont, antes y después de 2017.

El Parlamento Europeo ha realizado tres informes en el marco de la comisión especial. En todos ellos se indican los contactos estrechos y regulares entre funcionarios rusos y representantes de un grupo de secesionistas catalanes en España, señalando la necesidad de investigación y reconociendo que estos formaban parte de una estrategia más amplia de Rusia para desestabilizar a la Unión. Intoxicar y dividir a la opinión pública europea en los primeros días de octubre de 2017 no fue un éxito menor.

La operación de injerencia en Cataluña es, en todo caso, un ejemplo sofisticado de operación híbrida, ya que Rusia encontró un escenario fértil para probar su estrategia. Utilizó "herramientas híbridas, plurales y en diferentes niveles", según la Eurocámara. El análisis del Centro Europeo de Excelencia para la Lucha contra las Amenazas Híbridas (Hybrid CoE), radicado en Finlandia, indicó en abril de 2023 que un "enfoque integral capaz de identificar las conexiones entre todos los espacios y capas del ecosistema habría permitido comprender lo que sucedía, poner fin a la injerencia y anticipar futuros ataques". En todo esto parece que estuvieron Puigdemont y sus personas más cercanas, destacando Josep Lluís Alay.

La operación de injerencia incorporó en su diseño intervenciones combinadas, durante largos periodos, de agentes de campo, acciones de desinformación, acceso a órganos de Gobierno y utilización de agencias de noticias y medios digitales, como son Sputnik y Russia Today. Alexander Ionov, que facilitó las primeras noticias falsas del Kremlin sobre el independentismo, se enfrentaba a cinco años de prisión por una campaña de desinformación en Estados Unidos. España, a través de Cataluña, era una pieza del tablero diseñado por los agentes de Putin para desestabilizar el Estado de Derecho en un Estado miembro de la Unión y fomentar tras ello una polarización interna destructiva. Moscú ha invertido millones de euros en medios de comunicación rusos, pero también europeos, para crear un medio ambiente propicio para intoxicar.

No podemos olvidar la intensa y bien orquestada campaña de desinformación del Kremlin que fue penetrando a través de las redes sociales desde el año 2016.

Estos hechos no pasaron desapercibidos en algunos países europeos. En 2018, un comité del Parlamento británico denunció la injerencia rusa en Cataluña "a través de una mezcla de información engañosa y desinformación". Ese mismo año, el máximo responsable de la Inteligencia alemana, Hans-Georg Maassen, afirmó que Rusia había apoyado al independentismo catalán y expresó su preocupación ante la actuación rusa para fragmentar y dividir a la Unión. Tampoco de la Comisaría General de Información del CPN en 2019.

El portal estatal Sputnik publicó en septiembre de 2016 una crónica titulada: "Una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa". Posteriormente, Serguei Markov, ex diputado ruso del partido de Putin, reconoció en una entrevista concedida a El Periódico, el 22 de noviembre de 2019, haber ofrecido apoyo al proceso independentista catalán a cambio del reconocimiento de la anexión de Crimea. Hasta en tres ocasiones se entrevistó con los emisarios de Puigdemont. En 2019, este último defendió, en una entrevista exclusiva con Sputnik, el levantamiento de sanciones a Rusia.

En 2018, Víctor Terradellas, responsable de Relaciones Internacionales de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y presidente de la Fundación Catmón, fue detenido por presunto desvío de fondos públicos a través de subvenciones a entidades nacionalistas. En 2022, tuvo que declarar como investigado en el caso Voloh y, pocos meses más tarde, en diciembre, admitió públicamente por primera vez en France TV que Rusia les había ofrecido 10.000 soldados.

El consorcio internacional de periodistas OCCRP corroboró el año pasado que el 26 de octubre de 2017, un día antes de la declaración ilegal de independencia de Cataluña, viajó a Barcelona procedente de Moscú Nikolay Sadovnikov, el hombre para la diplomacia oscura de Putin. Sadovnikov, su compatriota Sergey Motin y el catalán Jordi Sardà Bonvehí se reunieron con Puigdemont en la residencia oficial del presidente de la Generalidad de Cataluña para ofrecer al entonces president una ayuda económica de millones de dólares y unos 10.000 soldados para garantizar la desconexión con Madrid. A cambio, los rusos pedían una legislación favorable para poner en marcha un sistema de criptomonedas en una Cataluña independiente.

Tanto Alay como Puigdemont confirmaron los viajes a Moscú del primero en 2019 "para la causa de Puigdemont", tal y como publicó el New York Times. Al menos, uno de estos viajes lo pagó la Generalitat. Alay declaró que fue para tratar "asuntos que interesan a la creación de un Estado independiente en un futuro".

Además, según avaló también el OCCRP, tres días después de que Tsunami Democràtic ocupara el aeropuerto de Barcelona, Sergei Sumin y Artyom Lukoyanov, que no son piezas menores en el entorno del Kremlin, volaron desde Moscú a Barcelona.

Tampoco es algo menor que Alay confirmara que se había reunido con Andrei Bezrukov. Bezrukov y su esposa fueron dos operadores encubiertos que vivieron en EEUU con nombre falso. No parecen, por tanto, reuniones de coros arcangélicos.

Finalmente, en junio de 2023, el Parlamento Europeo instó a una investigación exhaustiva y pidió la ayuda del Hybrid CoE para completar el sofisticado puzle de las injerencias rusas en Cataluña.

No hacen falta tanques para derruir los cimientos de un Estado de Derecho democrático desde dentro. Ahora sabemos que sólo hacen falta cantidades industriales de mentiras, enredos y enredadores. Pero, antes y después de 2017, los indicios apuntan a un caso posible de amenaza híbrida con la colaboración de Puigdemont y personas de su entorno.

Todo esto lo conoce el partido en el Gobierno, y no le provoca aversión pactar con el todavía prófugo de la Justicia. ¿La amnistía que nos espera hará perder en el tiempo tantos delitos y traiciones -incluyendo la colaboración con la injerencia de Putin- como lágrimas en la lluvia? Espero y deseo que la gigantesca operación de impunidad y de derribo constitucional no triunfe.

 

Lee el artículo de opinión de Maite Pagazaurtundúa en El Mundo.

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