Opinión

Por un feminismo abierto, transversal y pragmático

08-03-2025 | Ciudadanos

Manifiesto 8M

Desde la convicción de que la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es un desafío que nos interpela a todos, en Ciudadanos hacemos un llamamiento a un movimiento feminista abierto, transversal y pragmático, alejado de cualquier apropiación política. Es hora de sobreponernos, de una vez por todas, a la desigualdad que sufren las mujeres por la mera condición de serlo.

 

Todas las mujeres, sin distinción de religión, etnia, origen, identidad o condición, deben tener garantizada su seguridad y libertad, incluida la libertad de decidir sobre sus cuerpos. Por eso, frente a las propagandas vacías y la instrumentalización política, apostamos por una lucha basada en la puesta en marcha de medidas eficaces y efectivas que permitan que la igualdad de derechos, más allá de la teoría, se traduzca en realidades tangibles. Pese a que se ha avanzado mucho en el ámbito de la igualdad, los datos muestran que los esfuerzos siguen siendo insuficientes y nos obligan a actuar con urgencia.

 

En este 8M y cada día, abogamos por una educación en igualdad como herramienta fundamental contra la desigualdad. Necesitamos un cambio real en el modelo de relación social como base para el cambio hacia una vida en igualdad. Este debe ser impulsado no sólo por políticas de sensibilización y prevención, sino también través del refuerzo de programas específicos en colegios e institutos, que hagan tomar conciencia de este problema desde las edades más tempranas de desarrollo personal.

 

En 2024, 47 mujeres y 9 menores han perdido la vida a causa de la violencia de género, poniendo de manifiesto que, si bien el derecho de una mujer a vivir sin violencia está garantizado por acuerdos internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979) o el Convenio de Estambul, ratificado por España (2014), esta garantía legal no siempre se traduce en protección real, y la falta de recursos especializados dificulta una respuesta adecuada. Necesitamos contar con más juzgados especializados, más equipos de valoración integral y más policías de acompañamiento para una protección efectiva de las mujeres que sufren esta violencia. Por ello, instamos a todas las Administraciones para que pongan en marcha, dentro de sus competencias, mecanismos, procedimientos y recursos que apoyen el trabajo de información, asesoramiento, apoyo, acompañamiento, atención psicológica, orientación jurídica, recursos de alojamiento y medidas de seguridad para las víctimas de esta lacra.

 

Asimismo, es imprescindible promover una mayor participación femenina en el ámbito laboral y directivo, impulsando liderazgos femeninos y garantizando procedimientos libres de sesgos. La adopción de políticas de igualdad en las empresas y la transparencia en la composición de órganos de gobierno son herramientas clave para avanzar en esta dirección, pero también necesitamos reforzar la dotación presupuestaria para crear más plazas en escuelas infantiles y centros de atención a dependientes, aliviando la carga que recae mayoritariamente sobre las mujeres, limita su desarrollo profesional y perpetúa la desigualdad.

 

La brecha salarial existente entre hombres y mujeres en España es del 23,9%, lo que se traduce en que las mujeres ganan casi 5.100 euros anuales menos que los hombres. En torno a 4 millones de mujeres no llegan a cobrar el importe anual del salario mínimo interprofesional, sufriendo precariedad laboral. Todo ello evidencia una injusticia estructural que se entiende mejor al observar que son mujeres el 73% de los trabajadores a tiempo parcial en España, son mujeres el 96,8% de las personas que reducen su jornada para cuidar a personas dependientes, y son mujeres el 96,2% de las personas que solicitan excedencias para el cuidado de hijos menores de 8 años, sin contar, en el 74% de los casos, con el apoyo de sus superiores durante el embarazo. Además, la ocupación femenina disminuye conforme aumenta el nivel de retribución de los puestos de trabajo, lo que hace tangible el llamado techo de cristal. Se trata de un techo aparentemente invisible, ya que no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación implícita en la carrera laboral de las mujeres, pero un límite real difícil de traspasar, que supone la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres y manifiesta, una vez más, la necesidad de actuar.

 

Con las mencionadas propuestas para hacer frente a esta dolorosa realidad, nos desmarcamos tanto del negacionismo de la extrema derecha como de la hipocresía demagógica de la extrema izquierda, que utiliza esta causa como un pretexto para ganar votos y no resuelve ninguno de los problemas. La ley del "solo sí es sí" es un claro ejemplo de ello: una legislación mal planteada cuya entrada en vigor ha supuesto la excarcelación prematura de cientos de violadores, poniendo en peligro la seguridad de las mujeres y desvirtuando la lucha por la igualdad. Este tipo de políticas efectistas no solo no solucionan las injusticias, sino que las agravan y generan retrocesos alarmantes para la libertad.

 

Hombres y mujeres debemos caminar juntos hacia un futuro donde la elección entre carrera profesional o familia sea una elección libre, no obligada por falta de opciones de conciliación; un futuro donde ninguna mujer tenga que avanzar, por la calle o por su vida, con miedo; un futuro donde la igualdad no sea solo una promesa, sino una realidad tangible. La lucha por la igualdad es una cuestión de justicia, libertad y progreso que nos concierne a todos, una causa plural, inclusiva y colectiva, no apropiable, bajo ningún concepto, por ningún partido político. Solo desde la unidad, el compromiso, la valentía y la sensatez podremos construir una sociedad verdaderamente igualitaria, donde cada persona, con independencia de su género, tenga las mismas oportunidades y derechos, porque, sin igualdad, no hay libertad.

Volver