La mayoría de los españoles acogen con indignación y sorpresa la negativa del PSC a apoyar en el Parlamento catalán una declaración institucional, o al menos un minuto de silencio, en señal de homenaje a los heroicos guardias civiles asesinados en Barbate y como repulsa por estos hechos.
La impúdica alianza del PSC con el separatismo dominante en Cataluña para no dar apoyo en Cataluña a las víctimas de un crimen que ha conmocionado España es una evidencia más de la falta de escrúpulos y el abandono de valores morales y políticos de los partidos que nos gobiernan. Apoyar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en su lucha contra el narcotráfico es el deber de todo político cabal, pero especialmente de quienes ejercen o han ejercido competencias sobre policía y seguridad ciudadana. Este es el caso del PSC y también de ERC, Comunes y Junts, estos últimos al mando de los Mossos durante décadas.
Se hacen declaraciones institucionales y se guardan minutos de silencio en el Parlament por variadas razones, haya o no vínculo territorial con Cataluña. Así, se han hecho minutos de silencio por las víctimas de violencia machista en Cataluña, por los atentados de Barcelona, por un atentado en Túnez en la que hubo dos víctimas catalanas... pero también por las víctimas de un naufragio en Libia o de sendos terremotos en Siria, Turquía y Nepal, por obvias razones de solidaridad humanitaria, pero con ningún vínculo político ni competencial para nuestra cámara autonómica.
¿Y si se hubiera tratado de un acometimiento de narcos a una lancha de los Mossos d'Esquadra en sus nuevas competencias costeras con resultado de muerte de dos de ellos? Desde luego, ello hubiera merecido también, para Ciutadans, por lo menos declaraciones institucionales y un minuto de silencio en el Parlament. En este caso, no creo que nadie dude de que los partidos separatistas y el PSC habrían secundado, o incluso impulsado, las mismas propuestas.
La lucha contra el tráfico de sustancias estupefacientes que entran en España por Cádiz y que acaban siendo consumidas en cualquier parte del territorio nacional, también en los barrios catalanes, la lleva a cabo especializadamente la Guardia Civil. Un cuerpo lógicamente con presencia en Cataluña, por supuesto compuesto también por catalanes, uno de los cuales murió y otro fue herido en esta lucha. Pero, pese a la evidencia de que el trabajo de la Guardia Civil es trabajo de todos y para todos nosotros, el PSC, los Comunes, ERC y Junts no quieren reconocer sus servicios ni su sacrificio. Y todos ellos son partidos gobernando o con larga experiencia de gobierno.
La deleznable negativa del separatismo a rendir homenaje a los asesinados y agradecer su labor, todos lo sabemos, se basa en remarcar que la Guardia Civil no es nuestra Guardia Civil y que Barbate es España y Cataluña no, por lo que el tema quedaría muy lejos y no nos atañe. Es ahí donde el ingrato y cobarde PSC, en vez de cubrirse de vergüenza priorizando sus serviles pactos con el separatismo, debió demostrar una mínima altura de miras, haber dado un paso al frente y haber apoyado el honrar institucionalmente a los agentes fallecidos y heridos y su sacrificada labor. Porque estos guardias civiles son, o lo fueron, servidores públicos a las órdenes de un gobierno socialista del que el PSC forma parte, guardias civiles catalanes y españoles que murieron heroicamente para evitar que la droga llegase a las calles españolas y, como no, también a las catalanas. Y merecían, por lo menos, un minuto del precioso tiempo de los diputados socialistas en el Parlament.
Carlos Carrizosa, líder de Ciudadanos en Cataluña.