La transición energética es imparable. España, como tantos otros países, avanza hacia un modelo con fuentes renovables consolidadas; una necesidad ineludible para combatir el cambio climático y reducir la dependencia de combustibles fósiles y para ser independientes energéticamente de terceros países. Sin embargo, la forma en que se está llevando a cabo este proceso en muchos territorios rurales deja mucho que desear. Lo que debería ser una oportunidad para el progreso y la sostenibilidad se está convirtiendo, en demasiados casos, en una amenaza para el paisaje, el turismo y la economía de muchos pueblos.
El problema no está en las energías renovables, sino en la manera en que algunas empresas las están implantando. En su afán por desarrollar proyectos rápidamente y con el menor coste posible, han optado por llenar el territorio de líneas eléctricas aéreas y subestaciones que alteran gravemente el entorno. En lugar de apostar por soluciones respetuosas con el medio ambiente, han impuesto infraestructuras invasivas que dañan paisajes únicos, afectando no solo a la biodiversidad, sino también a sectores económicos esenciales como el turismo rural.
Este es el caso de nuestro pueblo Fuendetodos, pero también el de muchos otros municipios en toda España que ven cómo su identidad y su futuro están en riesgo. Fuendetodos, cuna de Goya y un destino turístico de referencia, ha comenzado a sufrir las consecuencias de un desarrollo energético descontrolado. Las líneas de alta tensión y las subestaciones eléctricas están alterando nuestro paisaje, un activo clave para nuestra economía. No se trata solo de una cuestión estética; el turismo rural, que depende en gran medida de la conservación del entorno, se verá seriamente afectado. Y con ello, la hostelería, los comercios y la vida de muchas familias que dependen de esta actividad. Es absurdo que en nombre de la sostenibilidad se comprometa precisamente aquello que da vida y atractivo a nuestros pueblos. Apostar por energías limpias no significa imponer proyectos a cualquier precio, sino encontrar soluciones equilibradas que beneficien a todos.
Siempre he creído que la legítima protesta debe ir acompañada de propuestas para buscar remedio. Y la buena noticia, en este caso, es que existen alternativas. El soterramiento de las infraestructuras eléctricas es una solución viable y ya aplicada en muchos países. Permite compatibilizar la producción de energía limpia con la preservación del paisaje, la protección del monte ante los incendios y el desarrollo económico de los territorios afectados. Si se exige a las empresas que hagan un esfuerzo adicional en este sentido, la transición energética podrá ser verdaderamente sostenible, sin sacrificar el patrimonio natural y cultural de nuestros pueblos.
Como alcalde de Fuendetodos, junto a muchos de mis vecinos y con el respaldo de mi equipo de gobierno y de mi partido, Ciudadanos, alzo la voz para exigir un modelo de energías renovables que no destruya nuestro entorno. Reclamamos algo esencial: respeto y responsabilidad. Por eso estoy dispuesto a soportar cualquier tipo de presión, venga de quien venga. No van a amedrentarnos. Ni promoviendo protestas en nuestros plenos municipales ni de ninguna otra manera. No vamos a rendirnos. Como buenos aragoneses, somos firmes en nuestras posiciones cuando sabemos que nos asiste la razón, como en este caso.
La implantación de energías renovables no puede hacerse sin escuchar a los pueblos afectados. Es hora de exigir a las administraciones y a todas las empresas que asuman su responsabilidad y adopten soluciones que garanticen un equilibrio entre el desarrollo energético y la preservación del territorio. Algunas empresas ya han entendido nuestro mensaje y nuestras necesidades y ya están optando por el soterramiento de sus líneas eléctricas en Fuendetodos. Otras no. Seremos siempre beligerantes contra los abusos, pero asimismo nuestra mano siempre estará tendida para trabajar juntos si realmente se respetan los intereses de nuestro pueblo Fuendetodos y de los demás municipios afectados. Porque las energías limpias son el futuro, pero solo si se implementan con respeto, visión de largo plazo y sentido común.
Enrique Salueña, alcalde de Fuendetodos (Zaragoza)